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domingo, 30 de diciembre de 2018

El verbo colaborar


Con frecuencia se menciona que el español es un idioma muy rico, amplio y otros adjetivos que ilustran las bondades de nuestra lengua materna. Sin embargo, los usuarios del castellano ocasionalmente inventamos giros idiomáticos que resultan inapropiados, afectando la belleza de nuestra lengua. Tal es el caso del verbo poner. Este pobre verbo casi cae en desuso por cuenta de un quisquilloso que reencauchó el proverbio catalán del siglo diecinueve: sólo las gallinas ponen. Desde entonces, con tal de no ser comparados con las aves de corto vuelo, el verbo poner se cambia por todos los sinónimos posibles que por supuesto no siempre caben. Los invito a leer una magistral ponencia en defensa del verbo poner escrita por Don Juan Gossain. 
Traigo a colación el cuento del verbo poner para referirme al también uso inapropiado del verbo intransitivo colaborar. Para explicar mi posición, comienzo por mostrar la definición de colaborar según el diccionario de la Real Academia de la Lengua. 
1.        Trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra
2.        Escribir en un periódico o revista, sin pertenecer a la plantilla de redactores.
3.        Contribuir (Concurrir con una cantidad)
Es decir, el verbo colaborar se usa, en su primera acepción, cuando una persona trabaja con otras en pos de lograr un objetivo. El objetivo, en general, beneficia al que recibe la colaboración. Ocurre, incluso, que el colaborador cumple su tarea sin recibir recompensa. En ese orden filológico de las ideas el verbo colaborar se utiliza mal cuando funcionarios que atienden público, reciben quejas o trabajan en el área de servicio al cliente usan la frase: Espere un momento ya le colaboro.
La labor de estos funcionarios amerita el uso de verbos como resolver, solucionar, atender, suministrar, informar, arreglar y seguramente muchos otros, pero no el verbo colaborar. Luego la dichosa frase utilizada en los ámbitos mencionados no tiene cabida. Mucho menos cuando el solicitante del servicio lo hace en trance de una queja. Usar el verbo colaborar cambia el sentido de la acción, pareciera que quien debe resolver el problema es el cliente. Señores de servicio al cliente, cuando un usuario se comunica con su oficina por tener dificultades con su marca, no esta pidiendo colaboración. El usuario quiere resolver un problema y ojalá ¡ya!
Don Juan, ¿será que estoy muy quisquilloso como aquel de las gallinas o tengo algo de razón?  

sábado, 29 de diciembre de 2018

El aguacero

Había que correr, lograr un buen puesto en la tribuna y evitar la mojada producida por el inminente aguacero era sin duda pretencioso, pero había que intentarlo.
Miguel y yo, teníamos boletas para el partido Colombia contra Ecuador por las eliminatorias. Como buenos colombianos y costeños decidimos ir en combo, el día resplandeciente invitaba a un buen plato deportivo y familiar, era la primera vez que asistía con él a un partido de la selección. El combo, completado con dos colegas, salió retrasado para el estadio como era de esperarse cuando se trata de integrar las voluntades de un grupo con ánimo festivo. La tarde que lucía espléndida a la hora de salir con tiempo, comenzó a oscurecerse durante nuestro tardío tránsito hacia el metropolitano. "Que vaina, va a llover" pensé mientras veía como negros nubarrones se acumulaban justo encima de nuestro destino. 
¿Qué hacemos? ¿Dónde parqueamos? Preguntas inútiles cuando estás consciente de lo que viene pierna arriba. Parqueamos lo mas cerca que el retraso permitió, al salir del auto el olor a lluvia y la brisa fría presagiaban un fuerte aguacero. Las primeras gotas eran tan grandes que levantaban tierra al caer. Todo el mundo corría buscando donde guarecerse, pero no había refugio posible, corrimos hasta donde pudimos y sólo el final de una inmensa cola nos detuvo. 
Todavía hoy me pregunto ¿cuál fue el motivo para quedarnos al final de una cola a la intemperie en medio de semejante aguacero? Ahora, no éramos los únicos, de la cola hacían parte todos los personajes que se ven usualmente por estas ocasiones. Los integrantes de la cola decidieron disfrutar el aguacero, menos yo. Seguramente ninguno de ellos fue niño asmático con madre protectora. En mi cabeza retumbaban las recomendaciones de la infancia: "no te mojes con agua lluvia" "no te serenes”, “te vas a apretar". Para acabar de ajustar, los rayos no se hicieron esperar. Cada trueno me hacia recordar una conferencia del maestro Rosselli sobre la mortalidad por tormentas eléctricas. Miguel, mientras tanto, guardaba un prudente silencio, seguro notaba mi angustia ambivalente, salirse de la cola y perder el puesto o pescar un resfriado o un rayo. La respuesta no admitía ninguna duda, seguíamos en la cola.
No sé cuanto tiempo duramos en la cola recibiendo agua a cántaros, lo que sí sé es que todo se mojó. Resultaron damnificados por el diluvio boletas, billetes, zapatos y mi celular que literalmente murió por ahogamiento. Los principales damnificados, sin embargo, fueron mis hijos y futuros nietos porque las recomendaciones maternas hechas durante toda mi niñez, sobre bañarse en un aguacero, se cumplieron, aunque parcialmente.  No me apreté, no hubo crisis de los bronquios, pero pesqué un resfriado que duró una semana. Ahora les quiero decir que vuelvo a hacer la cola y me vuelvo a mojar y todo lo demás con tal de ver ganar a Colombia y cantar el himno nacional en el metropolitano ¡Emocionante! 

