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viernes, 16 de diciembre de 2022

Dulce veneno(Médicos)


Para mi pesar, la vieja y conocida frase que dice: todo lo que me gusta engorda, hace daño o es pecado, ha sido confirmada una vez más. En esta ocasión, la encargada de confrontar mis non sanctos gustos fue la revista británica de medicina. Resulta que un estudio publicado por un grupo francés -dedicado a investigar sobre la seguridad cardiovascular de los sustitutos sintéticos del azúcar- demostró que los edulcorantes artificiales (especialmente el aspartame, el acesulfamo de potasio y la sucralosa) se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias1

Los hallazgos publicados en septiembre de 2022 indican que estos aditivos alimentarios, consumidos a diario por millones de personas y presentes en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa saludable y segura al azúcar. No sobra mencionar que el impacto negativo de los edulcorantes en las enfermedades cardiovasculares ya fue sugerido por observaciones experimentales, sin embargo los resultados de estudios en humanos y en vida real eran limitados. Es por eso que los datos obtenidos por este trabajo, a partir de una cohorte prospectiva de gran escala, con más de 100.000 pacientes incluidos, en donde evaluaron todo tipo de hábitos de consumo de estas sustancias son tan relevantes.

Las consecuencias del consumo de azúcar no están limitados al efecto sobre los capilares del sistema cardiocerebrovascular. Se ha demostrado que la ingesta excesiva de glucosa, fructosa, sacarosa y jarabe de maíz de alta fructosa en la dieta occidental puede causar trastornos metabólicos e inducir el aumento de mediadores inflamatorios y ciertas citocinas proinflamatorias en diversos tejidos, lo que conduce a la resistencia a la insulina y a la inflamación crónica de bajo grado. Este estado proinflamatorio inducido por las bebidas azucaradas juegan un papel clave en la patogenia de la artritis reumatoide (AR). 

En una encuesta de seguimiento, los investigadores encontraron que las mujeres que beben lo equivalente a un dólar diario en bebidas azucaradas tenían un mayor riesgo de AR seropositiva en comparación con las mujeres que no consumen estas bebidas, con un mayor riesgo entre las mujeres mayores de 55 años. Otra razón por la cual las bebidas azucaradas pueden causar AR, además de su importante papel en el mosaico autoinmune, es que impactan de manera notable al microbioma. Se sabe que el alto consumo de bebidas endulzadas con glucosa y fructosa reduce la flora beneficiosa en el intestino, especialmente Prevotella, que se ha encontrado tiene estrecha asociación con la patogenia de la AR2

Lo triste de estos resultados es que llegan cuando ya estábamos cerca de lograr un armisticio con los fabricantes de estas sustancias en donde nosotros, los amigos del dulce, terminamos por aceptar el dudoso e indefinible sabor edulcorante, a cambio de que ellos fueran un reemplazo seguro de la deliciosa pero ahora nociva azúcar. Diabéticos, dislipidémicos, obesos y todos aquellos en quienes el riesgo cardiovascular aumenta con el consumo de la deliciosa y adictiva azúcar sabemos que hamburguesas, perros calientes, pizzas, empanadas, papas y arepas rellenas, tortas, pudines, pastelitos y todas esas delicias de la gastronomía cerebrocardiotóxica, no se pueden disfrutar con agua, por bien carbonatada que ella esté. Los conocedores del consumo adecuado de estas viandas sabemos muy bien que ellas solo “maridan” con las muy promocionadas sodas negras (mencionadas así para no meter en líos al editor de Global Rheumatology) Estas comidas acompañadas con otras bebidas no pegan, no van, no gustan igual, como diría mi abuela: saben a “beso de bobo''. 

Un beso de mejor sabor y menor peligrosidad podríamos obtenerlo frecuentando dietas como la mediterránea. Se ha demostrado que el consumo de este tipo de régimen alimentario reduce la incidencia de enfermedades como la AR cuando se compara con las dietas occidentales ricas en azúcar.

De tal manera, señores de la industria del azúcar, bebidas gaseosas y de edulcorantes, los invito a patrocinar investigaciones serias y sin amaños3 que encuentren alternativas seguras y de buen sabor para sus actuales bebidas “light”.  Un edulcorante de buen sabor que no estimule la inflamación crónica de bajo grado será el santo grial de la industria de los alimentos seguros.

