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viernes, 31 de diciembre de 2021

Sitiado

Sitiado por el COVID y sus secuaces tomé la decisión de quedarme en mis cuarteles de invierno. A ver quién se aburre primero, estoy armado hasta los dientes para soportar el sitio que propone este condenado virus, sus variantes y el resto de microbios que quieren amargar el fin de semana y el año nuevo. 
Para comenzar tengo suscripciones a Netflix, Amazon y Disney. Aunque ya he visto algunas de las películas recomendadas, tengo otras esperando el turno al bate. Mi amigo Piter, siempre atento a las novedades del séptimo arte me recomendó Don´t Look Up – No mires para arriba. A juzgar por el reparto la película debe estar buenísima, Leonardo Dicaprio, Jennifer Lawrence, Ariana, Meryl Streep, mejor dicho solo faltó Morgan Fredman. También esta para verse la segunda temporada de una novelita rosa, Emily en Paris, que gustó aquí en casa. 
Con ese par de títulos, más algunas recomendaciones adicionales, lograré superar lo relacionado con cine en este encierro.
La televisión tiene otras alternativas que pueden resultar muy divertidas e informativas, buenas para superar estos días de sitio viral. Para los amigos de la música recomiendo el  canal de Cesar Muñoz en Youtube. En este canal encontraran el programa La Cata Musical. El programa trae información musical en muchos aspectos, todos interesantes. Ahora, si la música no es tu fuerte entonces te recomiendo el canal de análisis político Visualpolitik, buenísimo para mantenerse informado. 
Por supuesto tengo algunos libros en remojo. En la mesa de noche también esperan su turno Postales de una vida de Plinio Apuleyo Mendoza y Un camino entre dos mares de David McCullough, una novela histórica sobre la construcción del canal de Panama.
En otras áreas de la diversión, los aficionados al futbol tenemos que agradecer al fútbol inglés por jugar durante la fecha del 1 de enero. Un buen encuentro de la liga premier siempre es una buena forma de invertir el tiempo. Este sábado se juegan tres partidos en donde Arsenal contra el Manchester city a las 7:30 de la mañana puede ser el mejor duelo.
Para mis colegas reumatólogos interesados en algún tema del área, recomiendo los clubes de revista presentados en forma gratuita en Arthritis and Rheumatology, son una buena forma de leer artículos actualizados y “al gratin”. 
Estas son mis recomendaciones para mantener el aislamiento y así evadir el abrazo del COVID, sí tienen alguna otra propuesta para tolerar la cuarentena y divertirse espero sus recomendados.
Feliz año para todos.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Un "Call-center"


Tengo entendido que el negocio de los Call-center crece como espuma. La pandemia y post pandemia llevó a los consumidores a usar con mayor frecuencia el teléfono para obtener un artículo sin salir de casa. Ahora, el invento no es nuevo, mucho antes del desarrollo de los actuales centros de llamadas (traducción de call-center) en Barranquilla, los cachacos de la tienda de la esquina habían desarrollado el servicio del domicilio. Con unas ventajas aun no superadas por los nuevos desarrollos. No cobran el domicilio y de ser usted cliente viejo le pueden fiar. No sé en otras ciudades y en otros países, pero creo que en Barranquilla piden a la tienda cualquier cosa, Los pedidos pueden ir desde un limón hasta cualquier artículo susceptible de ser vendido por teléfono. 
Pero no es el servicio de la tienda de la esquina lo que me anima a escribir estas cuartillas. Mi comentario va dirigido a los Call-Center de las grandes empresas que usualmente están localizados en otras ciudades y atienden un gran volumen de usuarios. 
Seguramente todos mis amables lectores han tenido la experiencia de comunicarse con una de estas empresas de manejo de llamadas. Dicen que este negocio prospera en el eje cafetero y debe ser así, porque con frecuencia me encuentro con el conocido acento paisa, estilo Natalia Paris, recibiendo mi pedido. Las encuestas deben indicar que este acento resulta atractivo a los usuarios. No sé, habrá que averiguar.
Sin embargo, a los criados con el cachaco de la tienda, lo que nos interesa es que el pedido llegue rápido, correcto y sin tanta preguntadera. Nada peor que nuestra llamada sea recibida en un centro localizado en otra ciudad y por un novato, la llamada se convertirá en una película de terror. Con un resultado previsible, usted se molesta, por no decir otro neologismo más usado pero también mas procaz, termina la llamada y marca el número de la competencia, por supuesto.
Deben suponer que tuve una experiencia negativa recientemente con una llamada de este tipo y por supuesto que así fue. Pretendiendo resolver el almuerzo dominical, marqué al teléfono de una conocida cadena de venta de pollo frito, promocionada con la voz del gallo Claudio. Me atendió el funcionario del acento mencionado y comenzó a preguntar de todo, me dejo un par de veces esperando “amablemente” en la linea, para finalmente decir, con su entrenado acento, que no sabía como enviar un pollo que tiene una sucursal a pocas cuadras de mi casa. Le cuento a los administradores de la cadena, que hoy se perdieron de mi pedido y seguramente de muchos otros. En ese centro de llamadas que atiende a sus clientes están mas despistados que la misma Natalia.

domingo, 21 de noviembre de 2021

Clima Navideño

Los fenómenos climáticos se repiten año tras año sin pausa, con el mismo ritmo, por la misma época y sin embargo, su presencia no deja de llamar mi atención. Comienzan por estos días en Barranquilla y en general en todo nuestro ámbito Caribe, unos  cambios en las variables climáticas esperadas por todos y que caracterizan la época del fin de año y a las fiestas que lo acompañan. 
Desde muy temprano las mañanas se iluminan con un esplendoroso sol que el Gran Combo de Puerto Rico, con la voz de Charlie Aponte, describe en el tema navideño Reluciente Sol. Es así, el astro rey por estas fechas se aprovecha de la ausencia de nubes, otra manifestación climática de la época, para proyectar su reluciente brillo sin ningún obstáculo. El firmamento luce entonces prístino, con un azul de una belleza indescriptible capaz de generar en aquellos que lo notan sentimientos de paz y alegría. Con una ventaja adicional, el calor sospechado por los lectores que no habitan nuestra tierra Caribe, en realidad no se percibe. 
La esperada elevación de la temperatura derivada de la conjugación de un cielo sin nubes con un sol brillante y madrugador se ve atenuada por la llegada, en simultánea, de la Loca. Así llaman en Santa Marta a la fuerte brisa resultante de la conjugación de los vientos Alisios que sopla de sur a norte y de oriente a occidente con fríos vientos polares que llegan del hemisferio norte. Se conforma una brisa fuerte y fría que se filtra por todo resquicio produciendo silbidos algunas veces asustadores.
Esta brisa, capaz de oponerse a la temperatura solar, posee otra particularidad observada durante la época de navidad, fin de año y carnavales. La pluma costumbrista de Juan Gossain describe en una de sus crónicas como la brisa cartagenera trae los sonidos de la calle y de la música de temporada. Las cuatro fiestas, Aires de navidad y muchas otras melodías navideñas son acercadas a tu oído por la brisa fiestera.
Esta combinación de reluciente sol, despejado cielo y fresca brisa musical ya se comienzan a percibir desde el balcón de mi apartamento. Mi alma se alegra y quiere dejar correr el disco de Adolfo Echeverría pero desafortunadamente la responsabilidad llama y toca irse a trabajar, la consulta no sabe de navidades, ni carnavales, mucho menos de climas o de música propicia para la fiesta, que vaina...
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  m

