Falleció Edgar Perea, el Negro, el Campeón. Aunque no lo conocí personalmente, no puedo evitar sentir que su muerte implica el cierre de una época de mi vida. Una etapa en donde escuchar los programas deportivos constituían una buena parte de mi diversión.
Crecí escuchando las narraciones del Negro en el radio Phillips que tenía mi tío Ñemo en la terraza del patio. Eran los años de Víctor Ephanor, el diablo Caldeira, Hermenegildo Segrera y otros más. Todavía Junior no tenía su primera estrella y al Negro no le habían puesto ninguna sanción por sus imprudencias. Pero ya se vislumbraba todo el éxito que cosecharía. Todavía no aparecía el "qué maravilla" en el canto de los goles de Junior y apenas comenzaba su famoso programa comentando los deportes. Para los que no teníamos edad ni plata para ir al estadio, las impecables narraciones de Perea nos hacían sentir en la tribuna, "Toque por toque así como a usted le gusta, detrás de la pelota" era el lema del Negro y a fe que así era. En el viejo estadio Romelio Martínez su voz era la única voz.
La fama le llegó más tarde con el famosísimo programa de Caracol La Polémica de los deportes, en donde al lado de Hernan Peláez harían el programa de radio más oído del país sin ninguna duda. Escuché la polémica cada vez que pude, me reí con las ocurrencias del Negro y de Jaime Ortiz, me molesté con las impertinencias de Oscar Rentería, aprobé los centrados comentarios de Wbeimar y Peláez. Eso sí, todo fruto de un libreto diseñado por estos monstruos de la radio. También es cierto que la polémica sin el Negro no tenía sustancia, le faltaba pimienta, pimienta negra.
La fama del Negro desbordó las fronteras, narró todos los grandes torneos del fútbol mundial, series mundiales de béisbol, inolvidables peleas de campeonato, basquetbol y hasta el tour de Francia, narró todo lo que quiso. Pero lo que hace pasar al Negro Edgar Perea Arias a la historia del fútbol y de la radio colombiana fue su pasión y compromiso con la selección Colombia.
Perea había narrado todas las frustradas participaciones de la selección en fases premundialistas hasta que se iniciaron las eliminatorias al mundial de fútbol Italia 90. La inauguración del estadio Metropolitano de Barranquilla hizo que la dirigencia designara a Barranquilla como sede de las eliminatorias. La mayor capacidad del estadio y el sofocante clima de la ciudad hacían propicia la designación. Pero había un factor adicional, en el Metro, el Negro era el rey. Con mucho tiempo de anticipación Edgar comenzó a convocar a la gente para hacer del Metropolitano un fuerte inexpugnable, "Aquí no nos gana nadie" era su consigna.
Ecuador, Paraguay y después Israel, por el repechaje, perdieron como lo dijo el Campeón, sin atenuantes. En el estadio, los hinchas conducidos por la fogosa arenga de Perea se convirtieron en una sola y temible voz.
Mientras tanto en el resto del país la narración del Campeón Edgar Perea se escuchaba por la básica de Caracol. Se le bajaba el volumen al televisor y el Negro narraba, una sola voz, como en el Romelio.
Paz en tu tumba Edgar.