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domingo, 30 de diciembre de 2018

El verbo colaborar


Con frecuencia se menciona que el español es un idioma muy rico, amplio y otros adjetivos que ilustran las bondades de nuestra lengua materna. Sin embargo, los usuarios del castellano ocasionalmente inventamos giros idiomáticos que resultan inapropiados, afectando la belleza de nuestra lengua. Tal es el caso del verbo poner. Este pobre verbo casi cae en desuso por cuenta de un quisquilloso que reencauchó el proverbio catalán del siglo diecinueve: sólo las gallinas ponen. Desde entonces, con tal de no ser comparados con las aves de corto vuelo, el verbo poner se cambia por todos los sinónimos posibles que por supuesto no siempre caben. Los invito a leer una magistral ponencia en defensa del verbo poner escrita por Don Juan Gossain. 
Traigo a colación el cuento del verbo poner para referirme al también uso inapropiado del verbo intransitivo colaborar. Para explicar mi posición, comienzo por mostrar la definición de colaborar según el diccionario de la Real Academia de la Lengua. 
1.        Trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra
2.        Escribir en un periódico o revista, sin pertenecer a la plantilla de redactores.
3.        Contribuir (Concurrir con una cantidad)
Es decir, el verbo colaborar se usa, en su primera acepción, cuando una persona trabaja con otras en pos de lograr un objetivo. El objetivo, en general, beneficia al que recibe la colaboración. Ocurre, incluso, que el colaborador cumple su tarea sin recibir recompensa. En ese orden filológico de las ideas el verbo colaborar se utiliza mal cuando funcionarios que atienden público, reciben quejas o trabajan en el área de servicio al cliente usan la frase: Espere un momento ya le colaboro.
La labor de estos funcionarios amerita el uso de verbos como resolver, solucionar, atender, suministrar, informar, arreglar y seguramente muchos otros, pero no el verbo colaborar. Luego la dichosa frase utilizada en los ámbitos mencionados no tiene cabida. Mucho menos cuando el solicitante del servicio lo hace en trance de una queja. Usar el verbo colaborar cambia el sentido de la acción, pareciera que quien debe resolver el problema es el cliente. Señores de servicio al cliente, cuando un usuario se comunica con su oficina por tener dificultades con su marca, no esta pidiendo colaboración. El usuario quiere resolver un problema y ojalá ¡ya!
Don Juan, ¿será que estoy muy quisquilloso como aquel de las gallinas o tengo algo de razón?  

sábado, 29 de diciembre de 2018

El aguacero

Había que correr, lograr un buen puesto en la tribuna y evitar la mojada producida por el inminente aguacero era sin duda pretencioso, pero había que intentarlo.
Miguel y yo, teníamos boletas para el partido Colombia contra Ecuador por las eliminatorias. Como buenos colombianos y costeños decidimos ir en combo, el día resplandeciente invitaba a un buen plato deportivo y familiar, era la primera vez que asistía con él a un partido de la selección. El combo, completado con dos colegas, salió retrasado para el estadio como era de esperarse cuando se trata de integrar las voluntades de un grupo con ánimo festivo. La tarde que lucía espléndida a la hora de salir con tiempo, comenzó a oscurecerse durante nuestro tardío tránsito hacia el metropolitano. "Que vaina, va a llover" pensé mientras veía como negros nubarrones se acumulaban justo encima de nuestro destino. 
¿Qué hacemos? ¿Dónde parqueamos? Preguntas inútiles cuando estás consciente de lo que viene pierna arriba. Parqueamos lo mas cerca que el retraso permitió, al salir del auto el olor a lluvia y la brisa fría presagiaban un fuerte aguacero. Las primeras gotas eran tan grandes que levantaban tierra al caer. Todo el mundo corría buscando donde guarecerse, pero no había refugio posible, corrimos hasta donde pudimos y sólo el final de una inmensa cola nos detuvo. 
Todavía hoy me pregunto ¿cuál fue el motivo para quedarnos al final de una cola a la intemperie en medio de semejante aguacero? Ahora, no éramos los únicos, de la cola hacían parte todos los personajes que se ven usualmente por estas ocasiones. Los integrantes de la cola decidieron disfrutar el aguacero, menos yo. Seguramente ninguno de ellos fue niño asmático con madre protectora. En mi cabeza retumbaban las recomendaciones de la infancia: "no te mojes con agua lluvia" "no te serenes”, “te vas a apretar". Para acabar de ajustar, los rayos no se hicieron esperar. Cada trueno me hacia recordar una conferencia del maestro Rosselli sobre la mortalidad por tormentas eléctricas. Miguel, mientras tanto, guardaba un prudente silencio, seguro notaba mi angustia ambivalente, salirse de la cola y perder el puesto o pescar un resfriado o un rayo. La respuesta no admitía ninguna duda, seguíamos en la cola.
No sé cuanto tiempo duramos en la cola recibiendo agua a cántaros, lo que sí sé es que todo se mojó. Resultaron damnificados por el diluvio boletas, billetes, zapatos y mi celular que literalmente murió por ahogamiento. Los principales damnificados, sin embargo, fueron mis hijos y futuros nietos porque las recomendaciones maternas hechas durante toda mi niñez, sobre bañarse en un aguacero, se cumplieron, aunque parcialmente.  No me apreté, no hubo crisis de los bronquios, pero pesqué un resfriado que duró una semana. Ahora les quiero decir que vuelvo a hacer la cola y me vuelvo a mojar y todo lo demás con tal de ver ganar a Colombia y cantar el himno nacional en el metropolitano ¡Emocionante! 