lunes, 18 de octubre de 2021

Calvo y ya


Desde mi más tierna infancia supe que la calvicie era mi destino. No tenía ningún remedio, con padre y abuelo calvos, el único destino posible era sufrir de alopecia androgénica.
 Aceptar mi destino desde muy joven evitó transitar por algunas prácticas dilatorias de la calvicie que por supuesto no resuelven el problema y en general resultan costosas. Cubrir el cuero “excabelludo” con hebras traídas desde los costados de la cabeza para luego fijarlas con pegajosas sustancias; usar un fatal bisoñé que se cae al primer movimiento de la cabeza; aplicarse sustancias o mal olientes o costosas o peor aun de aplicación dolorosa, definitivamente, no. Estas prácticas lo único que logran es empeorar la transición a la calvicie, así que asumí mi destino con total resignación.
Como le toca a todo resignado, busqué razones para soportar mi destino. La primera razón y más esgrimida por todo calvo que se respete, es que la caída del cabello acontece porque quienes la padecemos somos generosos productores de testosterona. Resulta que en quienes padecemos de alopecia androgénica, el aumento de la acción de las hormonas masculinas provoca disminución progresiva en la actividad del folículo piloso. Con el tiempo se produce atrofia total del bulbo piloso con la consiguiente pérdida del cabello. El problema es que la acción de la testosterona sobre el folículo piloso no se acompaña de una subida más intensa del otro órgano que lógicamente se intuye. 
Desmontada esta teoría busqué otras posibles ventajas. Algunas no pasan de ser ocurrencias humorísticas del estilo de Daniel Samper Pizano que menciona el ahorro de tiempo en la peluquería y de dinero en el champú entre otras. Debo comentarle respetado Daniel que los peluqueros cobran igual el tiempo invertido en cortar lo poco que deja la testosterona, total deben justificar el valor de la motilada. Con relación al champú, podría ser cierto, pero los calvos de mi edad usamos un jabón para todo. Usar champú, acondicionador y jabones para cada parte del cuerpo pone en dudas las hormonas de aquellos con estos hábitos. 
En alguna revista leí otras supuestas ventajas: que los calvos lucen atractivos; que no inviertes tiempo en peinarte; que tus duchas son más rápidas y el ya mencionado ahorro en champú; que no te salen canas; que eres fácil de localizar gracias a los destellos que el sol refleja en tu calvicie. De estas la única válida es que un calvo es fácilmente localizable. Esta ventaja es útil en la comunidad pues sirve de referencia, al lado del calvo está lo que usted busca. Nada más, lo atractivos es cuestión de gustos y los ahorros no son reales.
De manera que finalmente coincido con Daniel Samper en que de la alopecia androgénica y sus consecuencias se puede decir: 1) la calvicie es inevitable e incurable; 2) jamás debe esconderse bajo una telaraña tejida a partir de pelos laterales; 3) nunca, pero nunca, conviene reemplazarla por una peluca, tupé o bisoñé; 4) buen calvo no conoce piojo; 5) es bueno invertir en una buena colección de gorras, cachuchas o boinas, pueden salir mas baratas que los costosos protectores solares; 6) es prudente renunciar a la seducción a punta de belleza peluda, resulta mejor intentarlo con base en simpatía. Punto.



domingo, 3 de octubre de 2021

EL olvido que seremos

Ayer disfruté, gracias a Netflix, la película: El olvido que seremos. La historia de la familia del médico Héctor Abad Gomez. 

Me rehusé a leer la novela por la misma razón que sistemáticamente evito libros o películas relacionadas con la violencia colombiana. Para eso están los noticieros y los periódicos, es mi argumento. 

Pero, siempre hay un pero, Netflix se metió hasta en mis gustos y cuando menos creí ya llevaba la película por la mitad.
No voy a cometer el error de contar la trama del largometraje, que quizá ya todos ustedes conocen o peor aún, la han vivido. Mucho menos voy a ensalzar a los productores por la excelente puesta a punto y el cuidado con los detalles para recrear la Medellin de los años 60 y 70. El reloj de Hector padre y el maletín de Hector hijo, la grabadora, los Renault 4 y 6 que se vieron, en fin, los de producción tienen ganado el Oscar.
Tampoco haré ningún comentario sobre lo valiente que fue el señor Héctor Abad Faciolince y su familia al permitir revivir un episodio tan doloroso de su historia, no voy a cometer esa imprudencia.
Solamente quiero dejar por escrito, consignado que llaman, los sentimientos de frustración, rabia y dolor que me produjeron los hechos magistralmente narrados en la película y que dolorosamente continuan siendo el pan nuestro de cada día.
Sentimientos que me hacen clamar, inútilmente, a los señores dueños de la violencia colombiana, que ya basta. No queremos mas muertos de la izquierda y de la derecha, azules o rojos, de unos y de otros, basta ya de odios y de inquinas, basta ya de desplazamientos, basta ya de terror en los hogares, basta ya…  
Hasta cuándo señores dueños de la violencia colombiana, hasta cuándo tanta barbarie y tanta sangre, hasta cuándo…

sábado, 25 de septiembre de 2021

Una rascadita en la espalda



Hace unos días quedé muy preocupado al escuchar una conversación entre dos de mis subalternas. Margarita* joven enfermera recién vinculada a nuestra empresa, le confirmaba a Claudia,* terapeuta de mayor edad, que seguirá el consejo de comprar una manito de madera para regalarle a su novio. El objetivo del regalo era que el novio lo utilizare para cuando el pidiera una rascada en la espalda. Inmediatamente pensé, ese matrimonio no se efectúa y si se casan la separación llegará en poco tiempo. 
Sin lugar a dudas, las relaciones de pareja pasan por etapas algunas necesarias para su desarrollo y otras que ponen a prueba su estabilidad. Rascarle la espalda a la pareja es uno de esos marcadores que puede indicar la etapa donde se encuentra la relación de pareja. 
En el noviazgo la rascada de espalda se practica aun sin ser pedida, se puede acompañar de corte de uñas y de otras actividades que le van dando solidez a la pareja. 
Durante los primeros años del matrimonio, la rascadita sale de la espalda para llegar a las piernas y a otras zonas del cuerpo que facilitan poner a punto un encuentro más sustancioso. El final feliz del rascado no tiene que ocurrir siempre, pero una rascadita en la espalda no se debe negar en una pareja joven. 
Con el paso de los años y la presencia de la detestable rutina, la mano que rasca va cambiando. Ocurre que la mano aliviadora de la molesta picazón, se cambia por la de las hijas. Una vez papá llama para una rascadita en la espalda, mamá llamará a las hijas, las cuales se pelearan con la madre para rascar a su padre en una clara alusión al complejo de Electra. 
El problema es que los complejos de Edipo o de Electra no gozan de la cualidad de los discos de antes, recuerden ustedes que eran llamados de larga duración. No, más pronto de lo que usted se imagina su bello capullito, su hijita adorada, ya está rascando la espalda a un mozalbete de la vecindad perdiendo entonces el interés por rascar la espalda de su padre.
Llega entonces la etapa final de la rascadita en la espalda en las relaciones de pareja. Esto sucede cuando el marido pide a su amada esposa el alivio para el prurito que afecta su espalda. Entonces ella muy condescendiente y tranquila contestará, usando la tercera persona del singular: tome la manito de palo que compré y rásquese en donde quiera.

*Nombres cambiados

sábado, 18 de septiembre de 2021

La vejez no viene sola


Mi crianza se desarrolló entre padres más adultos de lo usual. Mi papá recibió el título de padre siendo ya un hombre mayor. Don Camilo pasaba de los cuarenta años cuando decidió formalizar los devaneos amorosos sostenidos con mi madre, quince años menor que él. De manera que fui criado por un hombre ya mayor, para la época, pero con todas las ganas de tener una buena familia.

Mi relación con personas mayores no terminaba con mi padre, desde siempre disfruté de la compañía de los adultos mayores de la familia y de la vecindad. De tal forma y manera que no faltó quien dijo a mi madre que su hijo mayor tenía, desde muy niño, vainas de viejo. Aunque pocas cosas recuerdo del tiempo compartido con los mayores, tengo fresca en mí memoria una frase repetida con frecuencia, incomprendida en aquellos años, pero que ahora dimensiono en su totalidad: la vejez no viene sola.