jueves, 27 de diciembre de 2018

Comprar en un outlet


Los Estados Unidos ejercen sobre los latinoamericanos una fascinación particular. La imponencia de sus ciudades, la tecnología puesta al servicio del hombre, las facilidades para los discapacitados, sus innumerables parques de diversiones, los interesantes museos y en fin tantas cosas que se inventan los norteamericanos para sacarle la platica al turista hacen que valga la pena volver a visitar al gran hermano.  Una de las atracciones más solicitadas por los turistas de todas las procedencias es ir de compras a un "outlet".
 Casi con delirio y premura se organizan para ir al "outlet" mas grande, al que tenga todas las marcas, no importa cuán lejos se encuentre. Se alquilan camionetas, carros, todos los hoteles tienen diseñado su paquete, para llegar de alguna forma, ojalá antes de que abran los almacenes, cosa de preparar bien el "asalto".
 El hecho concreto es que una vez en el sitio, la única frase válida es "nos vemos aquí en tantas horas" dándose la partida a un rally de compras inimaginable. Se compra porque lo encargaron, porque le gustó, porque esta bonito, porque se puede necesitar, porque no tenía de esas, porque tengo pendientes unos regalos, porque viene la Navidad y no sé cuántos porqués mas.
Se preguntarán al momento de leer esta nota porque de manera intencionada omití la razón fundamental para asistir a un outlet. Ya que ni el más ponderado de los turistas dejará de anotar que los precios en estos almacenes son "bajísimos", que casi están regalando los productos. No hay tal, si bien es cierto que todos los almacenes en las paredes de atrás tienen artículos realmente económicos, estos ya son los saldos de los saldos, llevan meses tratando de ser vendidos, algunos lucen como usados, de manera que solo un absoluto desprevenido compraría un saldo de esos. Mientras tanto, a la entrada de los almacenes, se encuentran artículos de colecciones recientes pero que salieron de los nuevos catálogos de la marca y que pueden comprarse por unos dólares menos, pero no a los famosos precios de regalo que tanto anhelan los compradores. Hasta aquí en realidad no hay mayor dificultad, el problema es que al presupuesto de compras en el outlet debe adicionarse los costos de llegada al outlet y el embarque de lo comprado, equilibrándose los costos de la compra. Veamos lo que les digo, el transporte hasta el outlet puede costar unos 45 dólares por persona, la maleta extra, adquirida por pasarte de compras, cuesta en promedio 50 dólares y la penalidad por peso o por maletas en el aeropuerto unos 35 dólares. Total, 100 a 150 dólares se adicionan al presupuesto por cuenta de la logística, lo que ya no hace tan barato el viaje a los outlets. Sin embargo, la visita a los outlets tiene una insospechada ventaja que en nada se relaciona con los aspectos comerciales.
Así es, hacer compras en un outlet implica caminar y hacer dieta lo que se convierte en una estrategia terapéutica muy completa para el control de las dolencias producidas por él reumatismo. Está bien descrito que a las señoras mientras recorren el outlet de arriba para abajo les desaparecen todos los dolores, pueden caminar durante todo un día sin el mayor asomo de cansancio y cargar mil bolsas de todos los tamaños sin chistar una queja. Al excelente ejercicio aeróbico que implica caminar por horas se adiciona que se les quita el hambre, no van a comer para tener más tiempo de hacer compras, esto se traduce en una dieta que facilita bajar esos kilos adicionales que tanto impactan la autoestima y también a las articulaciones. Es por todo esto que los norteamericanos tienen una razón más para visitarlos, el descubrimiento de otra herramienta para el tratamiento del dolor articular y el sobrepeso, una visita para hacer compras en sus outlets.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

¿Dónde están los niños?

Sinceramente quiero estar equivocado. Debería esperar los pronuciamientos de los entendidos en la materia. Debería esperar los datos estadísticos de los que manejan las cifras. Quizás fue un momento, una circunstancia, no sé. Debo dejar claro que no se trata de un mal entendido, nadie me lo contó, no fue chisme de vecinos afectados por el trasnocho y el guayabo, no. Lo vi con mis propios ojos, o mejor dicho, no lo vi. Este 25 de diciembre en los parques y conjuntos residenciales que visité no vi balones de fútbol en los jardines, vi pocos padres empujando bicicletas, no vi niños corriendo detrás de una bola, no vi niñas peinando Barbies. Sin exagerar, vi pocos niños en el parque. 
¿Dónde están los niños?, me pregunté, ¿qué se hicieron los balones, las muñecas, las bicicletas? No creo que tantos pelaitos se portaron mal, perdieron el año escolar y el niño Dios los castigó, eso no pasa. Será que el niño Dios entró en huelga en protesta, legítima por lo demas, por la preferencia con la costumbre extranjera de Santa Claus? Quizás como los niños de hoy quieren hacer todo por instagram, whatsap o por correo electrónico y en el cielo no hay de eso y menos en un pobre pesebre, entonces no se enteró de los regalos pedidos a travez de las redes sociales.
¿Qué pasó con los juguetes tradicionales que todos los niños salian a lucir orgullosos a las calles y a los parques? Esperaremos los resultados de los analistas de mercados, las cifras de ventas en los grandes almacenes y los datos de expertos en la materia que seguramente nos diran lo que ya intuimos. El balón de fútbol tradicional perdió su partido con FIFA 2019, Las pistolas de juguete, perdieron su batalla con “Call of duty” y todos los juguetes perdieron la pelea con las tabletas electrónicas y los video juegos. 
No lo veo mal, son los juguetes de ahora, eso fue lo que el niño Dios les trajo por ser unos buenos pelaos durante el año. El juguete electrónico no es el problema. La preocupación reside en la salud presente y futura de estos niños sedentarios. Los pediatras ya advierten sobre el problema, esperemos que los padres tambien lo entiendan y tomen medidas para que la salud de las nuevas generaciones no se vea afectada por el uso de los nuevos juguetes.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Noche de paz


En un frío 24 de diciembre de 1818, el pastor Joseph Franz Mohr (1792-1848) decidió visitar a su amigo Franz Xaver Gruber (1787-1863) Faltaban pocas horas para la misa de navidad y necesitaba un villancico que motivara a los feligreces. Llevó consigo un poema que había escrito dos años antes. Esperaba que su amigo, maestro de escuela y también maestro de coro y organista de la iglesia, pudiera poner música a su poema. Para sorpresa de Mohr, Franz Gruber compuso la melodía de "Stille Nacht" en tan solo unas horas ese 24 de diciembre de 1818.
A pesar de ser organista, Gruber debió componer la musica para guitarra debido a que las inudaciones de cercano rio Salzach averiaron el órgano de la iglesia. Pocas horas después de terminar la composición, Gruber y Mohr se pararon frente al altar de la iglesia de San Nicolás en Oberndorf para romper el silencio de ese “Stille Natch” con su nueva composición. 
La Iglesia de San Nicolás fue demolida a principios del siglo XX. Las inundaciones deterioraron la construcción obligando a la ciudad de Oberndorf a trasladarse a un lugar mas seguro, 800 metros río arriba. Alrededor de 1920, se construyó una nueva iglesia parroquial, y una pequeña capilla conmemorativa, la Stille-Nacht-Gedächtniskapelle que reemplazó a la original iglesia de San Nicolas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el villancico se hizo tan popular que las personas asumieron que la melodía debío ser compuesta por algun famoso compositor, Beethoven, Haydn o incluso Mozart. Aunque Gruber reclamó por escrito su autoría antes de su muerte en 1863, las dudas persistieron durante el siglo XX. La pregunta se resolvió oficialmente en 1995 cuando se autenticó un arreglo de "Stille Nacht" de Joseph Mohr. En la esquina superior derecha del manuscrito, Mohr había escrito las palabras: "Melodie von Fr. Xav. Gruber ".
Alrededor de 1832, cuando la melodía de Gruber fue interpretada por cantantes de folk del valle de Ziller de Austria, varias notas musicales se modificaron, y la melodía "Silent Night" se convirtió en lo que hoy conocemos. Pero la Stille Nacht Gesellschaft (Silent Night Society) de Austria no solo trabaja para proteger el legado de Mohr-Gruber, sino que fomenta el uso de las notas originales que compuso Gruber.
En Austria "Stille Nacht" es considerado un tesoro nacional. Tradicionalmente, la canción no se puede reproducir públicamente antes de la Nochebuena y se prohibe su uso comercial. Contrasta esto con la situación en otros países, donde se puede escuchar "Silent Night" en centros comerciales o incluso hacer parte de un anuncio de radio o televisión. Sin embargo, "Silent Night" disfruta de una venerada posición entre los villancicos de todo el mundo, sin importar cómo se llame o en qué idioma se interprete.
La primera presentación conocida de "Stille Nacht" en los Estados Unidos tuvo lugar en la ciudad de Nueva York en 1839, unos 24 años antes de la publicación de una versión en inglés del villancico. Los cantantes de la familia Rainer de Austria incluyeron la versión alemana de "Stille Nacht" en su repertorio durante una presentación en el Monumento a Alexander Hamilton cerca de la iglesia Trinity. La traducción de "Silent Night" interpretada hoy en inglés apareció por primera vez en 1863, el año de la muerte de Franz Gruber, y unos 45 años después de la interpretación inicial de la canción en Austria. El autor de habla inglesa era desconocido hasta 1959, cuando se determinó que era el sacerdote episcopal John Freeman Young, asignado en el momento de su trabajo a la misma Iglesia de la Trinidad asociada con la presentación de "Stille Nacht" en 1839.
El villancico fue cantado simultaneamente en ingles y alemán durante la tregua de navidad de 1914 en la primera guerra mundial. El dia de navidad los soldados alemanes comenzaron a cantar el Stille Nacht a lo cual los soldados britanicos contestaron con el Silent Night propiciando la tregua.
En español se registran varias versiones, la primera es atribuida a Federico Fliedner teólogo germano español en el año 1871. Al final les dejo las estrofas mejor logradas de este villancico en nuestro idioma.

