Muchas veces prometí dejar el opinador a un lado, practicar el aforismo
eres esclavo de lo que dices y dueño de lo que callas. Opinar sobre aspectos
cotidianos es tan peligroso como hablar en contra de Uribe o en favor de
Santos, para no alargar el cuento, hay alto riesgo de salir mal librado. Pero
me lanzo al agua y opino sobre el hábito en el que estamos metidos hasta los
tuétanos, los chat de WhatsApp.
La comunicación ha cambiado desde los tiempos del chat de Starmedia o de ICQ que me robaron tiempo para actividades más provechosas. Los albores del chat fueron en computador de escritorio y precarias conexiones a internet que hacían lenta la comunicación. Los celulares apenas aparecían y el empleo de la multimedia en los chat era una perspectiva razonable pero no disponible. No han pasado veinte años y ya podemos decir que el concepto de comunicación cambió. Se chatea tanto como se habla, a veces se prefiere el chat, es gratis, hablas cuando quieras y respondes cuando puedes, le anexas una foto, un emoticón, un vídeo, un texto, una canción y todo eso en la mano. No hay límites. Las cosas buenas de este adelanto tecnológico son evidentes, están ahí, de que otra manera se explica el éxito. Pero también tiene sus problemitas que con la ayuda de ustedes podemos explorar.
Algunas situaciones derivadas de usar el chat como medio de comunicación es dar por leído y aceptado lo que se escribió sin tener una confirmación expresa. Chatear al tiempo con varias personas puede traer consecuencias insospechadas. Se escribe una entrada dirigida a otra persona y se puede armar la de Troya. Darle al chat más importancia de la que tiene es otro problema frecuente. Por muy útil que sea este medio de comunicación, no es el apropiado para ciertos anuncios, como un matrimonio o citar para reuniones de carácter decisorio.
La alarma de mensaje entrante puede ser apremiante y molesta cuando es muy frecuente. Esto se observa en grupos recién formados con miembros muy activos en la red pero poco en sus trabajos. El consejo para no salir del grupo es, vaya a los ajustes, pulse notificaciones y quítele el sonido al chat de los grupos. Usted leerá las ocurrencias de sus amigos cuando le plazca y no por la presión de la alarma entrante.
Un consejo para la durabilidad y permanencia de un grupo en WhatsApp es evitar comentarios religiosos o políticos. Estos pueden resultar intolerables aun viniendo de buenos amigos. Como todo en la vida nos reunimos y compartimos por las afinidades. Sin embargo, ocurre que entramos entusiastas a un grupo en donde después notamos diferencias que nos obligan a salir. Así me ocurrió hace algunos días y se los cuento para terminar. Salí de un grupo de amigos debido a que la mayoría de las entradas eran de pornografía bastante subida. El genital masculino más insignificante medía lo menos veinte centímetros, de manera que para evitar la depresión inducida por la comparación me retiré del grupo.
La comunicación ha cambiado desde los tiempos del chat de Starmedia o de ICQ que me robaron tiempo para actividades más provechosas. Los albores del chat fueron en computador de escritorio y precarias conexiones a internet que hacían lenta la comunicación. Los celulares apenas aparecían y el empleo de la multimedia en los chat era una perspectiva razonable pero no disponible. No han pasado veinte años y ya podemos decir que el concepto de comunicación cambió. Se chatea tanto como se habla, a veces se prefiere el chat, es gratis, hablas cuando quieras y respondes cuando puedes, le anexas una foto, un emoticón, un vídeo, un texto, una canción y todo eso en la mano. No hay límites. Las cosas buenas de este adelanto tecnológico son evidentes, están ahí, de que otra manera se explica el éxito. Pero también tiene sus problemitas que con la ayuda de ustedes podemos explorar.
Algunas situaciones derivadas de usar el chat como medio de comunicación es dar por leído y aceptado lo que se escribió sin tener una confirmación expresa. Chatear al tiempo con varias personas puede traer consecuencias insospechadas. Se escribe una entrada dirigida a otra persona y se puede armar la de Troya. Darle al chat más importancia de la que tiene es otro problema frecuente. Por muy útil que sea este medio de comunicación, no es el apropiado para ciertos anuncios, como un matrimonio o citar para reuniones de carácter decisorio.
La alarma de mensaje entrante puede ser apremiante y molesta cuando es muy frecuente. Esto se observa en grupos recién formados con miembros muy activos en la red pero poco en sus trabajos. El consejo para no salir del grupo es, vaya a los ajustes, pulse notificaciones y quítele el sonido al chat de los grupos. Usted leerá las ocurrencias de sus amigos cuando le plazca y no por la presión de la alarma entrante.
Un consejo para la durabilidad y permanencia de un grupo en WhatsApp es evitar comentarios religiosos o políticos. Estos pueden resultar intolerables aun viniendo de buenos amigos. Como todo en la vida nos reunimos y compartimos por las afinidades. Sin embargo, ocurre que entramos entusiastas a un grupo en donde después notamos diferencias que nos obligan a salir. Así me ocurrió hace algunos días y se los cuento para terminar. Salí de un grupo de amigos debido a que la mayoría de las entradas eran de pornografía bastante subida. El genital masculino más insignificante medía lo menos veinte centímetros, de manera que para evitar la depresión inducida por la comparación me retiré del grupo.