Desde niño me preguntaba porqué no viene sola? ¿quiénes son los sombríos acompañantes de la vejez? Pues bien, no tardaron en llegar a mi cuenta personal los primeros cuarenta años para comenzar a enterarme del tipo de compañías que vienen con la vejez. 

Así es, no termina uno de subir al cuarto piso cuando como por arte de birlibirloque empiezan a desaparecer algunas facultades y a notarse otras dificultades. Sin mediar palabra aparecen los olvidos, la presbicia, la sordera, las cataratas, las dolencias, las disfunciones, los calores, los edemas, la alopecia y con todos ellos y no menos importantes llegan los chequeos, las dietas, las restricciones, pastillas de unas y de otras y peor aún, los miedos.

Sin embargo, la vejez no siempre viene mal acompañada. La experiencia vivida con mi padre mostraba que don Camilo no fue víctima de esas malas compañías que vienen con el envejecimiento. De hecho la tercera edad trae cosas buenas, me puse en la tarea de averiguar aspectos favorables de llegar a la vejez y encontré algunos. 

Un beneficio evidente es evitar hacer colas o filas. Aguantarse las temibles y siempre apremiantes colas de la inmigración en el aeropuerto, de los bancos en épocas de cierre o de las insoportables oficinas públicas es patrimonio exclusivo de la juventud.

Otro ejemplo de las ventajas de pintar canas, es que se dispone de tiempo para visitar zonas turísticas en temporada baja, cuando las tarifas son favorables en todos los aspectos del turismo. Los mayores tienen entonces la oportunidad de disfrutar a su ritmo y a costos razonables, de todas las atracciones sin la bulliciosa y entusiasta compañía de los jóvenes.

La pausa y serenidad del adulto mayor es muy útil en esta época de premuras. La tranquilidad que dan los años, permite hacer labores que exigen más concentración con mayor efectividad. En este mismo sentido el consejo de un adulto mayor, signado por la experiencia adquirida con los años, puede ayudar a resolver conflictos sociales de una forma mas efectiva.

También revisé la literatura sobre envejecimiento, para entender cómo mi viejo soportó la apremiante vecindad de la senescencia. Concluí que el ejercicio físico diario, una dieta saludable, pocos vicios y el buen humor permitieron a mi padre paliar los efectos de la vejez y sus acompañantes.

De las costumbres paternas la más difícil de cumplir es la dieta saludable. Nada tan sabroso como los alimentos que suben el colesterol o la glicemia. El acceso a ellos estaba limitado en la juventud por razones económicas y ahora no se pueden degustar por temor a los acompañantes de la vejez y sus consecuencias, que vaina.

Como conclusión de estas lecturas decidí cambiar los acompañantes de mi vejez. Sí, la vejez no viene sola, viene acompañada de mucho deporte, alguna dieta favorable y buen humor, como mi padre.










domingo, 22 de agosto de 2021

Los fotoplásticos

Los entendidos en el área de las ciencias sociales auguran notorios cambios en las preferencias profesionales ejercidas por las nuevas generaciones. Algunos expertos se atreven a vaticinar que aun no se conocen un buen porcentaje de las nuevas profesiones que ejercerán nuestros tataranietos. Las diferencias con nuestra actual visión del mundo se verá también en otras áreas. Un ejemplo de las nuevas circunstancias ya comienza a notarse en nuestra sociedad. Nuestro letrado pelotudo (Andrés López) nos hace caer en la cuenta que las nuevas generaciones y las venideras son todas bonitas. Nuestros descendientes no sabrán lo que significa ser feo, ni siquiera podrán reconocer a uno. 

Bueno o malo los culpables de esta situación somos nosotros los tatarabuelos de esas generaciones. Resulta que gracias a la actual tecnología digital cualquier fotografía, toma, video hecho en cualquier escenario, por inapropiado que parezca, sufre un proceso de auditoría de tal magnitud que los editores de Hollywood se quedan en pañales. Cualquier fotico tomada como simple recuerdo de una visita, un cumpleaños, un paseo de olla o cualquier evento, sin que importe su categoría, es revisada a profundidad por todos los participantes en la toma. El objetivo de la auditoria fotográfica es asegurar que el fotógrafo, profesional o amateur, pudo capturar los mejores atributos de los fotografiados. De lo contrario, la toma será repetida tantas veces como sea necesario hasta la completa satisfacción de los participantes en el escenario. La cosa no termina aquí, las fotos que pasen la auditoria inicial serán de todas maneras editadas, para optimizar los atributos favorables y ocultar los desfavorables.  

Esta situación no ocurría en los no muy lejanos tiempos de la Kodak. La fotografía se tomaba y así quedaba, no había forma de patalear. En el mejor de los casos, la actual auditoría, que si se hacía, se cumplía a lo sumo 48 horas después del suceso. Eliminar cada fotografía por un ojo mal abierto o una mueca desagradable, capturada a última hora en una foto grupal, resultaba muy complicado. Los costos del material fotográfico y por supuesto lo irrepetible del momento de la toma hacían difícil optar por la eliminación. 

Ahora no, los flacos quieren salir acuerpados y bien simpáticos, las gordas quieren salir flacas y sin papada. De manera que ante la demanda por maquillaje fotográfico, surge la necesidad de una nueva profesión, los fotoplásticos, profesionales capaces de hacer de los poco agraciados un portento de belleza. 

Ellos y sus congéneres los cirujanos plásticos harán desaparecer los registros de fealdad de la faz de la tierra, es solo cuestión de tiempo. 

miércoles, 30 de junio de 2021

Barata felicidad

La poco impactante frase mencionada con frecuencia, como cambian los tiempos, se repite a diestra y siniestra. Hace más años de los qué quisiera reconocer, durante mi adolescencia, me parecía aburridísimo el programa de Abelardo Forero y Tito de Zubiría El pasado en presente. Para los amigos lectores que desconocen el uso de un Betamax, el programa consistía en escuchar la conversación de dos hombres mayores sobre temas más viejos que ellos. Sí, los tiempos cambian, hoy quisiera tener el tiempo y el espacio para sentarme con los amigos entrañables a disfrutar del arte de conversar, como lo hacían Tito y Abelardo. 
Conversar hasta que el sueño nos venza, riendo con las mismas anécdotas referidas casi con el mismo orden en que se produjeron. Acompañados por las mismas canciones que inspiraron noches de bohemia. Quiero departir con los vecinos, con la familia, con los amigos del alma, con quien comprenda el significado del verbo departir. Hoy anhelo esos momentos perdidos en las nebulosas del tiempo y de la pandemia. Aquellos momentos en que éramos felices e ingenuos, como acertadamente apunta Claudia. Ingenuos porque creíamos que éramos los dueños de nuestra vida y nuestro futuro.
Hoy cuando un año más cae en mi historia y que ya entiendo que no soy dueño de nada, quiero enviar un mensaje a los amigos, a la familia escogida, a los que son mi verdadera fortuna. 
Amigos todos, los quiero invitar a que tomen un momento y aplíquense una dosis de felicidad espontánea. Ya, ahora, sin pensarlo, sin tapujos, disfruten de un momento inesperado de placer, no se van a arrepentir. 
Roben un beso a su pareja y ojalá otro poquito más; ve a tu ventana favorita y mira más allá de las torres escuchando la música que te gusta, a todo el volumen que disfrutes. Busquen un momento de felicidad barato, esos son los inolvidables. 
Gracias por acordarse de este amigo que los quiere y que anhela su momento de felicidad conversando con ustedes.