jueves, 27 de diciembre de 2018

Comprar en un outlet


Los Estados Unidos ejercen sobre los latinoamericanos una fascinación particular. La imponencia de sus ciudades, la tecnología puesta al servicio del hombre, las facilidades para los discapacitados, sus innumerables parques de diversiones, los interesantes museos y en fin tantas cosas que se inventan los norteamericanos para sacarle la platica al turista hacen que valga la pena volver a visitar al gran hermano.  Una de las atracciones más solicitadas por los turistas de todas las procedencias es ir de compras a un "outlet".
 Casi con delirio y premura se organizan para ir al "outlet" mas grande, al que tenga todas las marcas, no importa cuán lejos se encuentre. Se alquilan camionetas, carros, todos los hoteles tienen diseñado su paquete, para llegar de alguna forma, ojalá antes de que abran los almacenes, cosa de preparar bien el "asalto".
 El hecho concreto es que una vez en el sitio, la única frase válida es "nos vemos aquí en tantas horas" dándose la partida a un rally de compras inimaginable. Se compra porque lo encargaron, porque le gustó, porque esta bonito, porque se puede necesitar, porque no tenía de esas, porque tengo pendientes unos regalos, porque viene la Navidad y no sé cuántos porqués mas.
Se preguntarán al momento de leer esta nota porque de manera intencionada omití la razón fundamental para asistir a un outlet. Ya que ni el más ponderado de los turistas dejará de anotar que los precios en estos almacenes son "bajísimos", que casi están regalando los productos. No hay tal, si bien es cierto que todos los almacenes en las paredes de atrás tienen artículos realmente económicos, estos ya son los saldos de los saldos, llevan meses tratando de ser vendidos, algunos lucen como usados, de manera que solo un absoluto desprevenido compraría un saldo de esos. Mientras tanto, a la entrada de los almacenes, se encuentran artículos de colecciones recientes pero que salieron de los nuevos catálogos de la marca y que pueden comprarse por unos dólares menos, pero no a los famosos precios de regalo que tanto anhelan los compradores. Hasta aquí en realidad no hay mayor dificultad, el problema es que al presupuesto de compras en el outlet debe adicionarse los costos de llegada al outlet y el embarque de lo comprado, equilibrándose los costos de la compra. Veamos lo que les digo, el transporte hasta el outlet puede costar unos 45 dólares por persona, la maleta extra, adquirida por pasarte de compras, cuesta en promedio 50 dólares y la penalidad por peso o por maletas en el aeropuerto unos 35 dólares. Total, 100 a 150 dólares se adicionan al presupuesto por cuenta de la logística, lo que ya no hace tan barato el viaje a los outlets. Sin embargo, la visita a los outlets tiene una insospechada ventaja que en nada se relaciona con los aspectos comerciales.
Así es, hacer compras en un outlet implica caminar y hacer dieta lo que se convierte en una estrategia terapéutica muy completa para el control de las dolencias producidas por él reumatismo. Está bien descrito que a las señoras mientras recorren el outlet de arriba para abajo les desaparecen todos los dolores, pueden caminar durante todo un día sin el mayor asomo de cansancio y cargar mil bolsas de todos los tamaños sin chistar una queja. Al excelente ejercicio aeróbico que implica caminar por horas se adiciona que se les quita el hambre, no van a comer para tener más tiempo de hacer compras, esto se traduce en una dieta que facilita bajar esos kilos adicionales que tanto impactan la autoestima y también a las articulaciones. Es por todo esto que los norteamericanos tienen una razón más para visitarlos, el descubrimiento de otra herramienta para el tratamiento del dolor articular y el sobrepeso, una visita para hacer compras en sus outlets.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

¿Dónde están los niños?