Noche de paz, noche de amor
Llena el cielo un resplandor
en la altura resuena un cantar:
os anuncio una dicha sin par
que en la tierra ha nacido Dios
hoy en Belén de Judá
Hoy en Belén de Judá

Noche de paz, noche de amor
Todo duerme en derredor
sólo velan mirando la faz
de su niño en angélica paz
José y María en Belén
José y María en Belén

Noche de paz, Noche de amor!
Todo duerme en derredor
Sola se escucha en un pobre portal
De una doncella suvoz celestial
Duerme, mi dulce Jesús
Duerme, mi dulce Jesús

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor.
Entre sus astros que esparcen su luz
Bella anunciando al niñito Jesús
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de paz

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor
Sólo velan en la oscuridad
Los pastores que en el campo están;
Y la estrella de Belén
Y la estrella de Belén


Enlaces recomendados:
https://www.youtube.com/watch?v=S2Hu7KDYG3E 

jueves, 13 de diciembre de 2018

"Ya que"

El primo Gustavo me lo había advertido hacía mucho tiempo. Con su experiencia bien ganada como padre de familia, sabía lo que significaba el “ya que”. «Ojo, me dijo, ponte en guardia cuando te digan frases como, “Mijo, ¿no te parece que las paredes están sucias?”. Pilas, de la pintada de la pared no te salvas, pero trata de que el “ya que” no resulte tan costoso.»
Para los que aún no lo captan, el “ya que” consiste en que vamos a pintar la casa y, ya que estamos en eso, cambiamos el piso, y ya que cambiamos el piso, pintemos las puertas de los cuartos, etc, etc.
Total, el “ya que” resulta siendo más costoso que la idea original.
Hace algunos días mi señora expresó su preocupación por lo maltrechas que se veían las puertas de los baños. ¡Quién dijo miedo! Inmediatamente riposté, cual boxeador en combate apretado: 
“Nombe, amor, si están muy bien”.
Los consejos de Gustavo me daban vueltas en la cabeza, ya sabía lo que me venía pierna arriba. Lo que no sabía era que ya estaba noqueado. No había nada que hacer. La observación del deterioro de las puertas no había sido casual, venia estratégicamente acompañada de un recto de derecha contundente a la mandíbula. “Mañana viene el carpintero a revisarlas, para hacer una cotización”.
“Bueno”, respondí noqueado desde la lona y practicando el aforismo si no la puedes vencer, únetele. “Que venga y miramos. Después de todo, las puertas se ven un poco acabadas”. 
Y, para no alargarles el cuento, el “ya que” fue idea mía: una cocina nueva.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Un saludo, un abrazo

Saludar puede ser el acto humano más simple con mayor trascendencia en el inicio y mantenimiento de las relaciones personales y sociales. Me atrevo a pensar que al momento de saludar se revelan las intenciones del alma. Una palabra, una expresión, un gesto o cualquier otra manifestación que exprese atención, cortesía o afecto puede ser utilizada como saludo al momento de un encuentro o despedida.
El saludo tiene una secuencia de eventos única y constante que siempre se produce y que tiene un orden. Cruzar la mirada y el reconocimiento facial constituyen la primera fase del saludo, esta fase, aunque fundamental en el acto de saludar, no constituyen el saludo mismo. Usted no puede saludar a alguien que no ve o a quien no reconoce. Una vez se produce el reconocimiento facial ocurre la segunda fase del saludo que llamaré la respuesta motriz. El saludo se puede abortar antes de la segunda fase, es decir antes de producir la respuesta motriz. Si usted cruza su mirada y reconoce a alguien a quien no quiere saludar, se hace el pendejo, mira para otro lugar y cambia de rumbo. La más mínima respuesta motriz será detectada y siempre recordada. 
Volviendo a la expresión o respuesta motriz, esta va desde un simple y poco expresivo gesto, como subir las cejas, hasta la más elaborada y excéntrica combinación de movimientos vistas en los saludos de jóvenes pertenecientes a comunidades afrodescendientes. Estrechar las manos con firmeza, lanzar un beso flotado, dar unas palmadas en la espalda, el encuentro de mejillas, un beso apasionado o cualquiera otra expresión motriz utilizada para saludar, siempre va a reflejar el nivel de afectividad producido por el encuentro o despedida.
De todas las respuestas motrices observadas en los saludos la más expresiva y cargada de afecto es el abrazo. Al momento de un apretón de brazos también se habla, se llora, se ríe, se brinca, se baila, se besa, se siente. Nada como percibir el calor y la presión de un abrazo sincero y afectuoso de aquel ausente que reaparece en nuestra vida. 
En un buen y sincero abrazo se resume, sin palabras, el afecto, el amor, la solidaridad, la entrega. Por todas estas razones llorar, reír, gritar, brincar, bailar o besar en medio de un abrazo estrecho y apasionado, será un momento inolvidable para todo aquel que lo viva y lo disfrute.