domingo, 30 de mayo de 2021

Enseñanza


Los primeros rayos del sol me descubrieron pensando, cómo no, en la situación que vive el país. No se ve una salida al espiral de violencia, la válida protesta es aprovechada por anarquistas para incendiar al aparato productivo, comienzo a perder la esperanza. En esas estaba cuando el agudo timbre del celular me sacó de las cavilaciones apocalípticas producidas por el gobierno y sus opositores. Me asusté un poco, eran las 6:00 am, a esa hora solamente llama Piter y hoy no fue la excepción. El objetivo de la llamada era invitarme a dar una vuelta en bicicleta. Acepté, nos encontraríamos unos minutos después.
La pandemia me tenía alejado del ciclismo. Un rápido mantenimiento a la bicicleta y listo, nos fuimos a dar una vuelta. Escogimos el bellísimo malecón como lugar para hacer el entrenamiento. El tiempo ocupado en el mantenimiento nos retrasó el inicio de la vuelta, pero un clima fresco acompañó los veinte kilómetros finalmente recorridos. Regresamos a casa comentando el tema de estos días, la pérdida de la confianza en las instituciones y sus protagonistas.
Al entrar a la casa noté inmediatamente que no tenia la billetera. La usé para pagar el mantenimiento. Debía estar allí, tomé el carro y salí para el lugar en donde hice los arreglos. La persona que me atendió me recordaba, con ansiedad pregunté si había encontrado mi cartera. Nada, no estaba. Desconsolado regresé a casa, recorrer los veinte kilómetros para buscar en el piso me parecía un esfuerzo inútil.
Martha insistió, la peor diligencia es la que no se hace. El que se encuentre la billetera saca la plata y bota los papeles, pensaba.
Volví a hacer el recorrido, por la hora, habían más autos y gente en la calle. A la desesperanza producida por la situación del país se sumaba la perdida de la billetera.
Llegué al malecón, en la primera entrada el guardia dormía plácidamente. No dije nada, despertarlo no tenía sentido, transité la vía sin mayor interés. Ya tenia que llamar al banco para bloquear las tarjetas. No lo hice por la esperanza de encontrarla.
En la segunda entrada sí estaban trabajando, me acerqué al agente de policía de turno, refiriendo lo ocurrido. Parecía que me esperaban, se acercaron los vigilantes, ellos tenían una historia para contar. Al llegar a las siete de la mañana un señor y un niño se acercaron al puesto de control. El señor entregó al líder del grupo una billetera encontrada en la calle. Enfático mencionó la cifra en efectivo contenida, ciento setenta mil pesos, dos tarjetas y los papeles de identificación.
Los vigilantes la guardaron siguiendo el requerimiento del señor. Este de la mano del niño se alejo sin mediar otra palabra.
Mi billetera estaba igual que siempre, el dinero, las tarjetas, los papeles, todo, salvo por una cosa, hoy la billetera portaba un elemento adicional, tenía esperanza.


viernes, 28 de mayo de 2021

Razonamiento clínico

Después de muchos años de ejercer la docencia en el ámbito del ejercicio de la medicina, hemos concluido que la mayor dificultad encontrada en el proceso de enseñanza-aprendizaje como médicos y docentes radica en que el profesor aprenda para luego saber transmitir las competencias al estudiante. En este proceso es central el saber cómo se preguntan y luego como se interpretan o traducen las manifestaciones del lenguaje cotidiano del enfermo al lenguaje técnico médico-científico. Con esta información construiremos una historia clínica del caso particular para luego proponer un diagnóstico correcto de la enfermedad en el contexto de la literatura científica-médica1 

