Los dirigentes del fútbol
están preocupados por las bajas asistencias a los estadios y las pobres
audiencias registradas en los partidos nacionales televisados. Ante esta
situación la pregunta obvia es ¿Qué tipo de espectáculo futbolero esta usted dispuesto
a pagar por ver? La respuesta es muy sencilla: fútbol de calidad. No se quieren
ver juegos de resultado. El público dispuesto a pagar puede perdonar las
derrotas, pero tolera poco el fútbol resultadista y menos el mal fútbol.
El buen fútbol lo escuché
primero, no tenia ni la edad ni los recursos para ir al estadio, eran los
tiempos de la radio. La narración del negro Edgar Perea me mostraba el juego
excelso de Víctor Ephanor, el diablo Caldeira y otros que jugaron en el Junior
de principios de los 70. El proceso siguió con el gran Juan Ramón Verón, Julito
Comesaña y el equipo de los obreros que le dieron a Junior su primera estrella
en 1997. Pero mi grado de futbolero fue con honores, lo recibí en el estadio
metropolitano de Barranquilla un 19 de diciembre de 1993 durante un encuentro
entre Junior y América por el campeonato de ese año. En ese partido jugaron
figuras como el Pibe Valderrama, Oscar Córdoba, Iván Valenciano, Alex Escobar, Víctor
Pacheco y otros mas.
Con esos antecedentes,
estoy dispuesto a pagar por un fútbol de toque rápido que siempre busca el arco
contrario, quiero ver fintas, desbordes, pases filtrados que terminen en gol,
tacos inesperados con destino correcto, quiero ver el túnel grosero, la chalaca
voladora, la rabona que termina en gol. Pago por ver a un equipo que ponga el
balón como un corozo. Si ese equipo juega así y gana, muy bien. Si pierde no
importa, otro día será, los otros tampoco son mochos y si nos ganaron fue
porque hicieron también lo que me gusta, jugaron buen futbol.
La verdad no quiero ver equipos
ganadores con anti-fútbol, no quiero la táctica del murciélago, lesionar al
virtuoso, perder tiempo. No quiero ver tampoco esos jugadores “acaba ropa” de
gran talla, de juego fuerte, buenos para obtener resultados sin importar mucho
la técnica. No puede ser que el número 10 en los equipos esté en vías de
extinción.
Este comentario escrito por
la nostalgia del buen fútbol me sirve como obituario del versátil periodista
deportivo Abel González Chaves. Abel, testigo de la llegada de aquellos
protagonistas del buen juego imploraba desde su programa a los jugadores y
técnicos actuales una jugadita por amor de Dios. Eso pedimos y eso queremos
pagar los fanáticos actuales: futbol de calidad y no de resultados.