Referencias:

  1. Debras C , Chazelas E , Sellem L , Porcher R , Druesne-Pecollo N , Esseddik Y et al. Artificial sweeteners and risk of cardiovascular diseases: results from the prospective NutriNet-Santé cohort. BMJ 2022;378:e071204 doi:10.1136/bmj-2022-071204.
  2. Ma X, Nan F, Liang H, et al. Excessive intake of sugar: An accomplice of inflammation. Front Immunol. 2022;13:988481. Published 2022 Aug 31. doi:10.3389/fimmu.2022.988481.
  3. Kearns CE, Schmidt LA, Glantz SA. Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research: A Historical Analysis of Internal Industry Documents [published correction appears in JAMA Intern Med. 2016 Nov 1;176(11):1729]. JAMA Intern Med. 2016;176(11):1680-1685. doi:10.1001/jamainternmed.2016.5394

 

 

  

sábado, 19 de noviembre de 2022

Dulce veneno



Para mi pesar la vieja y reconocida frase que dice: todo lo que me gusta engorda, hace daño o es pecado, ha sido confirmada una vez más. Hace un par de meses, en septiembre del 2022 para ser exactos, se publicó en la revista británica de medicina un completo estudio sobre la seguridad cardiovascular de los sustitutos sintéticos del azúcar. Resulta que unos investigadores franceses demostraron en un amplio grupo de personas que los edulcorantes artificiales (especialmente el aspartamo, el acesulfamo de potasio y la sucralosa) se asociaron con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias. Los hallazgos indican que estos aditivos alimentarios, consumidos a diario por millones de personas y presentes en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa saludable y segura al azúcar. Es decir ni azúcar ni edulcorantes, todo lo que tiene sabor dulce es cardiotóxico.
Lo triste de estos resultados es que llegan cuando ya estábamos cerca de lograr un armisticio con los fabricantes de estas sustancias en donde nosotros, los amigos del dulce, terminamos por aceptar el dudoso e indefinible sabor edulcorante, a cambio de que ellos fueran un reemplazo seguro de la deliciosa pero nociva azúcar. Diabéticos, dislipidémicos, obesos y todos aquellos en quienes el riesgo cardiovascular aumenta con el consumo de la deliciosa y adictiva azúcar sabemos que hamburguesas, perros calientes, pizzas, empanadas, papas y arepas rellenas, caribañolas, tortas, pudines, pastelitos y todas esas delicias de la gastronomía cerebrocardiotóxica, no se pueden disfrutar con agua, por bien carbonatada que ella esté.
Los conocedores del consumo adecuado de estas viandas sabemos muy bien que ellas solo “maridan” con sodas negras, mencionadas así para evitar sospechas de propaganda ilegal. Repito estas comidas tomadas con agua no pegan, no van, no saben igual, la tía Magola tenía la frase perfecta, saben a beso de bobo.
De tal manera señores fabricantes de las bebidas gaseosas y de edulcorantes, los invito a patrocinar investigaciones que encuentren alternativas seguras y de buen sabor para sus actuales bebidas “light”, los tés no parecen ser la solución. Es más les dejo una idea, exploren al jugo de corozo y el agua de panela con limón. Estoy seguro que tienen menor carga de azúcar, de pronto tienen menor riesgo cardiovascular y por supuesto, son tan o más sabrosas que las bebidas industrializadas actuales.

sábado, 1 de octubre de 2022

Semana cultural

 

 

Corría el año de 1980,  en los tiempos libres los estudiantes de quinto año de bachillerato se dedicaban a lo que todo pelao de esa época podía hacer, oír música, jugar fútbol o baloncesto, las opciones no eran muchas. Hasta que llegó un cura con ideas diferentes. Jaime Pedro Pablo Ortiz Santacruz fue nombrado director académico y con él llegaron unos inesperados cambios. Se crearon el coro del colegio con la dirección del músico Mincho Anaya; se estimuló el grupo musical las Termitas Band; se conformó un grupo de teatro con la dirección de Luis Ruiz y se permitió la inclusión de estudiantes de colegios femeninos en el coro y el grupo de teatro. Para esos años los colegios mixtos eran toda una utopia. 

Mas utópicas quizás fueron las semanas estudiantiles también llamadas culturales de esos años. Con el apoyo de Jaime, Mincho y Lucho Ruiz se montaron tres eventos que fueron replicados al año siguiente y que me dejaron un grato recuerdo. Los eventos fueron un festival de coros y un festival de la canción intercolegial. También se hizo una presentación de dos obras de teatro. El medico a palos de Moliere en 1980 y Antígona de Sófocles en el año siguiente.

