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sábado, 19 de noviembre de 2022

Dulce veneno



Para mi pesar la vieja y reconocida frase que dice: todo lo que me gusta engorda, hace daño o es pecado, ha sido confirmada una vez más. Hace un par de meses, en septiembre del 2022 para ser exactos, se publicó en la revista británica de medicina un completo estudio sobre la seguridad cardiovascular de los sustitutos sintéticos del azúcar. Resulta que unos investigadores franceses demostraron en un amplio grupo de personas que los edulcorantes artificiales (especialmente el aspartamo, el acesulfamo de potasio y la sucralosa) se asociaron con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias. Los hallazgos indican que estos aditivos alimentarios, consumidos a diario por millones de personas y presentes en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa saludable y segura al azúcar. Es decir ni azúcar ni edulcorantes, todo lo que tiene sabor dulce es cardiotóxico.
Lo triste de estos resultados es que llegan cuando ya estábamos cerca de lograr un armisticio con los fabricantes de estas sustancias en donde nosotros, los amigos del dulce, terminamos por aceptar el dudoso e indefinible sabor edulcorante, a cambio de que ellos fueran un reemplazo seguro de la deliciosa pero nociva azúcar. Diabéticos, dislipidémicos, obesos y todos aquellos en quienes el riesgo cardiovascular aumenta con el consumo de la deliciosa y adictiva azúcar sabemos que hamburguesas, perros calientes, pizzas, empanadas, papas y arepas rellenas, caribañolas, tortas, pudines, pastelitos y todas esas delicias de la gastronomía cerebrocardiotóxica, no se pueden disfrutar con agua, por bien carbonatada que ella esté.
Los conocedores del consumo adecuado de estas viandas sabemos muy bien que ellas solo “maridan” con sodas negras, mencionadas así para evitar sospechas de propaganda ilegal. Repito estas comidas tomadas con agua no pegan, no van, no saben igual, la tía Magola tenía la frase perfecta, saben a beso de bobo.
De tal manera señores fabricantes de las bebidas gaseosas y de edulcorantes, los invito a patrocinar investigaciones que encuentren alternativas seguras y de buen sabor para sus actuales bebidas “light”, los tés no parecen ser la solución. Es más les dejo una idea, exploren al jugo de corozo y el agua de panela con limón. Estoy seguro que tienen menor carga de azúcar, de pronto tienen menor riesgo cardiovascular y por supuesto, son tan o más sabrosas que las bebidas industrializadas actuales.