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lunes, 13 de mayo de 2024

Palabras, palabras...

Hace algunos días escuché en la radio una noticia que llamó mi atención. Una plataforma para aprender idiomas hizo a una encuesta y encontró que Medellín es la ciudad de Colombia que usa el mayor número de palabras groseras en su lenguaje diario. El resultado no sorprende, es mas, si la encuesta hubiese indagado por el uso de palabras usuales convertidas en vulgares por el uso diario, la victoria era por goleada.

El lenguaje es un organismo vivo en constante evolución, moldeado por las dinámicas sociales, culturales y tecnológicas que lo rodean. Como reflejo de este cambio, el uso de nuevas palabras se convierte en un fenómeno inevitable, que enriquece el vocabulario y permite adaptarse a las nuevas realidades.

Un ejemplo de estas últimas sería gonorrea, palabra que, por supuesto no tiene nada de grosera, es un término científico, pero que debo decirlo se escucha feo y si viene pronunciada con acento paisa y con tono agresivo, se puede escuchar y sentir tan fuerte como la peor de las groserías.

A propósito de palabras a las que se les adjudican otros significados y los neologismos que van apareciendo en el léxico del español quiero decir que mis contemporáneos difícilmente podrán entablar una conversación fluida con los jóvenes de hoy, la cantidad de palabras nuevas o con significados cambiados es al menos impactante. Un ejemplo que me llama mucho la atención de estos neologismos es la expresión “cule”. Para los muchachos usar la expresión cule antes de una palabra le adjudica el concepto de abundancia, pompa o lujo. Ejemplo cule carro indica que el auto es lujoso. En el caso del “cule hueso” no significa muchos huesos, lo que indica es que lo referido es de malísima calidad. Ejemplo. Cule película hueso, la película es malísima. Muy curiosa resulta la combinación de cule con poco. Cualquier contemporáneo mío interpretaría al ver la palabra poco como abundancia de escasez, pues no, esta acepción del cule indica mucha abundancia. Cule poco e plata: mucho dinero.

Hay palabras regulares que ahora se usan con un significado o con un sentido diferente, ejemplos de estas podrían ser tóxico, esta palabra hace referencia a personas con comportamiento que produce sentimientos negativos o desagradables en los demás. Por extensión se usa tóxica para referirse a una relación en donde una de las partes se aprovecha de la otra. Las palabras que estando en el diccionario, no eran usadas tanto como ahora ni con el sentido que actualmente se les adjudica son literal, tema y matoneo.

Los idiomas también se nutren de términos traídos de otros idiomas. Un anglicismo que no era usado en mi adolescencia es espoilear. El significado es la revelación de detalles de la trama de una obra de ficción. Debo anotar que en español no disponemos de un termino mas exacto que revelación.

En lugar de ver el uso de nuevas palabras como una amenaza, debemos considerarlo como una oportunidad para enriquecer nuestro lenguaje y adaptarlo a las nuevas realidades. La incorporación de neologismos demuestra la vitalidad y flexibilidad del idioma, permitiéndonos comunicarnos de manera más precisa y efectiva en un mundo en constante cambio.   





martes, 13 de febrero de 2024

Low Cost



        

No se sabe quien es más sinvergüenza, si las aerolíneas de tarifas regulares que se comportan a la hora de ofrecer sus servicios como de bajo costo o los pasajeros que apoyados en los recuerdos de otras épocas, seguimos pagando más por menos. 
Oh tiempos aquellos del famoso servicio Ruana Roja de Avianca. Nunca se aplicará mejor aquella frase que dice: No se aprecia lo que se tiene hasta que se pierde.
Como olvidar las cómodas sillas de la clase turista de las que seguramente alguna vez renegamos, hoy son un trono real al lado de los torturadores asientos de Avianca y sus secuaces de la industria de la aviación que estrechan cada día más sus asientos para meter mas pasajeros, no siempre a bajos costos. Ni que decir de los jugos de cajita, antes regalados, y hoy cobrados a tarifas de restaurante con tres estrellas Michelin.
Daba gusto ser un viajero frecuente, la llamada al mostrador de la sala VIP para un acenso a primera era siempre esperada. La comodidad de la silla y el jugo de naranja servido en vaso con hielo y unas achiras eran la recompensa del viajero frecuente, tampoco se crea ahora que era mas.
Hoy tomar un vuelo de cualquier duración puede ser una real tortura, sobre todo para aquellos que medimos mas de un metro setenta. No hay forma de salir bien librado de una silla estrecha, con el acojinamiento muy delgado y que difícilmente se reclina. 
No se crea que es por no pagar una silla cómoda. Es que si estoy pagando una tarifa regular entonces tengo derecho a una silla al menos como las añoradas. Si pago “low cost” me voy a quejar al CAI como dijo Arturo Reyes al Tino. 
Hoy cobran por aparte sillas, equipajes, alimentos, entrada a salas VIP y todo lo que se ocurra. Lo único que no es de bajo costo es el boleto de viaje. De estos las tarifas se ajustan por cualquier motivo. Vaya a comprar un pasaje para las temporadas llamadas altas en la tarifa mas económica(XS). Deberas pagar dos a tres veces el valor de la temporada regular y todavía te queda por definir si quieres pagar una silla un poco mas cómoda, el equipaje necesario y todas las otras amenidades o servicios    que hacen parte de las tarifas regulares.
Parece que las aerolíneas estuvieran empeñadas en acabar con  su negocio y con la famosa industria sin chimeneas.