Fueron dias de arduo trabajo, los estudiantes hicimos las escenografías y los montajes. Para Antígona, en el año 81, se tomó la gradería de piedra del patio principal del colegio como escenario, el público fue acomodado en las canchas de baloncesto en frente. La presentación fue de noche, de manera que por la iluminación, las gradas lucían como la antigua Grecia.

El festival de la canción y el festival de coros intercolegiados fue todo un espectáculo. La competencia entre los colegios hizo más interesante los eventos. 

El de coros se hizo en el auditorio central del colegio, el festival de la canción fue en el coliseo con tarima, luces y amplificación profesional traída por el profesor Edgar Grice que tenia ese negocio. Qué tiempos aquellos...

Traigo todo este cuento a colación por la fotografía que me hizo llegar el compañero del grupo de teatro Apolinar Theran. Si la memoria no me falla estábamos en la práctica del médico a palos, obra de Moliere, nuestro primer montaje. A partir de allí y con el apoyo de los profesores se hicieron los festivales y las otras presentaciones. 

No sé si todavía se hagan estos eventos pero les aseguro que gracias a estas iniciativas aprendimos y nos cambio la vida a muchos de los que vivimos estos momentos. Quizás es muy tarde para dar las gracias a todos los que participaron y apoyaron, algunos ya fallecidos, pero....de todas maneras gracias…

sábado, 20 de agosto de 2022

Los parques de diversión.

Hace rato no me percataba de la llegada de una ciudad de hierro a Barranquilla. Esta colección de atracciones mecánicas forradas con luces multicolores que atraen a los amantes del vértigo se habían alejado de Barranquilla tal vez por falta de espacio.  

El nuevo malecón con una infraestructura adecuada y amplios espacios facilita el arribo de estos parques de diversión itinerantes que como anotaba, hacía tiempo no venían por estos lares. Eran las épocas en donde el parqueadero del estadio municipal era utilizado por circos, festivales de cerveza y parques de diversión itinerantes para instalar sus carpas y atracciones mecánicas. También los vecinos del sector improvisábamos canchas para jugar futbol o beisbol en las tardes libres. Convertido en paradero de Transmetro, los circos y las llamadas ciudades de hierro se perdieron de la zona norte de la ciudad. 

No soy un buen referente en materia de las diversiones ofrecidas por las llamadas ciudades de hierro. Admiro mucho a todos los que se embarcan a gritar en esas atracciones, yo no sirvo para eso.  Todas esas “diversiones” mecánicas se fundamentan en dar vueltas una y otra vez de tal forma que aquellos incautos con un fragil sentido del oido terminamos la experiencia con un mareo proverbial y en el peor de los casos vomitando hasta el apellido.

Tengo vivo el recuerdo de mi primera experiencia con una de esas llamadas atracciones mecánicas. Así fue, me monté en un juego que para los amantes de estas diversiones es meramente un juego de niños, las tazas, nada del otro  mundo. Mientras no se toque el volante de la tasa todo va bien. Pero mi prima Estela quería tener vértigo y comenzó a darle vueltas a la rueda central de la taza. Fueron tres interminables minutos dando vueltas sobre el eje y en el plato, mientras Estela y la tía Magola se reían yo me mareaba irremediablemente. Al bajar de la maquina di unos pasos erráticos y sin mediar palabras vomité hasta el pudín de la primera comunión. Como consecuencia del mareo no fui capaz de montarme en ninguna otra atracción mecánica, tampoco pude disfrutar las golosinas que venden en estos lugares, el algodón de dulce, los  perros calientes, crispetas y otras mas fueron evitadas para no vomitar nuevamente. Después de un rato de descanso me dediqué a la otra distracción que traen las ciudades de hierro, capturar pendejos ositos de peluche o jugar al tiro al blanco tratando de obtener regalos mas pendejos que no sirven para nada. Qué mareada tan tenaz menos mal no nos dio por montarnos en la temible montaña rusa.

 

miércoles, 29 de junio de 2022

Aire con condición

Tradicionalmente por estos días de mitad del año en el Caribe colombiano se inicia la temporada húmeda. En Barranquilla, debido a la ausencia de un sistema de drenaje de aguas lluvias formal, las calles cumplen la función de alcantarillado pluvial superficial. Por esta y otras razones en estas épocas lluviosas, las calles curramberas traen corrientes de agua denominadas arroyos.   El problema esta en que cuando las lluvias son muy intensas estos arroyos se convierten en peligrosos caudales que pueden causar muerte y desolación. Por eso desde niño en Barranquilla nos enseñan que cuando llueve hay que quedarse quieto en donde se encuentre. 