Una vez se dispone del diagnóstico acertado, el trabajo del médico en ejercicio se facilita. Bastará con leer algún texto o artículo de revisión para ampliar el conocimiento básico de la patología. Para el tratamiento se pueden consultar las innumerables guías de manejo publicadas. En cambio, sin una hipótesis de trabajo correcta, el clínico tomará decisiones equivocadas con todos los peligros y consecuencias que un error de diagnóstico puede traer. De tal manera que el objetivo fundamental de la atención médica es descubrir la patología que afecta al paciente. 
Tradicionalmente el médico dispone de varios instrumentos para lograr este objetivo. La historia clínica, los exámenes de laboratorio, los estudios de imágenes y las evaluaciones de histopatología son los elementos utilizados por el clínico para establecer la causa de las quejas del paciente. 
Alban Feinstein2, revolucionario médico norteamericano, cambia la forma tradicional de establecer una hipótesis diagnóstica al introducir el dato iatrotrópico. Para Feinstein la información que lleve a un diagnostico debe incluir los siguientes datos: Datos demográficos como la edad y el sexo. Síntomas iatrotrópicos, estos son los síntomas que obligan al paciente a consultar. Síntomas subjetivos, sensaciones detectadas solo por el paciente: dolor, nauseas, astenia. Síntomas objetivos, observaciones hechas por el paciente en relación con su cuerpo y productos: vómitos, diarrea, fiebre. Signos físicos, observaciones hechas por el medico durante la evaluación: presión arterial, temperatura, peso, masas. Hallazgos paraclínicos, resultados de estudios complementarios. 
Sin importar el método usado, el médico debe aprender a ejecutar dos procesos qué resultan claves para descubrir la patología que afecta al paciente. El primer proceso consiste en obtener una información veraz y concreta de la evolución del cuadro clínico, partiendo de preguntas y contrapreguntas bien formuladas que aporten datos de buena calidad. Se incluyen en este proceso los hallazgos de la anamnesis, el examen físico y eventualmente algunos paraclínicos relevantes. El segundo proceso consiste en hacer una interpretación correcta de las respuestas, los hallazgos físicos y paraclínicos para establecer cuales son los datos iatrotrópicos, pivote y epidemiológicos. Estos tres datos son cruzados y analizados para obtener una hipótesis diagnostica que justifique los síntomas y signos del paciente 
Primer proceso o el arte de recolectar la información 
Tradicionalmente se estima que entre el 50% y el 75% de los diagnósticos se establecen con el interrogatorio3. Para lograr este nivel de éxito el clínico debe realizar preguntas y contrapreguntas sencillas, concretas y dirigidas que redunden en datos sólidos. 
La primera pregunta formulada luego de obtener los datos demográficos, se hace usando el adverbio interrogativo Qué: Cuénteme ¿Qué le pasa/Qué tiene? ¿En qué lo puedo ayudar? 
La respuesta a esta pregunta aporta el motivo de consulta. Es clave en este aspecto de la historia clinica anotar una sola respuesta, utilizar mas de dos, puede inducir 
confusiones al momento de establecer el primer diagnóstico. No olvide que para mantener el orden y la coherencia de la historia clinica el primer diagnostico refleja el motivo de consulta. Pueden anotarse términos médicos o usar palabras expresadas por el paciente. En este caso es importante que el vocablo anotado sea conocido, evite usar palabras desconocidas o regionalismos. 
Una vez se resuelve el ¿qué tiene? pasamos a contestar la pregunta ¿desde cuándo? Con esta respuesta se contesta el tiempo de evolución del síntoma iatrotrópico. Resolver este interrogante permite identificar lo agudo o crónico de la patologia en estudio. Se recomienda iniciar la redacción de la la enfermedad actual anotando el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta la aparición del dato iatrotrópico. 
Resueltos el qué y el cuándo se pasa a resolver el ¿cómo es la evolución? Con esta respuesta pasamos a describir el motivo de consulta y el resto de síntomas que acompañan la enfermedad padecida por el paciente. 
En general, las preguntas iniciales deben ser abiertas, ¿Cómo se presentaron sus síntomas? Es una buena práctica dejar hablar al paciente para que tome confianza y exprese libremente su sentir. 
Evite hacer preguntas que orientan la respuesta. Ante la pregunta ¿le ha dolido la cabeza? esta será contestada muy seguramente con un sí, lo que le implica al interrogador un síntoma más para investigar. Por ejemplo para detectar si el paciente tiene rigidez matutina, síntoma cardinal de la artritis reumatoide, se debe preguntar: En la mañana, al levantarse ¿cómo amanecen sus manos? Otra forma abierta de preguntar es: ¿tiene alguna dificultad con sus ojos, con la mucosa oral, etc.? Al preguntar usted debe estar atento a la respuestas verbales como a las gestuales que muchas veces suministran tanta información como las orales. En los casos en donde hay dudas de la respuesta es necesario repetir las preguntas con otros términos. 
Cada síntoma debe ser desglosado a profundidad, preguntando y contrapreguntando hasta que las manifestaciones estén completamente definidas. El Interrogatorio de cada síntoma se inicia por el momento de aparición en la cronología de la evolución. Se interroga por la duración, intensidad, frecuencia de aparición, relación con el 
ambiente, impacto en la calidad de vida y todas las variables conocidas de una manifestación clínica. 
En el caso del síntoma dolor se recomienda usar la nemotecnia ALTICIA para no olvidar preguntar por todas las características propias de cada tipo de dolor. Ver Tabla 1. 
Con la información obtenida se redacta la enfermedad actúa siguiendo la cronológica de los síntomas y evitando la subjetividad. No olvide, el hilo conductor de la enfermedad actual es el tiempo. Partiremos entonces con la descripción del primer síntoma informado hasta la aparición del motivo de consulta o dato iatrotrópico. Siguiendo la linea del tiempo se describen los síntomas adicionales informados por el paciente. 
Los antecedentes y la revisión por sistemas. 
Terminada la enfermedad actual se interrogan los antecedentes personales y familiares del paciente. Esta parte de la historia clínica es muy importante pues en ella se encuentran la mayor parte de los datos epidemiológicos. 
Un antecedente que debe estudiarse con mucha atención es el farmacológico. Los medicamentos son prescritos para aliviar alguna condición que afecta a nuestros pacientes, pero por supuesto no están exentos de inducir efectos adversos que usualmente son pasados por alto durante el estudio del caso que nos consulta. En la evaluación de todo caso deben revisarse exhaustivamente los efectos adversos producidos por los fármacos prescritos y no prescritos(auto medicados) que el paciente consume. Con frecuencia encontraran que el diagnóstico de nuestro paciente es causado por un efecto adverso de un medicamento prescrito para una condición previa. 
La revisión por sistemas es una parte de la anamnesis que puede ser muy útil para establecer algunos datos importantes del caso pero también puede producir una perdida de orientación del diagnostico si no se enfoca bien el interrogatorio. 
En la revisión por sistemas se pregunta por los síntomas más relevantes que afectan a cada sistema orgánico. La pregunta debe ser abierta y no condicionar respuestas. 
El examen físico. 
Una vez terminada la anamnesis se procede a examinar al paciente. El examen debe ser dirigido a los aspectos suministrados por el interrogatorio sin que falten los signos vitales y el indice de masa corporal. Ocasionalmente una buena exploración física puede suministrar datos adicionales a los encontrados en la anamnesis que podrían servir como dato pivote. 
Segundo proceso o el arte de interpretar 
El segundo proceso consiste en interpretar la información obtenida en el interrogatorio pera producir tres datos fundamentales: el dato iatrotrópico, los datos pivote y los datos epidemiológicos. 
El dato iatrotrópico. 
La mayor parte de las enfermedades presentan variadas manifestaciones, pero hay un estímulo cardinal que lleva al paciente a consultar, este síntoma es el que denominaremos iatrotrópico, del griego iatro, médico y tropo, búsqueda. Clásicamente llamado motivo de consulta también lo podemos llamar puerta de entrada ya que su presencia nos abre el camino para sospechar el sistema afectado. Ejemplos clásicos son el dolor torácico en una enfermedad coronaria, la disnea en una falla cardiaca, el dolor en las articulaciones de las manos en la artritis reumatoide, los síntomas secos en el síndrome de Sjögren. Es poco probable que un clínico considere el diagnostico de apendicitis en un paciente sin dolor abdominal. 
El dato pivote o dato guía4. 
Una vez identificado el síntoma que proporciona la entrada al caso, revisamos toda la anamnesis para identificar otros datos referidos por el paciente que tengan el peso suficiente para apoyar las diferentes hipótesis diagnósticas planteadas. Aunque todos los síntomas que acompañan al motivo de consulta son importantes, estos son los más relevantes y por esto son llamados datos pivote o guía. Un dato pivote es, por lo general, un síntoma referido por el paciente durante la anamnesis, que luego se traduce en un signo hallado en el examen físico. Buenos ejemplos de estos son la fiebre, la ictericia, la palidez, la perdida de peso, el edema. No debemos perder de vista que el dato iatrotrópico puede ser también un dato pivote. Otros posibles pivotes son los factores de riesgo (por ejemplo, tabaquismo), un antecedente patológico (por 
ejemplo, hipertensión) o una anormalidad paraclínica. Lo cierto es que entre más datos pivotes se puedan identificar en la historia clínica más fácil será establecer el diagnóstico. No debe pasarse por alto que algunos datos pivote no son referidos por el paciente, pero son encontrados por el médico al realizar el examen físico o dentro de los estudios paraclínicos aportados. 
El dato epidemiológico. 
El tercer grupo de datos clave para hacer un buen razonamiento clínico son los datos epidemiológicos. Estos proporcionan el marco a la historia, la contextualiza. Buenos ejemplos de datos epidemiológicos son la edad, el sexo, el indice de masa corporal, el indice paquete año y todos aquellos que nos aporten elementos para establecer factores de riesgo. Con este aspecto de la información hacemos una distribución por frecuencias de los datos iatrotrópicos y pivotes. El análisis de la sintomatología hecho bajo la luz del dato epidemiológico permite individualizar el caso. Siempre se debe dar alta relevancia a las particularidades del paciente y relacionarlas con los datos pivote o epidemiológicos, por ejemplo, hay enfermedades o quejas de causas exclusivas del sexo, masculino o femenino. Otras más frecuentes en hombres que en mujeres, en niños, jóvenes o en los ancianos. 
La causa de un dolor torácico (dato iatrotrópico) asociado a disnea aguda (dato pivote) no será el mismo en una mujer de 18 años que en un hombre de 65 años. 
Cada uno de los antecedentes debe ser contrastado con el motivo de consulta. Con esto se busca identificar si la patología que investigamos tiene su punto de partida en un antecedente ya conocido. 
Los síntomas detectados en la revisión por sistemas pueden hacer parte del cortejo sintomático de la patología por el cual se está consultando o pueden hacer parte de manifestaciones de otras condiciones portadas por el paciente. Estas últimas deben ser confirmadas y establecidas también a la luz de los datos epidemiológicos. 
Una vez identificados los síntomas puerta de entrada y pivotes, empezamos el análisis del caso contrastando el dato iatrotrópico contra los datos pivote recabados con miras de establecer una relación causal o de efecto, entre el dato puerta de entrada, los pivotes y las particularidades del paciente. El objetivo de este ejercicio es demostrar que el dato puerta de entrada y los datos pivote son producidos por la misma entidad nosológica. 
Reflexión final. 
El objetivo de nuestro interrogatorio es hacer un diagnóstico acertado. Para este fin el clínico debe hacer un análisis del dato puerta de entrada y los datos pivote a la luz de los datos epidemiológicos que aporte la historia. El interrogatorio dirigido y exhaustivo de estos datos llevará a un diagnóstico correcto y sin dilaciones.  


