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miércoles, 11 de marzo de 2020

¿Bodas de qué?

Acabo de confirmarlo, ya no tengo dudas, es un hecho, ahora el tiempo pasa volando. En mis tiempos de niñez y adolescencia, cuando el tiempo pasaba de la forma adecuada, lento como debe ser, los aniversarios de bodas eran todo un acontecimiento. El tiempo daba el lugar para los preparativos necesarios, las parejas, ya entradas en años, con el sol a las espaldas como dicen, celebraban el aniversario de bodas con curas, amigos, hijos y toda la vecindad. Era un acto para mi percibido como una fiesta del tiempo, de premio por el aguante, la gente decía con tono de gravedad han pasado tantos años. Los que me generaban más expectativas eran las bodas de plata, veinticinco años de casados, las parejas lucían como viejitos, la celebración semejaba la llegada a una meta. En mi mentalidad de niño y adolescente las bodas de plata se veían lejísimos, las de oro ni pensarlo, creo que nunca asistí a una de esas.
Esta mañana, el acostumbrado sonido del despertador no fue la diana tradicional para levantarnos. Esta vez un calambre en mi pierna izquierda activó las alarmas de la casa. Maruja, todavía medio dormida, procedió a realizar con presteza los respectivos estiramientos necesarios para corregir mi pierna adolorida. Sus atenciones rápidas mejoraron mi molestia y luego de darme unos consejos de cómo evitar un próximo episodio paso a leer las noticias de la mañana.
El coronavirus y las noticias de la mañana coparon el tiempo de Maruja mientras yo me afeitaba. En una mañana usual en casa de los Forero la primera llamada a los hijos en Bogotá es con motivo despertador. Se cumplió con rigor el rito de llamada y de recomendaciones varias: cuidado en la calle, no den papaya, cuídense de etc, etc, etc. 
En esas estábamos cuando Maruja sentenció, se te olvidó… No, respondí con la naturalidad obligada del que todo olvida. Le recordé a Maruja que en los días previos habíamos pensado ir a comer, a solas, para celebrar nuestro aniversario...
¿Bodas de que tocan? Pregunté con la naturalidad del ignorante, sin pensar que el peso del tiempo me caería encima sin atenuantes. Restamos mentalmente, hicimos cuentas, tomé la calculadora del celular, no lo podía creer, 25 años de casados, miré en Google para cerciorarme, no había lugar a error, las bodas de plata.
Sonreímos y nos dimos un beso, así era, 25 años de casados que pasaron tan rápido y tan bien vividos que ni nos dimos cuenta.

2 comentarios:

  1. Marta Claudia /Elías. Hace 25 años comenzaron a ser pareja feliz, el tiempo pasó volando pero la felicidad siempre estuvo presente, por lo tanto, los próximos 25 llegaran felizmente volando.

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  2. Elías No se quien Raikiri Kuro el cual sale en el comentatio que yo hago. Yo no uso ese nombre. Carlos Lopierre.

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