Pero no todo es malo con los aguaceros torrenciales que caen en nuestra tierra. Sin ser expertos en meteorología, los caribeños sabemos que cuando más calienta el sol más pronto caerá un aguacero proverbial. Como mandado por Dios un zipote aguacero cae preciso al medio día para bajar la canicular temperatura a niveles primaverales. Entonces se aprovecha el aguacero para almorzar con calma y luego hacer una siesta con un clima semejante al inducido por un enfriador de  aire.

Dicho sea de paso en otras épocas el dichoso aire acondicionado era un articulo de lujo. Hoy se nos olvida, porque gracias a los chinos y su economía de escala es mas fácil acceder a un aparato acondicionador de clima, pero en otros tiempos, solamente las familias muy acomodadas disfrutaban del lujo de tener aire acondicionado.  Ni soñar con un aire central, esos los conocí cuando tuve la oportunidad de visitar los Estados Unidos. En Quilla los mas utilizados, por ser más económicos, eran los aires de ventana. Todavía se ven en los edificios de mayor edad los espacios dejados por los arquitectos para el uso de este necesario electrodoméstico. Ahora que digo electro caigo en la cuenta que muchas familias lograban disponer del aparato en la ventana pero solo se encendía uno por el costo del servicio de electricidad. De tal manera que el lujo en Barranquilla no era tener aire acondicionado, el lujo era encenderlo. 

En cualquier caso, para ricos y pobres un aguacero al medio día significaba una temperatura primaveral por un par de horas que permitían hacer una siesta a pierna suelta por mas tiempo del usual y si el aguacero se prolongaba, llegar tarde a la jornada colegial de la tarde y salvarse de la temible hojita suelta del profesor Mengual (saludo a los alumnos y amigos del San José)

Low Cost

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, la celebre frase quiero aplicarla hoy a los fieles usuarios de la renovada Avianca. No están lejos los tiempos en que daba gusto alardear del servicio recibido en la aerolínea colombiana. De ella se podrá decir todo lo que quieran, pero los usuarios Avianca plus hoy, añoramos el servicio y la comodidad en los vuelos ofrecidos por esta aerolínea en épocas no muy pretéritas.

Quizás el cambio más evidente se sintió en la política de sillas. No se cuantos asientos adicionales metieron en esta reestructuración a los aviones, pero literalmente cualquier persona que pase de los 1,70 de estatura experimentará algún grado de incomodidad durante el viaje y ni hablar si su indice de masa corporal esta por encima del valor normal, sufrirá el sobre peso cada minuto del vuelo.

Poco rango de inclinación en el espaldar, muy escaso acolchonamiento de la silla y un reducido espacio para las piernas hace pensar que Avianca entró en la política del “low cost” sin aceptarlo y peor aun, sin que se vea reflejado en las tarifas que cada día están más costosas. No entiendo cómo tienen cara para una política de tarifas diferenciales si las sillas son iguales para todo el mundo, pague lo que pague. 

Lo grave del caso es que el ejemplo cunde, recientemente tome un vuelo en el viejo mundo de la conocida Air France. Las mismas incomodas y poco espaciosas sillas me tocó calarme en un viaje de dos horas.

Los sobrecargos, azafatas o auxiliares de vuelo, nombre menos discriminatorio, están por desaparecer. Se mantienen, imagino yo, porque las reglas de la aeronáutica las imponen los cuadriculados norte americanos. Qué hacen cuatro auxiliares de vuelo en un trayecto tan corto como Bogota Cali o Medellín? Una vez organizado el vuelo y todo el mundo en su incomoda silla qué tienen para hacer? muy pocas cosas. Porque dentro de la tendencia a “lowcostizar” léase depauperar el servicio, ya los auxiliares no reparten ni el juguito de cajita, ni el reconfortante café y mucho menos las deliciosas achiras. Ah! tiempos aquellos cuando don “Efro” o inclusive don Julio Mario lideraban la compañía. El servicio Ruana Roja de Avianca era de lujo y no lo sabíamos.

