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domingo, 15 de julio de 2018

Un grupo, una familia.

Hace algunos años, en el claustro de la Universidad del Norte, el azar reunió a un grupo de jóvenes en trance de iniciar sus estudios superiores. Habían salido de la casa paterna debajo de las enaguas protectoras de la madre con el alma cargada de expectativas, sueños y también temores. Un variopinto grupo de jóvenes procedentes de varios rincones del país fue conformándose al ritmo y rigor de una carrera exigente. Las complejas ciencias básicas decantaron el grupo, las sufridas ciencias clínicas delinearon el carácter. En el crisol de la universidad se fundieron conocimientos y experiencias, sinsabores y alegrías que se cristalizaron el 15 de julio de 1988. Ese mágico día lleno de felicidad y orgullo, producía también incertidumbre, recibir el cartón de Médico Cirujano no terminaba la ruta trazada por el destino. Las puertas para el ejercicio profesional y para la vida misma se abrieron ante ellos, ahora solos y sin conocer lo dispuesto por el creador para su futuro, debían tomar el camino.
Veinticinco años después, el grupo se encontró casi sin proponérselo. El feliz reencuentro demostró que el destino los llevó por caminos similares. Las experiencias obtenidas fueron necesarias para pulir el corazón y el conocimiento de aquellos médicos jóvenes. El rural, los primeros trabajos, el matrimonio, los hijos, migraciones a otros países, nuevos retos profesionales, éxitos, fracasos, conocer las patologías de sus pacientes, la ausencia definitiva de seres queridos, asumir sus propias enfermedades, experiencias formadoras de un caracter único. Como el vino se necesitan años para lograr una buena maduración. Aquellas experiencias y el inexorable paso del tiempo hicieron homogéneo al grupo, las diferencias iniciales se igualaron, no valía la pena volver a separase. 
Hoy, 30 años después relucen los frutos del esfuerzo realizado. Aquellos jóvenes estudiantes del 88 son ahora, un grupo de profesionales exitoso que aporta a la sociedad su sólido conocimiento. Pero también son una familia que disfruta de esa amistad sincera nacida en medio del azar universitario y que ahora se mantiene, por la tozudez que da la vida y la felicidad que produce el reencuentro.