domingo, 28 de octubre de 2018

No hay la mas remota posibilidad

En la creciente del Cesar, Rafael Escalona describe las peripecias de un enamorado,
“yo encontré un camion voltiao
y el chofer iva corriendo
por que estaba enamorao
lo encontré contra matao
con las dos piernas quebrá
me dijo que no era na
por que estaba enamorao”
Y es que un hombre enamorado hace o promete vainas de las que después, no digo que se arrepiente, pero al menos emite un pensativo, carajo.
Dejo en este momento claridad de que no estoy pensando en las cosas que haría influido por el estímulo de conquistar un nuevo amor. Para mi fortuna con el amor de Maruchis, mis hijos, mi mamá y la familia tengo y me basta. Estoy pensando en las cosas que no haría ni de vainas, aquellas para las cuales tengo acuñada y patentada la frase, no existe la más remota posibilidad de que haga tal cosa o tal otra.
Por ejemplo, no existe la más remota posibilidad de comprar entradas para ver películas de terror. No pago por sentir miedo ni de vainas, no tiene sentido. Algunos de mis contertulios dirán que soy un miedoso, no me afecta en lo más mínimo. Desde hace rato me proclamé y por escrito, como capitán inamovible del equipo de los “cagaos” léase miedosos.
Por razones diferentes a los temores nocturnos tampoco me subo a una montaña rusa, a una rueda de Chicago o a cualquier atracción de parques o ciudades de hierro que tengan como motivo de diversión causar vértigo. Me mareo, me vomito, no tengo la culpa. Tendría como nueve años cuando monté por vez primera en uno de esos juegos mecánicos, para ese edad desconocía la fragilidad de mi aparato vestibular. Me senté con mis primas dentro de la cabina y empezamos a girar rápidamente, todo era risas y diversión. La dicha duró poco, unos segundos después de iniciados los divertidos giros, mi cabeza daba más vueltas que el aparato en donde estaba montado. No veía la hora de que el juego terminara, me sentía totalmente aturdido. El fuerte mareo se acompañó de una vomitada de proporciones faraónicas. Fue de tal magnitud la mareada que todavía hoy la recuerdo perfectamente. No hay la más remota posibilidad de subir en cualquier aparato que sirva para producir vértigo.
Tampoco me subo en algo que se eleve al cielo con proporciones inferiores a un avión de doble turbina. Avionetas, helicópteros, globos aerostáticos, paracaídas, parapentes y demás objetos voladores de pequeñas facturas serán vistos volar por mí desde la segura y tranquila tierra. Tampoco hay la más remota posibilidad de montarme en un aparitico dé esos.
La edad de las aventuras terminó, ahora prefiero ver los toros desde la barrera, tal vez será un poco aburrido pero sin dudas es más seguro.
PD: Han pensado que cosas les hacen decir la frase, no hay la más remota posibilidad de...

Perfectos desconocidos

Perfectos desconocidos es una película italiana, con versión española, que aborda el tema de las relaciones humanas y la privacidad en este mundo digital. Con una buena dosis de humor y de presión psicológica, la cinta muestra lo que ocurre cuando un grupo de buenos y viejos amigos decide, por una noche, permitir que los mensajes llegados a sus teléfonos celulares sean compartidos por todos. Desastre garantizado, si bien la mayoría de los adultos no tienen nada que ocultar, siempre existe la posibilidad de encontrar archivos o de recibir mensajes que son de naturaleza privada, no aptos para el consumo masivo. Imagínense lo que puede ocurrir si usted, ademas, sí tiene mucho que ocultar como se ve en la cinta de marras.
El cuento viene a que la tecnología de las comunicaciones se involucra, de tal forma, en la vida actual que en los celulares se registran todas las actividades del diario vivir. La inmediatez de las redes sociales y el ávido lente de las cámaras celulares parece no tener fronteras. Todo lo que ocurre en los alrededores de un celular es susceptible de ser filmado y posteriormente enviado vía redes sociales a, literalmente, todo el mundo. Es tal la seducción que produce la dichosa camarita del teléfono móvil que se toman fotos y videos de todas las actividades humanas posibles, incluyendo las más íntimas y es allí en donde empiezan los problemas. Porque resulta que hay algo más seductor que tomarse fotografías en todos los modos posibles. Ese algo es chismocear, fisgonear o simplemente mirar las fotografías o los mensajes que otros guardan en la memoria del dichoso aparatico. Y en ese momento, caballero, la vaina cambia de castaño a oscuro. Usted tiene unas fotos, digamos, comprometoras y a su pareja o mamá le da por ver sus archivos o leer su WhatsApp; o peor aún, a usted se le olvidó eliminar un archivo embarazoso y le pasa su celular a alguien para mostrar otras cosas. Desde el momento en que se acuerda y hasta que borra la prueba del delito, se suda el petróleo suficiente para resolver la crisis energética mundial.
Por eso, para evitar esos malos momentos y malos entendidos evite las fotografías o los mensajes comprometedores. No olvide que cualquier registro gráfico o de texto, por muy inocente que parezca, siempre será susceptible de la tradicional y pringamosera pregunta ¿quien es esa o ese? Y así, comenzó Troya.

“En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”


William Shakespeare

Y donde está el piloto

Con frecuencia ocurre que los miembros de una familia se dedican a una misma actividad. Los hijos siguen los pasos de abuelos, padres o tíos creando verdaderas dinastías en algún campo laboral o de las artes. Este fue el caso en mi familia, por la línea paterna del abuelo Forero. Mi padre, dos tíos y algunos primos se dedicaron a diferentes aspectos relacionados con la aeronáutica. De manera que mi relación con los viajes y aviones comenzó bien temprano. Mi gusto por viajar, desarrollado desde la primera infancia, auguraba tener un comandante de avión en las filas de la familia, cargo que para esa época aún no había sido cubierto por ninguno de los herederos de la tradición familiar. 
Sin embargo, un pequeño problemita se presentó de manera simultánea con los primeros vuelos realizados. Mi sentido del oído y capacidad para tolerar los mareos es más que pobre, me mareo viendo una rueda de Chicago. Los pilotos aprenden a volar en aviones pequeños, que son sometidos a multiples turbulencias, nada que hacer, hay que buscar otro candidato. El gusto por volar y por los viajes, que sin duda lo tengo, va en relación directa al tamaño del avión en donde vuelo. Es decir me siento a mis anchas, no me cambio por nadie, me monto todas las veces que quieran y por el tiempo que quieran en un avión grande, de aquellos que tienen una menor probabilidad de sufrir por turbulencias. Entre más grande mejor, más contento, más lo gozo, menos mareos. Pero cuando se trata de montarse en un mosquito volador con pasajeros la cosa es a otro precio. No mis amigos, la época de volar en avioneta, helicópteros, globos aerostáticos, dirigibles y demás congéneres está superada. No me monto en un chocorito de esos ni por plata. Que son muy seguros, que aterrizan en cualquier parte, que pueden planear, de acuerdo lo puedo aceptar, pero se zarandean de lo lindo y yo mareado vomito hasta el apellido.
Viajar, si, a donde quieran, pero en un avión de 120 pasajeros o más, con el tamaño adecuado, haciendo el honor a la frase utilizada por algunos que dice: “el tamaño sí importa”.

