No puedo evitarlo, el sentimiento supera la razón, cuando escucho la melodía de las cuatro fiestas me dan ganas de soltar lo que tengo y ponerme a bailar y a cantar. La canción del maestro Adolfo Echeverría a ritmo de maestranza, abre la temporada navideña y no hay barranquillero que no se estremezca al oír los tambores y el estribillo “que linda la fiesta es, en un ocho de diciembre".
En la fiesta de velitas se amalgama de manera equitativa las costumbres familiares, religiosas y parranderas para hacer que esta celebración sea recordada por siempre. En la noche de las velitas participan todos los miembros de la familia. Desde los más chicos, encargados ahora de cubrir la velita con el tradicional farol de colores, hasta los abuelos que se levantan temprano para mantener la tradición y cuidar que los nietos no se vayan a quemar jugando con la parafina caliente. Pasando por los jóvenes y no tan jóvenes que con la excusa válida de esperar las cuatro de la mañana para prender las velitas, arman una fiesta de tal magnitud que siempre dura mucho más de lo que la tradición dicta. Esta última anotación muestra un aspecto único de nuestra fiesta, su celebración debe ser a las cuatro de la mañana, no a las siete de la noche como en otros lugares de nuestra patria.
Hoy, la tradicional fiesta de velitas ha perdido un componente de los mencionados en la letra de la canción. Mis contemporáneos recuerdan con nostalgia la quema del triquitraque. Las hojas de las también llamadas martinicas de la famosa marca "el vaquero" eran quemadas durante toda la noche esperando la madrugada. Los pelaos corríamos por las calles haciendo figuras con las luces de bengala, prendiendo triquitraques, estallando cebollitas, totes, matasuegras. Gozábamos viendo los volcanes multicolores y los voladores que completaban el arsenal pirotécnico con el que grandes y chicos de aquellos años disfrutábamos de la velada. Claro que también fueron muchos los lesionados. Mi pie derecho recuerda, sin mucha nostalgia, la quemadura producto de un triquitraque volador que de manera inexplicable entro en mi zapato. Un mal menor para todas las lesiones producidas por el uso inadecuado de la pólvora, de manera que bienvenida la veda para su uso.
La fiesta de velitas abre la temporada navideña, vamos a prender velitas a las cuatro de la mañana para mantener la tradición, a bailar las cuatro fiestas hasta amanecer y a disfrutar de la presencia de todos los miembros de la familia en una sola fiesta.
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