Hace unos días en una amena conversación, la prima Stella, comentaba que
los pronósticos conyugales y de paternidad de sus hijos eran negativos. Sus
probabilidades de ser abuela al corto plazo eran en el mejor de los casos
bajas. El comentario me recordó las bajas cifras en el número de hijos de las
familias modernas y me llevó a una nostálgica conclusión: las familias
numerosas se acabaron.
No pude evitar recordar las vacaciones en Bucaramanga en casa de la tía
Áurea o las visitas a Cúcuta donde el tío Enrique. Familias numerosas de muchos
hijos, con muchos primos, sobrinos y ahora nietos y bisnietos. Para los recién
llegados era un problema aprender los nombres de los habitantes y la genealogía
de ese montón de nuevos parientes. ¿Quién era hijo de quién?, sobrino de cuál, el
árbol genealógico se volvía una enredadera. Aparecían primos por todos lados.
En esas enormes casas vivían todos ellos siempre acompañados de alguna tía
soltera que parecía mama de todos y cumplía funciones de vigilancia y control.
Hoy me pregunto, ¿cómo hacían?, de donde salía comida, vestido y mantenimiento
para tanta gente; cómo se repartían a la hora de dormir; se imaginan las 7:00
de la mañana de un día cualquiera para salir al colegio de todo ese combo. El
desayuno, los uniformes, la merienda, hagan cuentas! Hoy se necesita toda una
empresa de logística para sacar adelante ese trabajito.
Se imaginan la cotidianidad de esas familias numerosas, la disputa por
quien va primero al sanitario y quién se baña de último. Menos mal en esa época
había un solo canal de televisión. Se pintan a un papá preguntando quien
se comió tal cosa o quién rompió el jarrón, todos pasándose la culpa unos a
otros.
Pues mis amigos, ese tropel se acabó, hoy una familia numerosa está
conformada por 4 hijos y punto. Las familias promedio están en cuatro
integrantes y el número puede bajar en cualquier momento. La razón es muy
sencilla, los padres de hoy están preocupados por la seguridad financiera y a
más hijos más gastos. Mientras tanto, los hijos de las familias de hoy quieren
tener, en el mejor de los casos, mascotas.
Un buen perro o gato y nada más, los bebés para más adelante. Los hijos
de hoy están en el terreno de la buena vida, el desarrollo profesional y por
supuesto la seguridad financiera.
Me preocupan la cantidad de tías solteras del futuro, las antiguas, las
de las familias numerosas, serán solo materia del recuerdo. Las del futuro
serán la mayoría porque las niñas de hoy no quieren tener hijos.
En el futuro cercano sí queremos ver familias numerosas tocará prender
la tele y ver, en uno de esos canales de series viejas, a los Walthon.