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Antes de anotar una breve
reflexión sobre el acontecer nacional, quiero dejar muy claros los siguientes
puntos:
1. No
soy uribista y tampoco soy antiuribista.
2. No
soy santista ni tampoco soy antisantista.
3. No
pertenezco a ningún grupo político de izquierda, centro o de derecha.
4. Mi
pensamiento político y social al igual que mis votos son a favor de cualquier
movimiento que busque la prosperidad para Colombia.
Dejando claro que mi pensamiento
en este momento no se debate entre izquierdas o derechas, centros ni laterales,
quiero expresar mi desazón o preocupación si se quiere, por la situación del
candidato Iván Duque.
No quisiera estar ni por un
momento en los zapatos de este magnífico senador y mejor candidato a nuestra
presidencia. No se necesita ser un genio de la política ni un gurú electoral
para darse cuenta que este señor es un excelente candidato. Tiene presencia,
sabe hablar, tiene en sus respuestas siempre un tono mesurado y cuando se trata
de responder con números, los tiene todos en su cabeza. Candidatazo.
¿Cuál es su problema entonces?
Según se desprende de las
múltiples notas publicadas en redes sociales durante el fin de semana, Duque
tiene, nada más y nada menos, que decir y hacer todo lo que el expresidente
Uribe diga y todo lo que el uribismo proponga. Menudo problema para alguien que
por encima se ve que es capaz de tener sus propias ideas. Mientras se
identifique con las ideas de nuestro “proceloso líder”, no habrá problemas, pero
el día que piense diferente, el día que sus ideas no se ajusten con las de sus áulicos,
será Troya. Del nuevo Santos traidor no lo bajarán.
Es realmente ofensivo tanto para
Duque como para Uribe que la opinión pública vea al candidato del centro democrático
como un títere del expresidente o de la colectividad. Sin embargo, no lucen bien,
en una campaña que apenas comienza, los trinos uribistas relacionados con lo
que Duque hará o dejará de hacer durante su eventual gobierno.
No habrá alguien que le diga al
Dr. Uribe lo mismo que le dijo el rey de España, don Juan Carlos de Borbón, al
presidente Chávez en aquella cumbre iberoamericana del 2007……
Mil excusas por la intervención
en política.