Hombre cobarde no besa mujer bonita, está frase que escuché por primera vez a mi amigo Manfred, me la repito con mucha frecuencia, en diferentes escenarios. Obviamente, no para refrendar mi éxito al besar a la bella Martha Claudia aquella noche araucana cuando, llenó de valentía, decidí hacerla mi novia; ni mucho menos para intentar algún devaneo con otra figura del género femenino que impacte mis sentidos.
No, claro que no, me refiero a muchas cosas que dejé de hacer en la vida por
razones tan disímiles como el miedo, la desinformación, el temor al que dirán,
la falta de presupuesto o simplemente por prejuicios muchas veces
inexplicables.
Haciendo memoria, recuerdo algunas experiencias que no pude llevar a cabo por alguna de las razones previamente mencionadas. Por ejemplo, conocer Machu Picchu. Estando en Lima, fui invitado a conocer el bello asentamiento Inca. La invitación sin duda muy tentadora, fue rechazada en su momento, por temor a sufrir el llamado mal de altura que se puede sentir al llegar a Cuzco, paso obligado para llegar a Machu Picchu. Recapacito y sigo teniendo el mismo temor de “besar” a esta bella; preguntaré a mi cardiólogo la pertinencia de este viaje.
Haciendo memoria, recuerdo algunas experiencias que no pude llevar a cabo por alguna de las razones previamente mencionadas. Por ejemplo, conocer Machu Picchu. Estando en Lima, fui invitado a conocer el bello asentamiento Inca. La invitación sin duda muy tentadora, fue rechazada en su momento, por temor a sufrir el llamado mal de altura que se puede sentir al llegar a Cuzco, paso obligado para llegar a Machu Picchu. Recapacito y sigo teniendo el mismo temor de “besar” a esta bella; preguntaré a mi cardiólogo la pertinencia de este viaje.
Estando en Estambul, me abstuve de llegar a la
Capadosia y subirme a uno de los muchos globos aerostáticos que atraviesa la
zona, por la inseguridad que siento al subirme en estos vehículos. Todavía hoy
no sé si estos aparatos son seguros de manera que esta otra “bella” sigue en
espera.
Otras “Mujeres Bonitas” nunca he tenido oportunidad
de besarlas pero son empresas plausibles, por ejemplo, todavía puedo tener un
programa de radio. La radio me viene por la vena familiar y siento que podría
hacer un buen programa de variedades con musica, noticias y notas médicas. Sin
embargo, mi programa entraría a competir con muchos otros por la audiencia de celadores
o gentes que sufran de insomnio. Este beso no parece muy llamativo.
Todavía puedo montar un bar bien elegante en donde
el asistente pueda disfrutar de su bebida preferida acompañado de la mejor
música en vivo. El problema es que esa empresa puede resultar muy costosa y
necesito de un socio capitalista que por hoy no vislumbro. Otro beso fallido.
Incluso todavía puedo dedicarle tiempo a la
política. Es un tema por el cual me siento atraído. Pero luego de ver todo lo
ocurrido en la reciente campaña electoral mejor sigo ejerciendo mi profesión y
me olvido de cantos de sirenas y de “besos” a mujeres no tan bellas
Veo que nadie te comenta, pero aquí estoy yo. Un día la escuché de un primo, me quedó sonando y hoy la uso para dar una lección a mi hijo. Bien hecho..
ResponderBorrar