Decidí
no escribir en caliente, esperar el natural paso del tiempo, escuchar otras
opiniones, dejar sedimentar la experiencia, en fin, evitar un comentario que
pudiera ser interpretado como un barranquillerismo más. Quise tomar tiempo para
saborear y disfrutar los ecos del magnifico espectáculo ocurrido el jueves de
precarnaval antes de escribir un comentario sobre la coronación de la reina Isabela
Chams. Nunca había estado de cuerpo presente en las actividades previas al
carnaval. Hasta este año Tele Caribe había sido el medio utilizado para
enterarme de los eventos previos a los cuatro días de juerga.
No
tenía con quien ir, Maruja decidió visitar a los hijos en Bogotá y los amigos
ya tenían sus reservas, no encontraba compañía apropiada para tan altos
menesteres musicales, el concierto de Rubén Blades era mi motivación para
asistir, el espectáculo de la coronación era un “bonus track”. Un par de amigos
del interior de paso por Barranquilla, sin mayor experiencia en cosas de
carnaval, pero entendidos en la salsa de Rubén sirvieron de excusa para asistir
a última hora. Por llegar tarde al estadio esperaba encontrar el tradicional
bolobonchi en la entrada, pero no, quedé gratamente sorprendido cuando noté una
corta fila para entrar a mi localidad. La brevedad de la fila no fue la única
sorpresa encontrada, un aseo impecable en todas las áreas, excelente sonido,
tarima de proporciones internacionales, comidas rápidas de restaurantes
reconocidos, buena seguridad, público de todas las edades y estratos sociales
unidos para disfrutar un espectáculo de carnaval solo visto en los mejores
escenarios. Durante una hora, aproximadamente, la reina y un grupo de más de
300 artistas se pasearon por todos los ritmos caribeños haciendo un homenaje a
los más grandes artistas de la región. Mientras Isabela con gran derroche de
energía y capacidad artística bailaba al son de las inolvidables melodías, el
público disfrutaba del excelente montaje, el “bonus” resultó realmente espectacular.
Cerrar la presentación con el himno de Barranquilla y los juegos pirotécnicos
fue sensacional.
A
todas estas mis acompañantes cachacales no daban crédito a sus ojos, la
producción totalmente Quillera, tomó en cuenta hasta el último detalle, el
nivel es difícilmente superable,
comentaron. Cuando aun resonaban las notas del himno de Barranquilla, la
producción del concierto comenzó a preparar el escenario. La excelente tarima
se engalanó con la orquesta traída por Rubén, una autentica “big band” con un sonido
de mayor calidad al escuchado durante la coronación. El panameño abrió con
Plástico y cerró con Pedro Navaja éxitos del álbum Siembra el mas vendido de la
historia de la salsa. Interpretó sus canciones, nos presentó algunos proyectos,
contó algunas anécdotas, se tomó fotos, alcanzó el tiempo para homenajear a Héctor
Lavoe, fueron tres horas de música de la mejor calidad. A las 2:00 de la mañana,
siete horas después del fácil ingreso, dejamos el Romelio henchidos de buena música,
satisfechos por el espectáculo observado y orgulloso por vivir en una ciudad
capaz de montar un evento de talla internacional.
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