sábado, 18 de junio de 2022

En Barranquilla me quedo



Suele suceder que los extraños identifican con más facilidad las bondades de un lugar que sus propios habitantes. El cuento viene porque hace unos días conocí a un mexicano americano que decidió radicarse en Barranquilla para vivir sus años de retiro. La historia completa es que el hombre, por estar casado con una barranquillera, disponía de tres opciones para ubicar sus cuarteles de invierno: La primera opción es México, su país de nacimiento, con el cual mantiene estrecha comunicación; la segunda los Estados Unidos, país donde trabajó por 45 años y Colombia, país de nacimiento de su esposa. 
La respuesta no parece tener mayor problema, los Estados Unidos y México tienen ventajas que hacen fácil inclinarse por cualquiera de los dos países. Pero este, ahora colombo mejicano, sin titubeos contestó que desde el momento que conoció a Barranquilla le dijo a su esposa que sus últimos años los pasaría en la Arenosa. Parafraseando al Joe nuestro amigo dijo a su familia: en Barranquilla me quedo. 
Obviamente pregunté cuál fue la razón que lo llevó a decidirse por Barranquilla. Su respuesta fue clara y contundente porque aquí hay fiesta y alegría todos los días.
Explicó que su país era muy bonito pero lo prefería para ir de vacaciones. Con relación a los Estados Unidos a nuestro nuevo vecino los gringos le parecen muy aburridos. En el gigante del norte a los adultos mayores los mata el tedio, de manera que tampoco.
En cambio Barranquilla es una ciudad en donde se vive de fiesta en fiesta, fueron sus palabras textuales. Cuando no cumple años el vecino de enfrente, se casa el de al lado, se gradúa de bachiller el de la esquina, se bautiza el hijo del primo, en fin no me imagino el barrio en donde vive este nuevo hijo de Curramba. Qué habría ocurrido si este amigo hubiese llegado a la ciudad en la época en donde las casas no disponían de las poco amigables rejas que hoy la inseguridad obliga. La costumbre era pasar de pretil a pretil o visitar la casa de al lado sin otro anuncio que llevar algún delicioso plato típico recién preparado, para luego compartir los últimos chismes de la vecindad.
Qué bueno sería una Barranquilla con los encantos de hoy, parques, malecón, plaza de la paz y casas sin rejas en donde los vecinos convivan tan felices que todos los días son viernes. 

 

 

sábado, 16 de abril de 2022

Harrison´s anécdotas

A propósito del ampliamente retuiteado tweet del doctor Gamba del instituto de nutrición en Mexico, también tengo un par de anécdotas protagonizadas por el libro de Harrison. Mencionaré los milagros pero no los santos solo para mantener la prudencia. 
De la primera referencia sólo soy el narrador pero la he contado tantas veces que con el tiempo me convertiré en su protagonista. 
Cursábamos el sexto semestre de medicina y todo el mundo recomendaba el texto de Harrison para estudiar medicina interna. Problemas, la edición en español era la traducción de una edición inglesa anterior a la vigente y por su tamaño venía en dos tomos. La edición más reciente, venía en un solo tomo lo que facilitaba su transporte y la hacía más económica pero tenía un inconveniente estaba en inglés. 
Mi compañero oriundo de las sabanas cordobesas que no manejaba muy bien su inglés, pero quería estar al día decidió luego de reflexionar comprar la edición inglesa. Aprendo medicina Interna y aprendo inglés, pensó. Fulano armado de un portaminas y un diccionario de inglés español comenzó a leer su texto de Harrison. Encima de cada palabra desconocida escribía su significado. Para no alargar el cuento este amigo con el tiempo se convirtió en traductor de artículos para aquellos compañeros de menor interés. Además se convirtió en un prestigioso anestesiólogo en la capital del país. Todo gracias a su empeño y al Harrison por supuesto. 
La otra anécdota si es mía. Partía para Arauca a desempeñar la medicatura rural cargado de grandes expectativas y mas bien ligero de recursos. Había que hacer una buena selección de lo que me acompañaría en el viaje. En esas cavilaciones estaba cuando pase por la librería médica. En su vitral anunciaban la última edición de Harrison. Debo decir que sopesé varias veces la decisión. Finalmente el Harrison me acompañó al rural y el primer año de residencia. Las primeras semanas del rural fueron de poco trabajo de manera que el Harrison fue utilizado ampliamente. Pero la verdadera anécdota fue el caso de una mujer de edad media que consulto por palpitaciones. 
La causa de este síntoma no la había podido aclarar el rural de turno. Mientras los colegas revisaban los datos tratando de encontrar el diagnóstico, me dediqué a examinar la paciente. Por mi mente pasaban las enseñanzas de mis profesores ¿qué me preguntaría el maestro Arcelio? El pulso, frecuencia cardiaca, presión arterial y la auscultación me indicaban una fibrilación auricular, estaba seguro. Sotto voce le comenté a Piter. El muy vivo sin mediar palabras dijo a los rurales: “Elias dice que es una fibrilación auricular” Entonces Sutano respondió con la seguridad conocida: “estas equivocado” y siguió “la frecuencia en esa patología siempre es superior a 200 por minuto y esta señora no ha tenido nunca más de 150 latidos por minuto”
Las lecturas sobre el tema se arremolinaban en mi cabeza, el colega en algo tenía razón, pero mi examen clínico me indicaba sin dudas una fibrilación auricular. Ante la duda abstente, pensé. Necesitaba ayuda, pero en Arauca no había a quién preguntarle. El Harrison me sacaría de dudas
Nunca había leído con tanta avidez el capitulo de un libro, literalmente lo devoré. La conclusión era la siguiente: Sutano tenía razón en anotar que la frecuencia en la fibrilación auricular era muy alta entre 350 y 600 contracciones por minuto. Pero, son contracciones auriculares que en su mayor parte no se ven. Las que se ven y se registran en el electrocardiograma son las ventriculares que usualmente están por debajo de 200 y son irregulares como yo veía en la paciente. Armado con mi Harrison retorné al hospital. Los colegas rápidamente se dieron cuenta de la situación. Decidimos seguir las pautas terapéuticas expresadas en el texto. No disponíamos de monitor de signos vitales, dependíamos de lo que nos informara la paciente. Los minutos pasaron con la lentitud propia del que anhela. No sé cuanto tiempo pasó, pero volví a respirar cuando la paciente manifestó que se sentía mejor. 
 