1. Foucault M. El nacimiento de la clínica. Siglo XXI editores. Buenos Aires Argentina. 2001. 
2. Salud pública de México / vol.44, no.1, enero-febrero de 2002. 
3. Flores Sandí Grettchen. El antecedente personal patológico en la anamnesis. Rev. costarric. Salud pública [Internet]. Junio de 2015 [consultado el 30 de marzo de 2021]; 24 (1): 49-53. Disponible en: http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-14292015000100006&lng=e 
4. Andrade-Castellanos C. Abordaje diagnóstico a partir de los datos pivote. Salud pública de México / vol.44, no.1, enero-febrero de 2002 .

sábado, 15 de mayo de 2021

La vieja docencia

Enseñar medicina ha sido para mí uno de las experiencias más gratificantes de la vida. No sé de donde me viene el gusto por enseñar, no sé. Pero desde los primeros años de la carrera, me reunía con algunos compañeros de semestre en las aulas del colegio San José a dar clases de biología. Durante aquellos años y en los tiempos de la residencia me dediqué a emular a los grandes docentes. Aprendí de ellos las buenas y las no tan buenas mañas. Da pena reconocerlo pero soy, como la mayoría de los docentes viejos, fruto del empirismo.  
De esa empírica formación aprendí que el docente enseña con su ejemplo. Los docentes somos escrutados por el estudiante en todo momento, por tanto la actitud docente debe mantenerse todo el tiempo, ese es el problema. Se le exige a los estudiantes que porten su equipo completo pero los docentes no llevan ni su propio fonendoscopio. Se reprende duramente al estudiante por no hacer la historia clínica completa, pero los docentes ni la hacemos. No podemos exigir a nuestros pupilos lo que no hacemos. Se enseña con el buen y también con el mal ejemplo. Pensándolo bien y luego de escribir estas reflexiones ahora entiendo a las universidades que  sostienen algunos malos docentes en sus nóminas, estos sirven para que sus estudiantes aprendan cómo no se hacen las cosas.
Bueno o malo, el tiempo lo diría, en mis primeros años de ejercicio, la motivación para ir a trabajar a calurosos hospitales, muchos de ellos mal olientes y con escasa remuneración era encontrarse con los estudiantes para enseñar cómo hacer una buena historia clínica. Sentarse al lado de la cama de un paciente todavía sin diagnóstico, para demostrar en vivo como se lleva un interrogatorio al estilo clásico; ilustrar la manera de formular preguntas con la intención correcta para luego enseñar como se hace un examen físico completo, usando las cuatro maniobras semiológicas, fue mi pasión por años. Compartir la auscultación de un tórax, enseñar a tomar un pulso paradójico, hacer un fondo de ojo, en fin motivar a los estudiantes para que se untaran de paciente, frase acuñada por algún docente que no recuerdo. 
Pero allí no terminaba la cosa, luego de hacer la historia venia una parte mucho más divertida. Con el grupo de estudiantes nos refugiábamos en algún maltrecho cuarto de internos a enseñar a pensar y analizar el caso hasta encontrar el diagnóstico del paciente. Eso si era vida, me da no sé qué decirlo pero me divertí tanto haciendo esto una y otra vez que no había necesidad de que me pagaran. 
Pero los tiempos cambian y las necesidades aumentan. Tres hijos y sus necesidades me obligaron a buscar una forma de divertirme con mejor remuneración. 
De la lenta y poco productiva evaluación hospitalaria me pasé a una consulta docente que también me divertía. En los pisos de medicina interna les enseñaba sobre el paciente hospitalizado. Medicina de mayor nivel pero también de menor frecuencia para un médico general. 
En la consulta ambulatoria enseñaba patologías que afectan el diario vivir. Basta con referenciar que el 76% de los colombianos han consultado por algún dolor del sistema músculo esquelético1. Es urgente enseñar esta semiología, también me divertía.
Con los años descubrí otra forma de diversión y de enseñar a mis pupilos, nos inventamos la gran ronda, fueron varios años en donde nos reuníamos con el grupo de docentes, residentes, internos y estudiantes a discutir algún par de casos problema detectados durante la semana. Con la ventaja de hacerla en nuestro hospital, con la participación de un histórico grupo docente y mejor aun con la coordinación de las nuevas promociones de internistas egresados de la universidad.
En esas estábamos cuando llegó el maldito SARS COV-2 y se tiró todo.




  1. Londoño J, Peláez I, Cuervo F, y cols. Rev Colomb Reumatol 2018; 25,(4):245-256



 

domingo, 18 de abril de 2021

El Maligno


El maligno se propaga en nuestra vida,  

su invisible presencia es definida 

por sirenas que corren angustiadas, 

por urgencias del todo desbordadas


Se lucran de este caos unos malditos,

peculados, fraudes y delitos

consuman a diario los políticos

mientras el virus ataca con ahínco.


Ana y Pedro por Mefisto intimidados

declinan aceptar los preparados,

pensando que estando refugiados

pasaran por el Bicho inadvertidos.


Brebajes, preparados, falsas curas

se anuncian con furor en las noticias

falsos alquimistas con pericia,

embaucan a incautos facilistas.


Las farmacias busca con premura

fármacos, drogas y otras curas.

Galenos, enfermeras, terapistas

se aferran a códigos altruistas.


La lucha de farmacias y galenos

ha tenido muy malos resultados.

Ana, Pedro e incautos han caído,

alquimistas y políticos han sido

todos por el virus derrotados. 

domingo, 11 de abril de 2021

La 48


Le atribuyen a Garcia Marquez una frase que seguramente no es de su autoría pero que sirve a mis propósitos de abrir el baúl de los recuerdos “No somos de dónde nacemos, somos de dónde vivimos la adolescencia” En ese caso yo soy de la carrera 48 con calle 70. No soy de la calle 42 con carrera 46 porque allí viví hasta los nueve años. La niñez fue del barrio centro y la adolescencia de la 48.

La niñez tiene su historia, en el centro tuve mis primeros amigos. Hernando con quién hacía bolas de trapo con medias viejas y jugábamos al fútbol en la acera de la casa. Monté la primera bicicleta. En nebulosas recuerdo al señor Pocho con quien dicen me sentaba a conversar escapado de las enaguas de mi mamá. El colegio de la señorita Mary, en donde aprendí mis primeras letras. La iglesia del Rosario en donde fui monaguillo y me sirvió para mis primeras aventuras y mis primeros pesos. Las peritas cosechadas en el patio de la casa de doña Olga, ráfagas de recuerdos. 
Cuando estaba por comenzar la adolescencia nos mudamos para la casa de la tia Magola en la carrera 48 con 70, corría el año 1973. Hoy pienso que la cuadra representaba una clásica calle de Barranquilla, desde el punto de vista de ordenamiento territorial. En su mayoría constituida por casas de familias, tenia en la esquina norte dos edificios. El Hasbun como de 10 pisos y otro en frente de dos pisos. En la esquina sur una clínica pedíatrica. La carrera 48 era un ejemplo de desordenamiento urbanístico.  
En todo caso, la carrera 48 es una calle larga que a principios de los años 70 estaba fundamentalmente habitada por familias de clase media. Doña Mary de la Pava fue nuestra vecina toda la vida, Los primos Blanco Castilla vivieron en frente varios años, la familia Senior arribita de los primos. Doña Lilia de Reyes habitaba la casa de enfrente, El señor Parada y sus hijos más abajo, Doña Ana Teresa de García también mas abajito, vecina de las Ibáñez. 
Victor y Julio Echeverri que vivían al lado de las Ibáñez, Gabriel Martinez entre los Beltran de la Pava y los Parada junto a Jaime Peña y Carlos Moy, vecinos de la carrera  49, cerraban el selecto grupo de amigos que la adolescencia me dejó y todavía conservo.
Fueron mis años maravillosos, en la 48 ocurrió mi primer todo. No olvido las fiestas con papayera en donde doña Roque. Ella y la señora Ana Teresa nos enseñaron a bailar para que disfrutáramos de la reunión. Las noches tranquilas de la ciudad permitían jugar de todo: el escondío, la lleva, el quemáo, trompo, bolita de uña y por supuesto los partidos de bola’etrapo jugados en la calle con la única preocupación de no romper la ventana de un vecino. La cercanía del “Suri” y su primera remodelación permitió alternar la bola’etrapo con el baloncesto. Paliábamos la sed y el hambre en la tienda de las viejitas con una CocaCola y un pan de 20. Sentados en el bordillo, muchas veces en silencio, como corresponde entre los buenos amigos, pasaron los años de una adolescencia sana y sin problemas.
¿De dónde eres tú?

 

viernes, 2 de abril de 2021

Pseudo-COVID

La pandemia se multiplica, el dichoso virus es responsable no solo de la afección pulmonar, articular, daño renal, enfermedad cerebro vascular y otras complicaciones ya conocidas. Ahora, como consecuencia de la ansiedad producida por el temor al contagio se esta describiendo otra enfermedad, no tan mortífica como el COVID-19, pero casi tan molesta, es el pseudo-COVID. 