La selección Colombia


Aprendí a ver fútbol oyéndolo. Como alguna vez conté, los domingos la familia se reunía, en la casona de la prima Cuya,  alrededor de un viejo pero eficaz radio de tubos Phillips a escuchar las vibrantes narraciones del negro Edgar Perea. Eran domingos de fútbol y de Junior, la selección Colombiana no hacía su debut en mi vida y pasión futbolera.
La pasión por la selección comenzó más tarde de la mano de un costeño ancestral, casi proverbial, Efraín “el caimán” Sanchez. La selección dirigida por esta leyenda del fútbol colombiano llegó hasta la final de la copa America de 1975. Con una defensa casi barranquillera, Segovia, Boricua y el Toto casi que nos sentíamos oyendo jugar a Junior. Willinton, Diaz, Retat, Umaña, Arboleda, Zape y Miguel Escobar completaban el tremendo equipo subcampeón de esa copa. Esa selección como dijo algún titular de prensa de hace algunos años: nos sacó del closet. Metió a la selección en nuestras vidas y se quedó para siempre.
Ver un partido de la selección es un rito casi sagrado en donde no se admiten intromisiones.
Primero, prefiero verlo a solas o con poca gente. Los comentarios los prefiero mesurados y no acalorados, ni del negro Perea me aguantaba sus comentarios. Por eso digo que falta hace Hernan Pelaez.
Segundo, debo escuchar la narración y comentarios de la radio, por supuesto. Ya les dije que me crié con el Phillips y sigo así, con el volumen del televisor en off y oyendo la radio, de principio a fin, todos los preámbulos y todos los comentarios.
No me gusta que me interrumpan mi comunión con la radio, de manera que preparo mi ritual con tiempo y ansiedad para ver jugar a la tricolor. Fíjense que digo ver jugar, no me interesa una selección que gane haciendo un papelón. Me gusta que jueguen, que toquen, que pongan el balón como un corozo, que muestren el fútbol que nos gusta en Colombia y si ganamos, mejor.
Hoy juega Colombia su paso a octavos de final del mundial. Ojalá juegue bien, como lo hicieron frente a Polonia. Si juegan bien el fútbol recompensa y deben ganar. Si pierden, jugando bien, no importa, es un juego, otro día será. Por lo pronto comienza mi ritual para ver un partido de la selección, espero poder hacer más rituales este mes.

domingo, 15 de julio de 2018

Un grupo, una familia.

Hace algunos años, en el claustro de la Universidad del Norte, el azar reunió a un grupo de jóvenes en trance de iniciar sus estudios superiores. Habían salido de la casa paterna debajo de las enaguas protectoras de la madre con el alma cargada de expectativas, sueños y también temores. Un variopinto grupo de jóvenes procedentes de varios rincones del país fue conformándose al ritmo y rigor de una carrera exigente. Las complejas ciencias básicas decantaron el grupo, las sufridas ciencias clínicas delinearon el carácter. En el crisol de la universidad se fundieron conocimientos y experiencias, sinsabores y alegrías que se cristalizaron el 15 de julio de 1988. Ese mágico día lleno de felicidad y orgullo, producía también incertidumbre, recibir el cartón de Médico Cirujano no terminaba la ruta trazada por el destino. Las puertas para el ejercicio profesional y para la vida misma se abrieron ante ellos, ahora solos y sin conocer lo dispuesto por el creador para su futuro, debían tomar el camino.
Veinticinco años después, el grupo se encontró casi sin proponérselo. El feliz reencuentro demostró que el destino los llevó por caminos similares. Las experiencias obtenidas fueron necesarias para pulir el corazón y el conocimiento de aquellos médicos jóvenes. El rural, los primeros trabajos, el matrimonio, los hijos, migraciones a otros países, nuevos retos profesionales, éxitos, fracasos, conocer las patologías de sus pacientes, la ausencia definitiva de seres queridos, asumir sus propias enfermedades, experiencias formadoras de un caracter único. Como el vino se necesitan años para lograr una buena maduración. Aquellas experiencias y el inexorable paso del tiempo hicieron homogéneo al grupo, las diferencias iniciales se igualaron, no valía la pena volver a separase. 
Hoy, 30 años después relucen los frutos del esfuerzo realizado. Aquellos jóvenes estudiantes del 88 son ahora, un grupo de profesionales exitoso que aporta a la sociedad su sólido conocimiento. Pero también son una familia que disfruta de esa amistad sincera nacida en medio del azar universitario y que ahora se mantiene, por la tozudez que da la vida y la felicidad que produce el reencuentro.

domingo, 10 de junio de 2018

Desazón y Zozobra


Desde el domingo de elecciones para acá, registro ciertas sensaciones que no recuerdo haber sentido antes en mi vida. Busqué el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para cerciorarme de definir bien mi sentimiento. La primera palabra encontrada que podía describir mi estado fue Desazón. Esta palabrita, de uso poco frecuente, es definida por el mencionado diccionario, en su tercera acepción, así: Disgusto, pesadumbre, inquietud interior.
Si, pensé, desazón recoge algunos de los sentimientos que percibo. Disgusto, porque los resultados del domingo pasado dejaron más polarizado al país. Pesadumbre porque Fajardo, candidato que nos sacaba de la polarización, perdió por muy poco. Inquietud interior, porque no sé qué esperar de los candidatos que van a segunda vuelta.
Pero desazón resulta no ser suficiente para cubrir lo que siento. Entonces me dije, debe haber algún sinónimo que amplíe lo ya mencionado.
Tomé el diccionario de sinónimos y efectivamente encontré la palabra que completa mi estado actual de pensamiento. A la desazón ya manifestada se adiciona la zozobra.
Esta palabra denota estado de inquietud. El que percibe zozobra percibe entre otras cosas, intranquilidad, preocupación, ansiedad, incertidumbre.
Si, estoy intranquilo porque las posturas de los dos candidatos no me generan confianza. El uno dice, acomodándose, que el proceso de paz continuará su ruta. Pero hasta hace muy poco los mayores representantes de su partido hablaban de hacer trizas el acuerdo. No tengo dudas en relación a los defectos del acuerdo de paz con las FARC, pero tengo la certeza de que acabarlo es un mal mayor.
El otro, también acomodándose, dice que nada que ver con el populismo, constituyente, conflicto de clases y otras cosas más, cuando hasta hace muy poco estas eran sus banderas.
La preocupación aumenta cuando encuentro desde ya, en todos mis contertulios, posiciones totalmente polarizadas. Amigos totalmente identificados con las tesis de Petro que jamás me hubiera imaginado. Claro que ni hablar de los Uribistas, con ellos cualquier pronunciamiento en contra de su líder es tomado como personal.
Este estado de polarización me genera las dos últimas acepciones de la zozobra, ansiedad e incertidumbre. Ansiedad para que el paso por este “Rubicón” sea rápido y ojalá sin mayores problemas e incertidumbre porque como nunca, siento que Colombia está en esa posición difícil que se resume en la frase: con cara ganas tú y con sello pierdo yo.