domingo, 3 de abril de 2022

Sogamoso

 

Aproveché la temporada de carnaval para visitar a mi hija Laura que hace sus primeros seis meses de internado en la ciudad de Sogamoso. Con la excusa de ser unos padres sobre protectores Martha y yo nos fuimos a visitar el altiplano cundiboyacense. 
Debo advertir que durante mi periplo bogotano, el vecino departamento de Boyacá no fue objeto de mi atención. Una visita a la muy nombrada Villa de Leiva y una conferencia en el hotel Estelar de Paipa fueron mis únicos contactos con esta tierra cargada de historia y leyenda. 
No quiero parecer repetitivo pero en esta ocasión al igual que en el viaje a Pasto del cual les comenté en la nota anterior, también tenía una idea preconcebida de la vida en estos municipios que como deben suponer está totalmente equivocada.
Sogamoso esta localizada al centro del departamento de Boyacá y es capital de la provincia de Sugamuxi, la cual limita por el occidente con otra provincia importante, la de Tundama. Para llegar a Sogamoso desde Bogotá se necesitan aproximadamente 4 horas de conducción incluyendo el tiempo del tradicional embotellamiento a la salida de la capital. Una magnífica doble calzada nos llevó hasta Paipa en donde nos encontramos el bello lago Sochagota y el esplendido hotel Estelar en donde nos quedamos. Sogamoso se encuentra a unos 40 minutos más adelante de Paipa por una carretera muy transitada que refleja el empuje económico de la región. 
Sogamoso no es un pueblito cualquiera, puede dársele el nivel de ciudad intermedia. Con 112.000 habitantes que trabajan principalmente en la economía minera, agraria y de servicios, esta ciudad tiene el nivel de muchas capitales de Colombia. 
Con un comercio movido, almacenes de marcas nacionales e internacionales, concesionarios de unos y otros, atendidos por gente sencilla y muy amable, Sogamoso y los pueblos que la rodean tienen lo suyo. 
No se puede olvidar hacer una referencia al bello paisaje de montaña propio de nuestras tres cordilleras. Por donde se mire encontrará usted un precioso verdor que invita a caminar y a disfrutar del encuentro con una naturaleza pura, limpia y a una temperatura muy agradable.
Un goloso como yo no puede olvidar mencionar las delicias gastronómicas de la zona. Para no caer en exageraciones solo mencionaré lo que mas repetí por su buen sabor. Sin llevar un orden particular les recomiendo caldo de papa con costilla, changua, almojábanas, tamales, arepa boyacense, envueltos de maíz, longanizas, y quesos. Mención especial merece la torta de almojábanas con bocadillo y helado de vainilla que se encuentra en el hotel Estelar, sencillamente deliciosa. 
Vale la pena cambiar el tradicional destino playero de las vacaciones. Los hoteles empotrados en bellos paisajes de montaña a orillas de preciosas lagunas observados en Boyacá son un destino fabuloso.

