Translate

viernes, 16 de diciembre de 2022

Dulce veneno(Médicos)


Para mi pesar, la vieja y conocida frase que dice: todo lo que me gusta engorda, hace daño o es pecado, ha sido confirmada una vez más. En esta ocasión, la encargada de confrontar mis non sanctos gustos fue la revista británica de medicina. Resulta que un estudio publicado por un grupo francés -dedicado a investigar sobre la seguridad cardiovascular de los sustitutos sintéticos del azúcar- demostró que los edulcorantes artificiales (especialmente el aspartame, el acesulfamo de potasio y la sucralosa) se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias1

Los hallazgos publicados en septiembre de 2022 indican que estos aditivos alimentarios, consumidos a diario por millones de personas y presentes en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa saludable y segura al azúcar. No sobra mencionar que el impacto negativo de los edulcorantes en las enfermedades cardiovasculares ya fue sugerido por observaciones experimentales, sin embargo los resultados de estudios en humanos y en vida real eran limitados. Es por eso que los datos obtenidos por este trabajo, a partir de una cohorte prospectiva de gran escala, con más de 100.000 pacientes incluidos, en donde evaluaron todo tipo de hábitos de consumo de estas sustancias son tan relevantes.

Las consecuencias del consumo de azúcar no están limitados al efecto sobre los capilares del sistema cardiocerebrovascular. Se ha demostrado que la ingesta excesiva de glucosa, fructosa, sacarosa y jarabe de maíz de alta fructosa en la dieta occidental puede causar trastornos metabólicos e inducir el aumento de mediadores inflamatorios y ciertas citocinas proinflamatorias en diversos tejidos, lo que conduce a la resistencia a la insulina y a la inflamación crónica de bajo grado. Este estado proinflamatorio inducido por las bebidas azucaradas juegan un papel clave en la patogenia de la artritis reumatoide (AR). 

En una encuesta de seguimiento, los investigadores encontraron que las mujeres que beben lo equivalente a un dólar diario en bebidas azucaradas tenían un mayor riesgo de AR seropositiva en comparación con las mujeres que no consumen estas bebidas, con un mayor riesgo entre las mujeres mayores de 55 años. Otra razón por la cual las bebidas azucaradas pueden causar AR, además de su importante papel en el mosaico autoinmune, es que impactan de manera notable al microbioma. Se sabe que el alto consumo de bebidas endulzadas con glucosa y fructosa reduce la flora beneficiosa en el intestino, especialmente Prevotella, que se ha encontrado tiene estrecha asociación con la patogenia de la AR2

Lo triste de estos resultados es que llegan cuando ya estábamos cerca de lograr un armisticio con los fabricantes de estas sustancias en donde nosotros, los amigos del dulce, terminamos por aceptar el dudoso e indefinible sabor edulcorante, a cambio de que ellos fueran un reemplazo seguro de la deliciosa pero ahora nociva azúcar. Diabéticos, dislipidémicos, obesos y todos aquellos en quienes el riesgo cardiovascular aumenta con el consumo de la deliciosa y adictiva azúcar sabemos que hamburguesas, perros calientes, pizzas, empanadas, papas y arepas rellenas, tortas, pudines, pastelitos y todas esas delicias de la gastronomía cerebrocardiotóxica, no se pueden disfrutar con agua, por bien carbonatada que ella esté. Los conocedores del consumo adecuado de estas viandas sabemos muy bien que ellas solo “maridan” con las muy promocionadas sodas negras (mencionadas así para no meter en líos al editor de Global Rheumatology) Estas comidas acompañadas con otras bebidas no pegan, no van, no gustan igual, como diría mi abuela: saben a “beso de bobo''. 

Un beso de mejor sabor y menor peligrosidad podríamos obtenerlo frecuentando dietas como la mediterránea. Se ha demostrado que el consumo de este tipo de régimen alimentario reduce la incidencia de enfermedades como la AR cuando se compara con las dietas occidentales ricas en azúcar.

De tal manera, señores de la industria del azúcar, bebidas gaseosas y de edulcorantes, los invito a patrocinar investigaciones serias y sin amaños3 que encuentren alternativas seguras y de buen sabor para sus actuales bebidas “light”.  Un edulcorante de buen sabor que no estimule la inflamación crónica de bajo grado será el santo grial de la industria de los alimentos seguros.

Referencias:

  1. Debras C , Chazelas E , Sellem L , Porcher R , Druesne-Pecollo N , Esseddik Y et al. Artificial sweeteners and risk of cardiovascular diseases: results from the prospective NutriNet-Santé cohort. BMJ 2022;378:e071204 doi:10.1136/bmj-2022-071204.
  2. Ma X, Nan F, Liang H, et al. Excessive intake of sugar: An accomplice of inflammation. Front Immunol. 2022;13:988481. Published 2022 Aug 31. doi:10.3389/fimmu.2022.988481.
  3. Kearns CE, Schmidt LA, Glantz SA. Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research: A Historical Analysis of Internal Industry Documents [published correction appears in JAMA Intern Med. 2016 Nov 1;176(11):1729]. JAMA Intern Med. 2016;176(11):1680-1685. doi:10.1001/jamainternmed.2016.5394