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lunes, 11 de abril de 2016

La maleta de viaje



Todo placer tiene un precio que debe ser pagado para disfrutarlo. Cuando se trata del placer de viajar son varios los precios que hay que pagar. Las largas esperas en los aeropuertos, las turbulencias, los costosos pasajes, la inseguridad en las carreteras son circunstancias que debemos sortear para disfrutar de un buen viaje. Un requisito que debe cumplirse sin errores para gozar cualquier tipo de paseo, por corto que sea, es preparar bien la maleta. 
Aprendí a hacer maleta a muy temprana edad de la mano de la tía Magola. No hay nadie que haga mejor una maleta que la tía. Sobre todo cuando se trata de empacar baratijas de contrabando. Hasta el último resquicio era útil para traer los encargos. Los zapatos se rellenaban con prendas íntimas, las cajas eran desechadas por ocupar mucho espacio, las prendas de vestir eran sometidas a un proceso envolvente para dejarlas reducidas a una bolita que se acuñaban con otras para aprovechar todo el espacio disponible. 
Hacer maleta es un arte y tiene una particularidad, sirve para identificar al viajero. El pasajero se saca por la maleta dice el adagio popular y es verdad. 
Cuando usted levante una maleta vacía que lleva a otra de menor tamaño en su interior inmediatamente sabe que ese pasajero va para Miami. Sin tener en cuenta el cambio del dólar, lleva lista de compras y tiene una camioneta alquilada para ir a los outlets. 
El contenido del equipaje permite vislumbrar hasta la edad del pasajero. Cuando en la maleta se encuentre una botella de aguardiente, una edición de la revista SOHO y  unos condones camuflados, ese pasajero tiene entre 20 y 30 años. En el caso de encontrar una botella de Whisky, una revista Semana y escondidas unas tabletas de Viagra ese viajero está entre los 30 y 40 años. Los mayores de 40 pero menores de 50 llevan una botellita de vino, una novela de reciente publicación y no les puede faltar el omeprazol. 
Cuando el contenido de la maleta sea un frasco de Milanta, el periódico del día anterior y un pequeño maletín lleno con toda suerte de pastillas para todos los achaques posibles ese personaje lleva sus añitos habitando el quinto piso.
Con toda intención deje el comentario del equipaje femenino para el final. La razón es que quizás es la única situación en donde es fácil identificar a las mujeres. Porque sin considerar la edad, las costumbres o la procedencia la maleta de una mujer siempre llevará todas las cosas posibles que se puedan meter necesarias o no, así son ellas. 



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