Pasto


El curso de reumatologia programado para este año, en la ciudad de Pasto, generaba muchas expectativas. La nueva junta directiva de la asociación interpretando el sentir de los miembros decidió hacer un curso presencial. El reencuentro luego de la pandemia, era esperado por todos. Sin embargo cierta preocupación se sentía en el ambiente por el lugar escogido para el evento. Que era una ciudad pequeña para acoger un curso grande, que sus problemas con el aeropuerto, en fin era la oportunidad de conocer una ciudad que tal vez de otra manera no visitaríamos. Pues cuan equivocado estaba. 

Comencemos por el viaje. Pese a las condiciones climáticas que vive nuestro país, el viaje fue igual a cualquier otro viaje hecho en Colombia. La temida aproximación y el aterrizaje en el Antonio Nariño de Pasto fue igual a la de cualquier otro aeródromo colombiano localizado en tierra montañosa. Ahora pienso que eso del terrible aterrizaje en el aeropuerto nariñense es otro cuento más de los pastusos para que no vaya tanto forastero a tirarse su bella ciudad.

No solo bella sino gran ciudad, con todas las letras. Pasto no es ninguna ciudad intermedia. Es toda una capital con una gran infraestructura, muchas dobles calzadas, una gran via de 8 carriles; magnificas carreteras que bordean impresionantes abismos para conectar los municipios cercanos; nuevos edificios para habitar en el norte de la ciudad con acabados modernos. Pasto es una ciudad a los pies del Galeras bonita, limpia, sin pordioseros. La verdad no vi indigentes, ni limpiadores de vidrios, ni saltimbanquis, nada de eso. Lo que sí vi y por cantidades es gente amable, sencilla, dispuesta siempre a atender al que pregunta, sin miedos, sin recatos. Qué linda es la gente pastusa. 

Por la brevedad del viaje solo tuve la oportunidad de conocer los dos mayores atractivos turísticos del departamento. El santuario de las lajas y la laguna de La Cocha. El primero, una impresionante demostración de la capacidad de la ingeniería colombiana y ecuatoriana, esta dentro de las iglesias más bellas del mundo. No me detendré en la descripción de su belleza, solo les digo que todo colombiano debe visitar esta bella obra arquitectónica.
La laguna de La Cocha es un bello atractivo natural localizado a unos 20 kilómetros de Pasto y a 2680 metros sobre el nivel del mar. La belleza del paisaje y la tranquilidad que se respira en la zona hacen de este lugar un magnifico destino para el descanso y la relajación de la ajetreada vida diaria.
En medio de este paraíso natural y arquitectónico se produjo el reencuentro de los reumatólogos colombianos. La verdad no pudo ser mejor el lugar escogido para el curso XII de nuestra asociación. La alegría producida por el encuentro postpandémico no pudo estar mejor enmarcada. El magnifico programa científico y cultural quedará en los anales de la ACR como uno de los mas sentidos de nuestra historia. 
Cierro esta humilde nota expresando mi agradecimiento a la junta directiva y especialmente a Carlos Arteaga y a Orlando Villota por las atenciones y el empeño puesto en este curso. San Juan de Pasto prometo que volveré. 


domingo, 16 de enero de 2022

Por sapo. Remasterizado

Se podría definir a la narrativa oral como el arte de contar cuentos, historias, vivencias o experiencias manteniendo al oyente cautivo y en expectativa. Siempre que reflexiono sobre la practica de este arte o que simplemente me encuentro en situación de contar una buena historia recuerdo a un colega, cirujano general  que en una tarde de playa, hizo gala de su arte narrativo al contarnos una experiencia vivida durante su periodo de entrenamiento.

Miguel estudió medicina en Rumanía durante el periodo final de la férrea dictadura, de corte estalinista, presidida por Nicolae Ceausescu. Durante los años 80, este país vivía momentos difíciles. La escasez de recursos y los conflictos internos presagiaban la caída del régimen comunista.

Una tarde, de esa peligrosa y confusa época, a Miguel se le ocurrió ir al cine. Decidió ir solo, su verdadera intención era relajarse del agobiante turno anterior y no tanto para  disfrutar una película.