Esta manifestación se presenta cuando las personas se enteran del contagio de algún conocido, con quien de pronto se tuvo contacto. También ocurre cuando informan del estado de algún personaje que por la enfermedad ha sido hospitalizado con requerimiento de cuidado intensivo, entonces empezamos a sentir los síntomas del virus en nuestro cuerpo. 

Sensación de fiebre, dolor de garganta, dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, todas las manifestaciones descritas son percibidas con tal magnitud que las personas se sienten realmente enfermas. Entonces comienza la cascada de eventos, se consultan a los amigos que ya han padecido la enfermedad o a google o a todo aquel que recomiende algo “efectivo”. Se toman todos los corticoides, antibióticos, ivermectina, aspirina, anticoagulantes, colchicina disponibles. Hacen todas las automedicaciones que en otra ocasión el paciente jamás se tomaría. Se toman pruebas de isopado laringeo, se hacen radiografías, tomografías, exámenes de unos y de otros, mejor dicho el caos total. 

En el último número de la revista de la facultad de medicina de la Universidad Nacional el Dr. Franklin Escobar y su grupo traen un interesante informe sobre esta manifestación mental de la pandemia por SARS-COV-2. Nos recuerdan los autores que cuando la epidemia de SIDA también se observaron estas complicaciones mentales asociadas a la ansiedad producida por el embate de la infección1.   

Los  médicos no estamos ajenos a esta situación, debido a nuestra natural exposición a la patología, es muy frecuente que creamos que estamos contagiados sin estarlo. También ocurre que confundamos otros episodios virales con los del COVID-19. Durante este año de pandemia yo he tenido dos episodios virales que he confundido con una infección por SARS. Por supuesto también hemos tomado toda clase de medicamentos, el Redoxon y la vitamina D se venden como pan caliente por culpa del virus y ahora por el pseudo-COVID.

Todos estos hechos son comprensibles, estamos ante un enemigo de muchas caras. Por eso, mientras llegan las vacunas y también después de ellas, no olvidemos que lo más seguro es cumplir con los mandamientos anti-COVID: Tapabocas - Lavado de manos – distanciamiento social.


  1. https://doi.org/10.15446/revfacmed.v69n1.91032

domingo, 28 de febrero de 2021

Jorge Oñate, réquiem

Cuando se filtró la noticia de las complicaciones de salud padecidas por Jorge Oñate pensé, desprevenido, que este cantante oriundo de la Paz, Cesar, estaba un escalón abajo en relación con los otros juglares vallenatos. 

Hoy cuando su muerte me hace escarbar en el fondo de mi corazón, lugar en donde están los hechos más sentidos de mi vida, encuentro que estaba totalmente equivocado al expresar aquel concepto. Con esta nota quiero resarcir mi ligereza con Oñate y subirlo al escalón del que nunca debí bajarlo.

La primera razón para devolver a su puesto al “ruiseñor del Cesar” la obtengo revisando un casete en donde recopilé los vallenatos de mi mayor gusto. Resulta que en la época del casete, cuando la música se portaba en estos desaparecidos aparaticos, hacer una recopilación de canciones favoritas tenia muchas dificultades logísticas, conseguir los discos, disponer de un buen equipo y del tiempo requerido para grabar, un trabajo pesado. Pues mi selección de “yuquitas” preferidas está encabezada por la interpretación hecha por Oñate del paseo vallenato Ausencia, autoría de Santander Duran Escalona, con el acordeón de Colacho Mendoza. El vozarrón del “Jilguero de America” convirtió esta bella letra en inolvidable. Hoy suscribo esa selección y les cuento cuales son mis tres temas favoritos: Ausencia, Matilde Lina y Luna Sanjuanera.

Otra razón para resarcir el error con este gran juglar del folclor, fue recordar que el primer tema aprendido en música vallenata y que podría cantar sin ayudas es el Cantor de Fonseca del guajiro Carlos Huertas. Este tema fue interpretado hace muchos años por Oñate con gran éxito, a tal punto que en mi casa de ancestros cachacos, poco amigos del vallenato, se escuchaba tanto que lo aprendí de memoria. 

Finamente Jorge Oñate también hizo parte de mi proceso de aprendizaje en las artes del baile. Aprendí a bailar de la mano de dos matronas vecinas de la casa porros sabaneros, muy cadenciosos, pero un poco lentos. Había que aprender a bailar piezas musicales de ritmos rápidos. Oñate hizo presencia en este aspecto de mi desarrollo musical con la vieja Sara, canción interpretada en ritmo de merengue y escrita por Rafael Escalona, que me ayudo con los ritmos rápidos. 

Entonces, Ausencia, El cantor de Fonseca y La vieja Sara con sus respectivos autores hacen parte de mis más caros recuerdos y dejan a Jorge Oñate en el puesto que merece. 

Paz en su tumba.

jueves, 11 de febrero de 2021

La memoria olvidada

Mi hija me observó con una cara que expresaba una mezcla entre incredulidad y asombro. Con un tono de voz producto de esos mismos sentimientos preguntó: ¿No te acuerdas? 

En segundos pasaron por mi cabeza todo los escenarios que ocurren cuando un hijo descubre las debilidades de sus padres. Los almanaques, la vejentud, todo llega, esto no me puede pasar a mí, pensé. 

Rápidamente me propuse embarajar1 la situación, pero ya era demasiado tarde. Mi hija cambió la mirada previa por una indulgente facción que claramente decía: no te preocupes papá, es normal que la memoria falle, no pasa nada. Me dio unas pistas que rápidamente recordé y todo “olvidado” una simple y natural laguna mental. 

Pero no, cuando la memoria empieza a fallar hay que tomar cartas en el asunto. Había que buscar un culpable y posteriormente una solución, si la había.

La culpable fue encontrada sin demoras, la tecnología. Fácil, con el desarrollo tecnológico ya no hay nada que guardar en la memoria. No hay que hacer el ejercicio mental de recordar las cosas. Todo lo que usted tiene que recordar está en el celular, en Google o en Facebook.

Todavía recuerdo el número telefónico 12610, de la prima Cuya Illera, a quien por familiaridad se llamaba con frecuencia. Apuesto lo que quieran a que actualmente no recuerdan más de dos números de teléfono, el propio y el de su pareja, el resto están bien guardados en la memoria del móvil.

Durante muchos años presumí de tener un buen sentido de orientación. En los viajes al extranjero podía conducir y acertar las rutas escogidas. El truco consistía en memorizar puntos en la ruta que luego servían como referencia para regresar. Ahora solo tienes que seguir las órdenes exactas de Waze o Google maps. Ellos se saben las rutas, te llevan y traen sin que tengas que hacer ningún esfuerzo mental para ubicar una via.

Otra habilidad de mi memoria, hoy en crisis, era la capacidad de recordar los nombres de mis pacientes. La verdad no era un gran logro, en cada consulta tenía que escribir sus nombres varias veces en cada formulación. Después de algunas consultas los nombres llegaban a mi memoria sin dificultad. Ahora no hay nada que escribir, los sistemas de historias clínicas llenan todas las formas con solo oprimir un clic.

La única ayuda tecnológica que a la larga agradezco es los recordatorios de cumpleaños que hace Facebook, siempre fui malo para recordar las fechas.

Como ven encontrar culpable para los embates del conocido germano fue fácil, veo difícil en cambio, encontrar la solución a estas fallas de la memoria. Sin embargo, la misma tecnología que no da tregua en su afán por desarrollar programas que facilitan los olvidos, también puede ayudar con aplicaciones que sirvan para estimular el uso de la memoria, buscaré algunas y les cuento si sirven, antes de que lo olvide...

