La interjección ajá
Hace algunos años una prestigiosa profesora
universitaria y traductora, de origen franco árabe, estaba en problemas con un
texto que debía llevar al francés. La dificultad consistía en que no encontraba
como traducir la frase “santo cachón” en su contexto original. Una llamada al
único costeño disponible en la zona, yo, fue necesaria para salir del atolladero.
Durante treinta minutos trate de explicar las diferentes acepciones que un
costeño puede entender de la frase. Sinceramente, todavía hoy creo no fui lo
suficientemente claro con la profesora. Espero que la traducción de aquella
canción vallenata de los 90 conserve el mensaje que el autor pretendía. El comentario va a que para entender bien un dialecto hay que vivir en la zona en donde se habla. Se imaginan ustedes a esta respetable profesora tratando de traducir de manera correcta un “ajá” La parte fácil de la traducción la trae el diccionario. Aja se clasifica como una interjección que demuestra aprobación, asombro o sorpresa, hasta aquí, todo en orden.
El problema es que los habitantes del Caribe utilizan
la mencionada interjección para resumir, en una palabra, innumerables
situaciones del diario vivir. Ajá se torna en una grandilocuente palabreja con
significados diferentes dependiendo en buena medida del tono de voz utilizado y
de manifestaciones no verbales como manotear, levantar una ceja, sonreír y
otras más. El “tonito” y las manifestaciones mencionadas acompañan el
pronunciamiento de esta corta pero útil palabrita otorgando el sentido a las
cosas.
Para los habitantes de la región Caribe, entonces,
ajá es una palabra de múltiples significados. Se utiliza como expresión de
sorpresa, de apremio, de malicia, de asentimiento, de fastidio, de aceptación,
de resignación, de ponerse de acuerdo, de cierre de una frase, como complemento
a algo que no se sabe expresar, de cuestionamiento. Todo dependerá de la
situación y de las expresiones no verbales que acompañen su uso.
Puede decirse, sin temor a equivocarse, que el Ajá supera
en “acepciones” al más global “carajo” a la muy garciamarquiana “mierda” y a la
también autóctona “Eche”
Es tal la cantidad de acepciones que se pueden
derivar del uso del ajá, que no me imagino a un traductor de origen extranjero
tratando de entender y traducir del costeño a cualquier otro idioma la
respuesta de un caribeño cuando dice, “porque ajá”
Hola Elías!. ya me pasó. En mi caso era la traducción de "Bollo Poloco" del español al italiano. Lo resolví con una nota al margen y en forma general, para el caso en cuestión hasta una fotografía serviría, pero en tu caso un concepto no es fotografiable.
ResponderBorrarComo sospecho que de pronto no sabes lo que es un bollo poloco, te dejo la tarea.