Comenzamos a envejecer desde el mismo momento en que nacemos. Sin embargo, la percepción de este proceso natural se torna evidente aproximadamente 40 años después de aquella nalgada que dio inicio a nuestra existencia.
Los signos de envejecimiento son múltiples, tantos como órganos tiene el cuerpo. La presbicia, pérdida de la capacidad para ver de cerca, es un signo inequívoco de la llegada a los 40 años. Desde ese momento y como una reacción en cadena las manifestaciones en cada órgano van llegando paulatinamente. En la piel, el más grande y visible de nuestro cuerpo, se observan las manifestaciones más conocidas. Arrugas, patas de gallo, papada, manchas seniles, canas y calvicie se cuentan entre las más notorias. La presbiacusia(sordera), la pérdida de masa muscular y otros hallazgos fisiológicos nos recuerdan que la llamada tercera edad ha llegado.
Este proceso natural e inexorable debe tomarse como lo que es, una transición normal de una etapa a otra en la vida. El punto no está en acumular manifestaciones de vejez, esas se presentaran de manera inexorable. El problema está en la imagen que usted proyecta y como su entorno lo percibe.
De esas percepciones se derivan los que llamaré signos sociales de la vejez. Algunos ejemplos de estos signos son: cuando los servicios de seguridad le permiten evitar la fila en el banco o en el aeropuerto, cuando le ceden la silla en un bus o cuando ven la foto de sus hijos pequeños y le preguntan si son sus nietos.
Quiero contarles que descubrí un particular signo social de envejecimiento, en estos días de navidades y año nuevo. Este consiste en un cambio en el rol desempeñado por padres e hijos. Los hijos asumen el papel de los padres y los padres se comportan como hijos.
De manera que si usted luce más viejo que su cédula y los hijos lo regañan como a un niño está jodido, póngase las pilas, tome medidas drásticas pero no pierda la compostura. Piense bien las conductas que va a tomar, puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Medidas saludables y con bajo nivel de riesgo son el ejercicio y la dieta. Mantener un buen peso y tono muscular son medidas efectivas para manejar la caída de los años.
Teñir el cabello puede ser una medida de poco riesgo físico, pero sí de mucho impacto social, sobre todo si usted asume el peligroso acto de escoger el tipo de tinte. Una vez tomada la decisión de usar tinturas para el cabello, busque ayuda femenina, deje ese trabajito a una experta. Las mujeres tienen el gen de pintarse el pelo con una expresión dominante que se activa apenas se ven la primera cana. Todas saben qué hacer, que color de tinte escoger, como aplicarlo, etc. Por eso evite un mal entendido y que sea su señora la que se encargue de la asesoría.
Cuidado extremo debe tener con la aplicación de sustancias cosméticas en la cara. Estos fármacos aplicados por inexpertos, inducen unos cambios que lo harán lucir como el muñeco del humorista venezolano Carlos Donoso.
Otras medidas como cambio en el código de vestuario, visitas a cirujanos plásticos y otras alternativas de mayor inversión deben ser pensadas con cuidado. Finalmente, una medida totalmente inútil en términos de mejorar su aspecto senil es esa de andar con personas mas jóvenes que usted. El llamado colágeno no lo hace ver más joven y en cambio, corre usted el riesgo de ser incluido en el grupo de los llamados “Sugar daddy” o peor aun en los odiosos viejos verdes.
Los signos de envejecimiento son múltiples, tantos como órganos tiene el cuerpo. La presbicia, pérdida de la capacidad para ver de cerca, es un signo inequívoco de la llegada a los 40 años. Desde ese momento y como una reacción en cadena las manifestaciones en cada órgano van llegando paulatinamente. En la piel, el más grande y visible de nuestro cuerpo, se observan las manifestaciones más conocidas. Arrugas, patas de gallo, papada, manchas seniles, canas y calvicie se cuentan entre las más notorias. La presbiacusia(sordera), la pérdida de masa muscular y otros hallazgos fisiológicos nos recuerdan que la llamada tercera edad ha llegado.
Este proceso natural e inexorable debe tomarse como lo que es, una transición normal de una etapa a otra en la vida. El punto no está en acumular manifestaciones de vejez, esas se presentaran de manera inexorable. El problema está en la imagen que usted proyecta y como su entorno lo percibe.
De esas percepciones se derivan los que llamaré signos sociales de la vejez. Algunos ejemplos de estos signos son: cuando los servicios de seguridad le permiten evitar la fila en el banco o en el aeropuerto, cuando le ceden la silla en un bus o cuando ven la foto de sus hijos pequeños y le preguntan si son sus nietos.
Quiero contarles que descubrí un particular signo social de envejecimiento, en estos días de navidades y año nuevo. Este consiste en un cambio en el rol desempeñado por padres e hijos. Los hijos asumen el papel de los padres y los padres se comportan como hijos.
De manera que si usted luce más viejo que su cédula y los hijos lo regañan como a un niño está jodido, póngase las pilas, tome medidas drásticas pero no pierda la compostura. Piense bien las conductas que va a tomar, puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Medidas saludables y con bajo nivel de riesgo son el ejercicio y la dieta. Mantener un buen peso y tono muscular son medidas efectivas para manejar la caída de los años.
Teñir el cabello puede ser una medida de poco riesgo físico, pero sí de mucho impacto social, sobre todo si usted asume el peligroso acto de escoger el tipo de tinte. Una vez tomada la decisión de usar tinturas para el cabello, busque ayuda femenina, deje ese trabajito a una experta. Las mujeres tienen el gen de pintarse el pelo con una expresión dominante que se activa apenas se ven la primera cana. Todas saben qué hacer, que color de tinte escoger, como aplicarlo, etc. Por eso evite un mal entendido y que sea su señora la que se encargue de la asesoría.
Cuidado extremo debe tener con la aplicación de sustancias cosméticas en la cara. Estos fármacos aplicados por inexpertos, inducen unos cambios que lo harán lucir como el muñeco del humorista venezolano Carlos Donoso.
Otras medidas como cambio en el código de vestuario, visitas a cirujanos plásticos y otras alternativas de mayor inversión deben ser pensadas con cuidado. Finalmente, una medida totalmente inútil en términos de mejorar su aspecto senil es esa de andar con personas mas jóvenes que usted. El llamado colágeno no lo hace ver más joven y en cambio, corre usted el riesgo de ser incluido en el grupo de los llamados “Sugar daddy” o peor aun en los odiosos viejos verdes.