El oráculo de Delfos


La notoria sensibilidad en el tema político, vista por estos días, hizo que la reflexión, Desazón y Zozobra, fuera debatida ampliamente. Piter, mi amigo y hermano de la vida, con su notable erudición,  expresó argumentos contundentes en contra de mi preocupación frente a los resultados de la próxima elección presidencial. El resumen de su postura es que no hay motivos para asombrarse, lo visto hasta ahora es el resultado esperado de los hechos políticos ocurridos en el país. Empezó y terminó su exposición de motivos con la frase, Elías, bienvenido a la democracia.
Mastiqué las ideas de Piter y las rumié con las también interesantes y diversas reflexiones que la mencionada nota produjo en Facebook. Para después de muchas vueltas en mi pensamiento, contarles cuál es mi humilde reflexión sobre las posibles consecuencias del próximo debate electoral. Mejor dicho me metí a futurólogo, aquí voy:
Los dioses, al ver mis preocupaciones electorales, me recomendaron una pasadita por la oficina del oráculo de Delfos. El hombre esta que se trabaja porque ya nadie lo consulta. Los políticos de ahora prefieren a J.J Rendon y otros advenedizos sin historia. En fin, me fui a la página Web del oráculo, ya no es necesario ir a Delfos y le pregunté:
Dime oráculo sabio, qué va a ocurrir con el próximo gobernante de nuestra amada patria?
El oráculo respondió, como siempre, para ser interpretado.

Por Colombia, me preguntas?
del debate, el resultado?
Interpreta mis respuestas,
ojalá sean de tu agrado

En la izquierda no caminan,
ni los propios compañeros.
Si el congreso no funciona,
cuatro años perderemos

Si el paisa quiere ganar,
Al del ubérrimo debe evitar.
Si violencia no quiere tener,
Los acuerdos debe mantener

Lo que quiere decir, palabras más, palabras menos, que ninguno va a poder gobernar a sus anchas. A Petro el establecimiento le limitará al máximo sus ejecutorias sean buenas, regulares o malas, populistas o no. Sin mayorías en el congreso le será imposible gobernar. Lo siento por la izquierda romántica, está vez tampoco será.
El caso de Duque es distinto, gran parte del establecimiento está con él y podrá sacar adelante sus proyectos. Pero si Uribe y amigos toman preponderancia y hacen lo que la izquierda teme, entonces lo ocurrido durante la transición del gobierno Lleras Restrepo al de Pastrana Borrero fue un juego de niños en comparación con lo que ocurriría hoy.
Ojalá se equivoque el oráculo.

lunes, 4 de junio de 2018

El Vicioso


Soy incapaz de juzgar a las personas que sufren de una adicción. De primera mano, entiendo el significado y las implicaciones que tiene ser un adicto. No lo digo por la formación médica y mucho menos en tono de broma, la expresión lanzada tiene toda la realidad, crudeza e implicaciones del tema.
Soy un vicioso. Entiendo lo que siente un adicto cuando se encuentra en estado de abstinencia. Entiendo al dependiente cuando a sabiendas del perjuicio que puede causar su vicio, monta una justificación mental y sucumbe ante el objeto o la sustancia adictiva.
También sé lo que un adicto siente cuando ingresa a los lugares en donde se expenden estas sustancias. Es más, puedo hacer un listado de los mejores lugares donde se pueden conseguir mis adicciones. Peor aun cuando se sufre de una dependencia, no importa la calidad del lugar en donde se consigue el vicio.
Al ingresar a cualquiera de esos lugares, el adicto entra con la certeza de que esta vez no va a caer en la trampa. En esta ocasión podrá vencer a la adicción. No va a consumir. Sin embargo, el cerebro en estado de dependencia comienza a decirte, solo un poquito, eso no hace daño, hace tiempo que no consumes. Se presenta entonces el nerviosismo, la sudoración, te dan ganas de salir del lugar, pero no, nada que hacer. Comienzas a sentir que las glándulas salivares están trabajando al máximo, la frecuencia cardíaca se aumenta, los pies te llevan sin quererlo al lugar en donde dispensan tu veneno.
Pareciera que el objeto adictivo se apoderara de tu cerebro y comienza a llamarte, ven, tómame, úsame, disfrútame, ven, aprovecha tu oportunidad.
En ese momento todas las prevenciones, todas las recomendaciones, todos los propósitos de enmienda quedan en la nada. Las papas rellenas, las panochas rellenas de queso, los deditos de Olaya entre otras sustancias adictivas, siempre acompañadas de una Coca Cola bien fría sabor original, por supuesto, vencen la frágil resistencia. Las calóricas y grasosas viandas son devoradas con rapidez, mirando hacia los lados como escondiéndome, quizás para evitar a mí odioso superyó que me recrimina por la mínima falta o, en realidad, para evitar que los pacientes a quienes recomiendo, por su salud, una dieta baja en carbohidratos y grasas se enteren de mi debilidad y me saluden utilizando una de las tantas acepciones del ajá barranquillero, con tono de sorpresa: Doctor, Ajá y qué?

domingo, 27 de mayo de 2018

El establecimiento

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El establecimiento
Luego de varias semanas de debate electoral llego a la misma conclusión intuida en los albores de la contienda, tenemos buenos candidatos. Incluyendo a la exfiscal Vivían Morales que poco figura en las encuestas, y sin considerar a los que están por debajo del 1% en la intención de voto, los colombianos tenemos seis candidatos con las condiciones necesarias para ser presidente.
Este hecho que puede parecer muy afortunado es, para mí, el gran problema en el que está metido nuestro país. Si bien las encuestas traen resultados a favor y en contra de unos y de otros, lo que al final va a pasar, producto de la pluralidad vista hasta ahora, es que el ganador va a tener al “Establecimiento” en su contra.
El establishment o establecimiento, eufemismo muy gringo pero excelente, para llamar a cierta clase dirigente de los países que llevan en la sombra los hilos del poder, no debe estar muy contento con los resultados de las encuestas.
Duque, ganador hasta ahora de las encuestas, representa a un sector del establecimiento, pero tiene en su contra a medio país que no quiere ver a Uribe nuevamente metido en la casa de Nariño.
Petro, sí que la tiene dura. Sus votos están en los jóvenes y en los estratos bajos, muy importantes en el caudal electoral, pero de establecimiento nada. Petro, con todo el establecimiento en contra, le será imposible gobernar. De ganar este candidato, Colombia perderá cuatro años de su historia.
Fajardo, tampoco tiene establecimiento, si hace bien las cosas lo pueden apoyar, pero está corto de votos. Para colmo de sus males, su fórmula vicepresidencial es lo más anti-establecimiento que puede haber, situación que lo mete en problemas. Sin establecimiento y sin muchos votos, probablemente no le alcance para segunda vuelta.
Vargas, al igual que Duque, tiene la otra mitad del inefable establecimiento, pero por su conocido talante se puede decir que lo mastican, pero no lo pasan. Si logra poner a marchar la maquinaria puede funcionar, pero por ahora está de cuarto en la intención de voto y lejos de la segunda.
El pobre De la Calle ya no tiene ni establecimiento ni votos. Lástima, es el mejor candidato gramo por gramo, como dirían en el boxeo, pero la vorágine de la paz y los malos movimientos del gobierno Santos, lo dejaron en los rines.
Total, aunque hay buenos candidatos en todas las tendencias y con los pergaminos para ser presidente de este país, el establecimiento no tiene un candidato con el que se sienta conforme y por tanto no va a dejar desarrollar un gobierno en paz.
Que vaina...