1. Embarajar: Costeñismo. Querer corregir algo después de cometer una embarrada. 

sábado, 16 de enero de 2021

La abuela juniorista


La pasión por el futbol viene por las dos ramas de la genealogía familiar. Muy a mi pesar, la rama paterna no pude disfrutarla pues don Camilo se casó varios años después de haber colgado los guayos. Pero según nos contaba, jugó en el equipo de la armada al lado de José Kaoru Doku, legendario jugador colombo japonés campeón con Santa Fe en el primer campeonato de 1948. 

Por la línea materna el fútbol llegó por la vía auditiva. Alguna vez conté que los domingos era inmancable la visita donde los primos Batle Illera. Recuerdo perfectamente el patio de baldosa roja en donde me sentaba a escuchar las narraciones de Edgar Perea. Los partidos siempre fueron escuchados, ni soñar con ir al estadio. El espartano manejo de la economía familiar no permitía esos lujos. Doña Betty tuvo que esperar a que el hijo mayor, ya médico y un poco mas liberal con los gastos, la invitase al estadio a ver a su Junior del alma. 

El honor de recibir a mi mamá para ver por vez primera, en vivo y en directo, al equipo de sus amores se lo llevó el estadio Nemesio Camacho “El Campín” Corría el año de 1995, mis padres disfrutaban de unas cortas vacaciones en Bogotá. Su visita coincidió con el encuentro entre el equipo tiburón y los Millonarios.

Con el Pibe Valderrama a la cabeza, el equipo que llegaba a la capital tenía una de las mejores nóminas de todos los tiempos, era oportuno ir al estadio. Compré boletas para occidental numerada. 

Con un clima totalmente favorable, nos fuimos ese domingo para el estadio. Llegamos con tiempo para transitar sin afanes el camino hasta nuestras localidades. Mis preocupaciones con la altura del altiplano quedaron en nada. Doña Betty subió con facilidad las graderías, se ubicó con facilidad en nuestras localidades y comentó con cierta expectativa que estábamos rodeados de hinchas azules. Ella siempre ha sido buena para conversar, pero de animo poco expresiva de manera que en silencio esperó el inicio del encuentro.

La cosa no empezó como esperábamos, al minuto 4 un tiro de media distancia y gol del local. Mi mamá que nunca ha dicho una mala palabra grito en dirección al campo: pendejos.  Nunca supe a quién lanzó el improperio si a los de Junior o a los azules.

Minutos más tarde, Héctor Gerardo Méndez se mandó un verdadero golazo en otro tiro de fuera del área. Doña Betty se levantó y gritó el gol con los puños arriba, no le importó estar rodeada de hinchas azules, a los cuales les causó mas bien gracia ver contenta a la abuelita juniorista.

El resto del partido para el olvido, Junior perdió 4 a 1 como suele ocurrir cuando va a la altura bogotana. Sin embargo, pasamos una tarde divertida que sirvió para ver en mi madre una genuina expresión de alegría que siempre recordaré.

lunes, 11 de enero de 2021

Escenario del regreso y agradecimientos

Habían pasado casi siete años desde aquel 19 de junio cuando migré a la capital en busca de cumplir el sueño de ser especialista. La referencia era muy fácil de recordar, en esa fecha, durante el mundial de Italia 90, Colombia le empató al poderoso equipo alemán en el ultimo minuto, con una anotación de antología. En qué momento se pasaron siete años desde aquel gol de Rincon. Terminaban siete años de trabajo duro en búsqueda del crecimiento personal y académico. Hector Lavoe lo canta mejor, todo tiene su final. 

En la vida todos los plazos se cumplen, sin excepciones los momentos llegan. En marzo de 1997, luego de recibir el grado de reumatólogo, había llegado la hora de escoger el mejor lugar para fundar una familia, para echar raíces, para ver crecer a unos hijos, para ejercer la profesión, para quién sabe que más cosas. Debía tomar una decisión correcta, Barranquilla o Bogotá, ese era el dilema, no podía fallar.

El escenario estaba complejo, en el país la guerrilla y los paramilitares se debatían por el poder en la Colombia rural. Masacres atribuídas a los unos o a los otros ocurrian aquí o allá diariamente. Mientras tanto, el presidente Ernesto Samper trataba a toda costa de sostener un mandato obtenido con la mancha del narcotráfico. Conclusión rápida, Colombia tuvo entre 1995 y 1999 la tasa de migración forzada mas alta de toda su historia (5,3 por 1000 habitantes)1

Bogotá en cambio, daba claros visos de recuperación. La cultura ciudadana de Antanas Mokus daba resultados y prometía mejorar con la elección de Enrique Peñalosa. Ni hablar del aspecto económico y laboral, en la capital ese problemita estaba resuelto, la oferta bogotana era seductora. Un contrato de ocho horas con el Instituto de seguros sociales y consulta en dos prestigiosos centros reumatológicos, hacían tentador el aspecto económico de la oferta. El trabajo ya consolidado de Maruja, el apoyo de mis suegros y la compañía de mis mejores amigos consolidaban la propuesta. El problema estaba en que la transformación de la capital requería tiempo y sacrificio. Una frase escuchada en algún momento a Piter resonaba en mi cabeza: “No quiero pasar la mitad de mi vida esperando que un semáforo cambie de rojo a verde” El trueque era economía boyante por calidad de vida.

Mientras tanto desde la tierrita jalaban la familia y la nostalgia. Los viejos y mi hermana necesitaban de un buen apoyo. Durante el último año de mi formación profesional tuve que desplazarme en dos ocasiones a Barranquilla. Mi hermana y don Camilo presentaron sendos problemas de salud que requirieron mi presencia para poder superarlos.

Por el otro lado, ver a Junior los domingos, gozar a plenitud del carnaval y tener a mi disposición la costa norte producían ese nostálgico olor de guayaba que todos los Caribes necesitamos para vivir. El problema, de nostalgia no vive el hombre. En ese par de viajes pude apreciar, de primera mano, que el regreso a la ciudad de mis amores no sería fácil. 

La situación sociopolítica que se vivía en Curramba por esa época presagiaba dificultades al momento de encontrar un buen trabajo. Retornar a la Barranquilla de hoy puede ser un lujo, mucha gente lo quiere hacer, en 1997 era una locura. El enfrentamiento entre la clase política tradicional y el fortalecido movimiento ciudadano del inefable padre Hoyos, no dejaban prosperar a la ciudad. Para colmo de males la Ley 100, regidora del destino de la salud en el país, hacia agua por todas partes. Aunque el palo no estaba para cucharas, decidí probar suerte en la poco prometedora capital del Caribe.

Por aquellos días ya Camilo era parte importante de la familia y del presupuesto, de manera que antes de regresar debía asegurar la estabilidad de la frágil economía familiar. Para tal fin, Martha conservaría su trabajo en Bogotá, yo viajaba solo. Por otro lado, gracias al apoyo de Jose Felix Restrepo, compañero, amigo, profesor y colega, se programó en su centro una consulta semanal de reumatología cada mes. La semana bogotana cumplía entonces doble propósito, apoyar la frágil economía familiar y mantener la estabilidad conyugal de la joven pareja.

Finalmente, en mayo de 1997, armado con los cartones de internista y reumatólogo otorgados por la Universidad Nacional de Colombia, llegué a Barranquilla a probar suerte...


Adenda.

Decía Marco Tulio Cicerón que "Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás”. Otra frase pertinente en este momento para el tema de agradecimiento es un proverbio judío que dice “Quien da no debe acordarse; quien recibe no debe olvidar nunca.

Aprovechando estos dos sentencias quiero una rápida pero sentida mención de las personas que contribuyeron para que esos primeros seis meses en La Arenosa fuesen al menos provechosos.

Pedro Mullet Borja: Concedió vacaciones en el ISS de Endocrinología, Infectología, Medicina Interna.

Pedro Pinto Nuñez: Asignó un semestre de semiología en la Universidad del Norte

Jaime Mercado: Me prestó su consultorio sin ninguna contraprestación.

Wilson Tejeda Gomez: Sirvió como punto de contacto en las diferentes clínicas.

A todos ellos gracias.