Sinceramente quiero estar equivocado. Debería esperar los pronuciamientos de los entendidos en la materia. Debería esperar los datos estadísticos de los que manejan las cifras. Quizás fue un momento, una circunstancia, no sé. Debo dejar claro que no se trata de un mal entendido, nadie me lo contó, no fue chisme de vecinos afectados por el trasnocho y el guayabo, no. Lo vi con mis propios ojos, o mejor dicho, no lo vi. Este 25 de diciembre en los parques y conjuntos residenciales que visité no vi balones de fútbol en los jardines, vi pocos padres empujando bicicletas, no vi niños corriendo detrás de una bola, no vi niñas peinando Barbies. Sin exagerar, vi pocos niños en el parque. 
¿Dónde están los niños?, me pregunté, ¿qué se hicieron los balones, las muñecas, las bicicletas? No creo que tantos pelaitos se portaron mal, perdieron el año escolar y el niño Dios los castigó, eso no pasa. Será que el niño Dios entró en huelga en protesta, legítima por lo demas, por la preferencia con la costumbre extranjera de Santa Claus? Quizás como los niños de hoy quieren hacer todo por instagram, whatsap o por correo electrónico y en el cielo no hay de eso y menos en un pobre pesebre, entonces no se enteró de los regalos pedidos a travez de las redes sociales.
¿Qué pasó con los juguetes tradicionales que todos los niños salian a lucir orgullosos a las calles y a los parques? Esperaremos los resultados de los analistas de mercados, las cifras de ventas en los grandes almacenes y los datos de expertos en la materia que seguramente nos diran lo que ya intuimos. El balón de fútbol tradicional perdió su partido con FIFA 2019, Las pistolas de juguete, perdieron su batalla con “Call of duty” y todos los juguetes perdieron la pelea con las tabletas electrónicas y los video juegos. 
No lo veo mal, son los juguetes de ahora, eso fue lo que el niño Dios les trajo por ser unos buenos pelaos durante el año. El juguete electrónico no es el problema. La preocupación reside en la salud presente y futura de estos niños sedentarios. Los pediatras ya advierten sobre el problema, esperemos que los padres tambien lo entiendan y tomen medidas para que la salud de las nuevas generaciones no se vea afectada por el uso de los nuevos juguetes.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Noche de paz


En un frío 24 de diciembre de 1818, el pastor Joseph Franz Mohr (1792-1848) decidió visitar a su amigo Franz Xaver Gruber (1787-1863) Faltaban pocas horas para la misa de navidad y necesitaba un villancico que motivara a los feligreces. Llevó consigo un poema que había escrito dos años antes. Esperaba que su amigo, maestro de escuela y también maestro de coro y organista de la iglesia, pudiera poner música a su poema. Para sorpresa de Mohr, Franz Gruber compuso la melodía de "Stille Nacht" en tan solo unas horas ese 24 de diciembre de 1818.
A pesar de ser organista, Gruber debió componer la musica para guitarra debido a que las inudaciones de cercano rio Salzach averiaron el órgano de la iglesia. Pocas horas después de terminar la composición, Gruber y Mohr se pararon frente al altar de la iglesia de San Nicolás en Oberndorf para romper el silencio de ese “Stille Natch” con su nueva composición. 
La Iglesia de San Nicolás fue demolida a principios del siglo XX. Las inundaciones deterioraron la construcción obligando a la ciudad de Oberndorf a trasladarse a un lugar mas seguro, 800 metros río arriba. Alrededor de 1920, se construyó una nueva iglesia parroquial, y una pequeña capilla conmemorativa, la Stille-Nacht-Gedächtniskapelle que reemplazó a la original iglesia de San Nicolas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el villancico se hizo tan popular que las personas asumieron que la melodía debío ser compuesta por algun famoso compositor, Beethoven, Haydn o incluso Mozart. Aunque Gruber reclamó por escrito su autoría antes de su muerte en 1863, las dudas persistieron durante el siglo XX. La pregunta se resolvió oficialmente en 1995 cuando se autenticó un arreglo de "Stille Nacht" de Joseph Mohr. En la esquina superior derecha del manuscrito, Mohr había escrito las palabras: "Melodie von Fr. Xav. Gruber ".
Alrededor de 1832, cuando la melodía de Gruber fue interpretada por cantantes de folk del valle de Ziller de Austria, varias notas musicales se modificaron, y la melodía "Silent Night" se convirtió en lo que hoy conocemos. Pero la Stille Nacht Gesellschaft (Silent Night Society) de Austria no solo trabaja para proteger el legado de Mohr-Gruber, sino que fomenta el uso de las notas originales que compuso Gruber.
En Austria "Stille Nacht" es considerado un tesoro nacional. Tradicionalmente, la canción no se puede reproducir públicamente antes de la Nochebuena y se prohibe su uso comercial. Contrasta esto con la situación en otros países, donde se puede escuchar "Silent Night" en centros comerciales o incluso hacer parte de un anuncio de radio o televisión. Sin embargo, "Silent Night" disfruta de una venerada posición entre los villancicos de todo el mundo, sin importar cómo se llame o en qué idioma se interprete.
La primera presentación conocida de "Stille Nacht" en los Estados Unidos tuvo lugar en la ciudad de Nueva York en 1839, unos 24 años antes de la publicación de una versión en inglés del villancico. Los cantantes de la familia Rainer de Austria incluyeron la versión alemana de "Stille Nacht" en su repertorio durante una presentación en el Monumento a Alexander Hamilton cerca de la iglesia Trinity. La traducción de "Silent Night" interpretada hoy en inglés apareció por primera vez en 1863, el año de la muerte de Franz Gruber, y unos 45 años después de la interpretación inicial de la canción en Austria. El autor de habla inglesa era desconocido hasta 1959, cuando se determinó que era el sacerdote episcopal John Freeman Young, asignado en el momento de su trabajo a la misma Iglesia de la Trinidad asociada con la presentación de "Stille Nacht" en 1839.
El villancico fue cantado simultaneamente en ingles y alemán durante la tregua de navidad de 1914 en la primera guerra mundial. El dia de navidad los soldados alemanes comenzaron a cantar el Stille Nacht a lo cual los soldados britanicos contestaron con el Silent Night propiciando la tregua.
En español se registran varias versiones, la primera es atribuida a Federico Fliedner teólogo germano español en el año 1871. Al final les dejo las estrofas mejor logradas de este villancico en nuestro idioma.