domingo, 6 de mayo de 2018

La interjección Ajá


La interjección ajá
Hace algunos años una prestigiosa profesora universitaria y traductora, de origen franco árabe, estaba en problemas con un texto que debía llevar al francés. La dificultad consistía en que no encontraba como traducir la frase “santo cachón” en su contexto original. Una llamada al único costeño disponible en la zona, yo, fue necesaria para salir del atolladero. Durante treinta minutos trate de explicar las diferentes acepciones que un costeño puede entender de la frase. Sinceramente, todavía hoy creo no fui lo suficientemente claro con la profesora. Espero que la traducción de aquella canción vallenata de los 90 conserve el mensaje que el autor pretendía.
El comentario va a que para entender bien un dialecto hay que vivir en la zona en donde se habla. Se imaginan ustedes a esta respetable profesora tratando de traducir de manera correcta un “ajá” La parte fácil de la traducción la trae el diccionario. Aja se clasifica como una interjección que demuestra aprobación, asombro o sorpresa, hasta aquí, todo en orden.
El problema es que los habitantes del Caribe utilizan la mencionada interjección para resumir, en una palabra, innumerables situaciones del diario vivir. Ajá se torna en una grandilocuente palabreja con significados diferentes dependiendo en buena medida del tono de voz utilizado y de manifestaciones no verbales como manotear, levantar una ceja, sonreír y otras más. El “tonito” y las manifestaciones mencionadas acompañan el pronunciamiento de esta corta pero útil palabrita otorgando el sentido a las cosas. 
Para los habitantes de la región Caribe, entonces, ajá es una palabra de múltiples significados. Se utiliza como expresión de sorpresa, de apremio, de malicia, de asentimiento, de fastidio, de aceptación, de resignación, de ponerse de acuerdo, de cierre de una frase, como complemento a algo que no se sabe expresar, de cuestionamiento. Todo dependerá de la situación y de las expresiones no verbales que acompañen su uso.
Puede decirse, sin temor a equivocarse, que el Ajá supera en “acepciones” al más global “carajo” a la muy garciamarquiana “mierda” y a la también autóctona “Eche”
Es tal la cantidad de acepciones que se pueden derivar del uso del ajá, que no me imagino a un traductor de origen extranjero tratando de entender y traducir del costeño a cualquier otro idioma la respuesta de un caribeño cuando dice, “porque ajá”

domingo, 22 de abril de 2018

Etapas de vida


Desde hace algunos días he caído en la cuenta de que el inexorable paso del tiempo me trajo el envejecimiento. Cuando niños anhelamos que el inefable tiempo avance rápido, para abandonar la edad de los permisos. Los de cuatro quieren tener ocho para obtener la licencia de subir a los juegos más extremos, los de ocho quieren tener doce para poder ir a películas de los de quince y los de quince quieren tener 18 para entrar a los bares. Los primeros y escasos años de la juventud se nos van en querer llegar a ser adultos.
Llegamos a la edad adulta, la etapa más larga de la vida, terminando de estructurar una carrera y empezando a organizar una familia. Los dos productos por los que seremos llamados a calificar servicios al final de los días. La importancia de esos productos, familia y carrera, requieren de todo el tiempo posible. Hacer un prestigio en la profesión escogida, cualquiera que ella sea, requiere de tiempo y sacrificio. Ese prestigio bien ganado, también con el tiempo, permitirá, quizás, organizar y criar bien a una familia que ocupará todo el tiempo restante. Es en ese momento en el que té debates entre cuidar y ver crecer a la familia y mantener un buen prestigio profesional cuando te ves en el espejo y oh sorpresa, ves a tu papá. ¿Hola viejo, cuando llegaste?
No, no es el viejo Cami, soy yo.
A qué horas me salieron esas canas, a qué hora me salieron esas arrugas. El inexorable paso del tiempo me trajo el envejecimiento. La etapa más larga de la vida se fue como agua entre las manos.
Allá, en la intimidad del baño, viendo a mi papá en el espejo, ¿me pregunté en qué momento pasó todo ese tiempo? El problema es que a esa pregunta para la cual tengo una clara respuesta, me surgió otra. ¿Cuánto tiempo me queda?
Cuando joven se gasta y quizás se pierde tiempo. Ahora, no tengo tiempo para gastar, ahora tengo poco para invertir.
Los cincuenta es la edad del darse cuenta, la juventud se acaba y la vejez llega, en ¿qué invertir el tiempo?
Lejos de acongojarme por la evidencia, lo que me siento es feliz. Primero, mis dos productos, familia y carrera, aunque no totalmente terminados ya se pueden presentar.
Segundo, tengo tantas cosas divertidas para hacer, en este tiempo, que no voy a poder darme cuenta, otra vez, que llegué a viejo.