Aunque ya era tarde, la cercanía del teatro le permitió caminar con tranquilidad hasta la entrada del viejo teatro. Una pequeña fila de silenciosos espectadores, presagio de una mal aforo, se desprendía de la puerta de la taquilla. Sin hacer preguntas nuestro amigo, tomo el último lugar de la fila. Miguel contaba que por esos días no se podía conversar con cualquier persona. No se sabía quién trabajaba para el régimen o para la oposición. De manera que una frase mal interpretada podía significar la deportación y ya faltaba poco para terminar la carrera.
Un par de minutos mas tarde, el último lugar de la fila fue ocupado por una bella joven, acompañada por un chiquillo de unos 4 años. Desde el mismo momento de su llegada la joven daba muestras de preocupación, miraba para todas partes mientras aspiraba un cigarrillo con avidez. El pelao jugaba con un popular osito sin preocupaciones. 
Al fin médico, Miguel comenzó a imaginarse el cuadro "clínico" de la "paciente". De unos 30 años, la joven podía calificarse con un diez en cuanto a sus atributos femeninos. Vestida con un elegante abrigo de piel que de inmediato la clasificaba como de estrato alto, parecía la mamá del muchachito y sin dudas estaba metida en problemas. 
Con el paso de los minutos las muestras de preocupación de la bella mujer se hacían mas notorias. A sabiendas de cuál seria su respuesta, Miguel no pudo resistir la tentación de ofrecer su ayuda. Un cortante pero cortés "nada que puedas resolver" salió sin remordimientos de los bien delineados y provocativos labios. Por sapo, pensó mi amigo y dándole la espalda siguió haciendo su cola. En la taquilla no se percibían movimientos tendientes a vender las localidades. Quizás pretendían tomarse algo de tiempo  para la llegada de más espectadores.
Solo pasaron algunos minutos desde el fallido intento de abordaje, cuando la fila comenzó a moverse. La venta de los tíquets produjo un aumento en las muestras de preocupación de la bella joven, esta vez fue ella quien abordó a mi amigo. Con un notorio cambio de actitud pero sin dudas muy angustiada, pidió que cuidara al niño mientras ella daba una mirada por los alrededores. Entregó unos billetes cuidadosamente doblados. El monto cubría el valor de cuatro entradas y sobraba para los dulces. La cuarta entrada indicaba que esperaba otra persona, ¿Quizás el padre del niño? 
Pactaron un  encuentro en el mezzanine del teatro antes del inicio de la película. Debía apurarse, la cola se acortaba rápidamente. Un algodón de dulce fue suficiente para mantener distraído al niño, mientras llegaban los padres. La película estaba por comenzar y estos nada que aparecían. Miguel nuevamente se reprochó, por sapo.
Finalmente, entró tarde a la sala por esperar la llegada de la pareja. Decidió tomar unas sillas al lado de la entrada para enterarse de su llegada, pero nada. En que lío se había metido.
El algodón de dulce, galletas y una bebida son suficientes para llenar el estómago de un niño y dejarlo dormido hasta nueva orden; menos mal, se dijo Miguel. Imagínense a ese muchachito despierto y preguntando por la mamá. 
Miguel no se enteró de la película, el tiempo pasaba y la joven y el supuesto acompañante no daban razón de vida. No tenía otro camino, debía avisar a la Policía. Menudo lío se le había armado, en estos regímenes totalitarios los agentes del orden podían ser un problema mayor. Para colmo de males, colombiano. A finales de los 80, ser colombiano, aún en la lejana Rumanía, tenía sus connotaciones. Solo, con el niño al hombro y con mil vainas en la cabeza se acercó a una patrulla de la Policía. 
Ser médico tiene sus ventajas y esta vez no fue la excepción. Miguel, el niño y el oso fueron llevados a una estación de policía cercana. Allí fue tratado de una manera condescendiente, escucharon su relato y lo dejaron en una sala de espera con el niño, aun dormido. Aunque se sentía tranquilo, recordaba la frase de su madre: "por la verdad murió Cristo", no podía dejar de mirar la puerta custodiada por un agente con apariencia de gorila y con cara de pocos amigos. A todas estas ya pasaba la media noche y necesitaba dormir, en la mañana había que ir al hospital.
De pronto el penetrante ruido de una alarma se sintió en la estancia. En medio del sueño reconoció a la joven de la taquilla que acompañada por más policías lo señalaba con ira. Miguel intentó incorporarse pero el gorila lo detuvo con un golpe seco. ¿Qué pasó? ¿En dónde estoy? Abrió bien sus ojos, reconoció el piso de su habitación, se había caído de su cama, el molesto ruido lo producía su despertador, todo había sido un sueño.