Noche de paz, noche de amor
Llena el cielo un resplandor
en la altura resuena un cantar:
os anuncio una dicha sin par
que en la tierra ha nacido Dios
hoy en Belén de Judá
Hoy en Belén de Judá

Noche de paz, noche de amor
Todo duerme en derredor
sólo velan mirando la faz
de su niño en angélica paz
José y María en Belén
José y María en Belén

Noche de paz, Noche de amor!
Todo duerme en derredor
Sola se escucha en un pobre portal
De una doncella suvoz celestial
Duerme, mi dulce Jesús
Duerme, mi dulce Jesús

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor.
Entre sus astros que esparcen su luz
Bella anunciando al niñito Jesús
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de paz

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor
Sólo velan en la oscuridad
Los pastores que en el campo están;
Y la estrella de Belén
Y la estrella de Belén


Enlaces recomendados:
https://www.youtube.com/watch?v=S2Hu7KDYG3E 

jueves, 13 de diciembre de 2018

"Ya que"

El primo Gustavo me lo había advertido hacía mucho tiempo. Con su experiencia bien ganada como padre de familia, sabía lo que significaba el “ya que”. «Ojo, me dijo, ponte en guardia cuando te digan frases como, “Mijo, ¿no te parece que las paredes están sucias?”. Pilas, de la pintada de la pared no te salvas, pero trata de que el “ya que” no resulte tan costoso.»
Para los que aún no lo captan, el “ya que” consiste en que vamos a pintar la casa y, ya que estamos en eso, cambiamos el piso, y ya que cambiamos el piso, pintemos las puertas de los cuartos, etc, etc.
Total, el “ya que” resulta siendo más costoso que la idea original.
Hace algunos días mi señora expresó su preocupación por lo maltrechas que se veían las puertas de los baños. ¡Quién dijo miedo! Inmediatamente riposté, cual boxeador en combate apretado: 
“Nombe, amor, si están muy bien”.
Los consejos de Gustavo me daban vueltas en la cabeza, ya sabía lo que me venía pierna arriba. Lo que no sabía era que ya estaba noqueado. No había nada que hacer. La observación del deterioro de las puertas no había sido casual, venia estratégicamente acompañada de un recto de derecha contundente a la mandíbula. “Mañana viene el carpintero a revisarlas, para hacer una cotización”.
“Bueno”, respondí noqueado desde la lona y practicando el aforismo si no la puedes vencer, únetele. “Que venga y miramos. Después de todo, las puertas se ven un poco acabadas”. 
Y, para no alargarles el cuento, el “ya que” fue idea mía: una cocina nueva.