jueves, 12 de abril de 2018

Sorpresas de un turno

La populosa capital vivía una noche como cualquiera otra, lluvia pertinaz, frío y caos vehicular. Por aquellos días, trabajaba en un centro médico localizado en los límites de la Bogotá desarrollada y la Bogotá agreste. El centro se nutría de pacientes estrato dos a tres que no recibían una buena atención en el sistema y que lograban ganar algún dinero extra para costear una consulta de medicina general particular. Esa noche, Martha me llevó al “Chuzo” o puya sapos como llaman, peyorativamente, a estos centros en los estratos altos de la medicina capitalina.
La noche pintaba bien, tres consultas en espera, 50% para el médico de turno, 50% para el dueño. La enfermera de turno era una veterana con experiencia y varias virtudes, entre ellas una importante, preparaba una changua de buena factura. Hoy al recordarla me pregunto, ¿Qué será de su vida? Me caía bien.
Al llegar noté una pareja sentada al lado de mi consultorio, la joven se notaba adolorida y el parejo compungido por verla sufrir. Los hice pasar rápido.
¿Qué tienes? En ¿qué te puedo ayudar? - Mis preguntas de rigor.
Casi que entre dientes y con un marcado acento campesino de la zona boyacense respondió que tenía cólicos, la respuesta se acompañó de unas lágrimas y un sollozo que produjeron mayor atribulación del acompañante. Las respuestas a mis preguntas no permitían discernir la causa del dolor. La timidez propia de su cultura y el dolor limitaban el análisis que se podía derivar de sus muy parcas respuestas.
Desde muy temprano, en mi carrera como médico, aprendí que si al ponerme en pie para examinar a un paciente no sabía cuál era su problema, tampoco lo sabría al examinarlo. Sin embargo, me levanté de la silla, el interrogatorio no conducía a nada y el acompañante me pedía con su actitud que hiciera algo.
Una vez acostada en la incómoda camilla, un prominente abdomen se descubrió sin aviso.
La pregunta no se hizo esperar:
¿Está embarazada?
No, respondió tímidamente
Durante el interrogatorio no informó con certeza la fecha de la última regla. Ese abdomen parecía de un embarazo de término. No había nada más que hacer, un tacto vaginal debía ser incluido dentro de la evaluación. Le pedí a la enfermera que trajera guantes, que me acompañara a la evaluación y le pedí al acompañante que saliera a la sala de espera.
La palpación del abdomen era consistente con un útero en estado de gravidez avanzado. Me puse los guantes y oh sorpresa.
Nada más entreabrir los labios mayores y el fino cabello de un bebé emergía. La señora estaba en la fase del parto conocida como expulsivo activo. No había tiempo de nada. Ese niño nacería en cualquier momento.
Me quité los guantes y salí a la sala de espera. El acompañante me miró con la misma cara de angustia que tenía desde la llegada.
Vas a ser papá, dije con tono conciliador.
Un silencio tan frío como el de la capital se produjo al instante. La noticia cambió la cara de angustia por una de perplejidad que no recuerdo haber visto más nunca en mi vida.
Con voz trémula respondió:
“Solo la conocí hace cuatro meses”



Mi voto por.......



Voy a votar por.......
En un país de abstencionistas, hoy es pregunta obligada en toda reunión, por quien se va a votar.
Para fortuna nuestra y haciendo honor a la verdad, se debe dejar claro que el grupo de candidatos a la presidencia puede catalogarse como bueno, todos con sus bemoles, pero en general buenos aspirantes.
Convencido de la importancia de votar a conciencia y de no votar por aquel favorecido en las encuestas, decidí plantear algunas características, importantes en mi concepto, que debe cumplir el candidato de mi elección.
En primer lugar y por encima de todas las otras cualidades, tiene que ser honesto. Debe tener experiencia en el manejo de la gran política; debe ser amigo del proceso de paz; no quiero que sea busca bullas y que ojalá esté por fuera de la maquinaria. Como soy de pensamiento centro izquierda, me gustaría que se moviera en esa zona del pensamiento político. Nada mas, no muy compleja la exigencia, veamos cómo están los candidatos con relación a mis gustos políticos.
Voy a partir de la base de que todos los contendientes son honestos, pues no se les ha demostrado ninguna irregularidad, sin embargo debo anotar que soy muy amigo de los botones, por el refrán que dice: “para la muestra un botón”. Y en este campo de la honestidad hay botoncitos por ahí. Movimientos "Non Sanctos" de allegados al Dr. Petro durante su alcaldía en Bogotá; las indelicadezas con la información en su hoja de vida del Dr. Duque y la muy conocida mermelada del Dr. Vargas me hacen dudar, en este rubro, de esos candidatos.
El manejo de la gran política solo lo tienen bien aprendido los candidatos Vargas y De la Calle, ambos expresidentes y con años de carrera. Los demás tienen experiencia pero por una u otra razón, en este aspecto, les falta.
Amigos del proceso de paz declarados, Petro, Fajardo y De la Calle. Vargas de dientes para afuera y de Duque no se sabe. El punto del proceso de paz, aunque muy importante, no requiere mucho análisis.
El rey de la maquinaria ni hablar, Vargas, pero Duque tiene lo suyo y está muy claro que los demás, no la tienen. Me dirán que De la Calle, candidato del partido Liberal también lo acompañan las "Catapilas", puede ser, pero a mi juicio las maquinarias  del partido Liberal trabajarán con el ganador de las encuestas, no con su candidato.
Está muy claro que De la Calle y Fajardo se enmarcan dentro del pensamiento de centro izquierda, mientras que la izquierda con la representación de Petro, un exguerrillero con maneras de "Dandy" no la acabo de entender. Por los lados de la derecha, al candidato Duque lo acompañan algunas facciones de derecha con peligrosas ideas en los campos de libertades ya ganadas, que son inimaginables, de manera que en este aspecto no voy con su propuesta. Vargas no es ni lo uno ni lo otro, su pensamiento es hagamos política como sea. De manera que en pensamiento me quedo con Fajardo o De la Calle.
En conclusión mi análisis me llevaba a dos candidatos: Fajardo o De la Calle.
En ese momento me acordé de una característica olvidada en el análisis anterior, que no fuera busca bullas!!!
Y mi voto es..........secreto

domingo, 25 de marzo de 2018

Los zapatos de Iván Duque.


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Antes de anotar una breve reflexión sobre el acontecer nacional, quiero dejar muy claros los siguientes puntos:
1.       No soy uribista y tampoco soy antiuribista.
2.       No soy santista ni tampoco soy antisantista.
3.       No pertenezco a ningún grupo político de izquierda, centro o de derecha.
4.       Mi pensamiento político y social al igual que mis votos son a favor de cualquier movimiento que busque la prosperidad para Colombia.
Dejando claro que mi pensamiento en este momento no se debate entre izquierdas o derechas, centros ni laterales, quiero expresar mi desazón o preocupación si se quiere, por la situación del candidato Iván Duque.
No quisiera estar ni por un momento en los zapatos de este magnífico senador y mejor candidato a nuestra presidencia. No se necesita ser un genio de la política ni un gurú electoral para darse cuenta que este señor es un excelente candidato. Tiene presencia, sabe hablar, tiene en sus respuestas siempre un tono mesurado y cuando se trata de responder con números, los tiene todos en su cabeza. Candidatazo.
¿Cuál es su problema entonces?
Según se desprende de las múltiples notas publicadas en redes sociales durante el fin de semana, Duque tiene, nada más y nada menos, que decir y hacer todo lo que el expresidente Uribe diga y todo lo que el uribismo proponga. Menudo problema para alguien que por encima se ve que es capaz de tener sus propias ideas. Mientras se identifique con las ideas de nuestro “proceloso líder”, no habrá problemas, pero el día que piense diferente, el día que sus ideas no se ajusten con las de sus áulicos, será Troya. Del nuevo Santos traidor no lo bajarán.
Es realmente ofensivo tanto para Duque como para Uribe que la opinión pública vea al candidato del centro democrático como un títere del expresidente o de la colectividad. Sin embargo, no lucen bien, en una campaña que apenas comienza, los trinos uribistas relacionados con lo que Duque hará o dejará de hacer durante su eventual gobierno.
No habrá alguien que le diga al Dr. Uribe lo mismo que le dijo el rey de España, don Juan Carlos de Borbón, al presidente Chávez en aquella cumbre iberoamericana del 2007……
Mil excusas por la intervención en política.