El curso de reumatologia programado para este año, en la ciudad de Pasto, generaba muchas expectativas. La nueva junta directiva de la asociación interpretando el sentir de los miembros decidió hacer un curso presencial. El reencuentro luego de la pandemia, era esperado por todos. Sin embargo cierta preocupación se sentía en el ambiente por el lugar escogido para el evento. Que era una ciudad pequeña para acoger un curso grande, que sus problemas con el aeropuerto, en fin era la oportunidad de conocer una ciudad que tal vez de otra manera no visitaríamos. Pues cuan equivocado estaba.
Comencemos por el viaje. Pese a las condiciones climáticas que vive nuestro país, el viaje fue igual a cualquier otro viaje hecho en Colombia. La temida aproximación y el aterrizaje en el Antonio Nariño de Pasto fue igual a la de cualquier otro aeródromo colombiano localizado en tierra montañosa. Ahora pienso que eso del terrible aterrizaje en el aeropuerto nariñense es otro cuento más de los pastusos para que no vaya tanto forastero a tirarse su bella ciudad.
No solo bella sino gran ciudad, con todas las letras. Pasto no es ninguna ciudad intermedia. Es toda una capital con una gran infraestructura, muchas dobles calzadas, una gran via de 8 carriles; magnificas carreteras que bordean impresionantes abismos para conectar los municipios cercanos; nuevos edificios para habitar en el norte de la ciudad con acabados modernos. Pasto es una ciudad a los pies del Galeras bonita, limpia, sin pordioseros. La verdad no vi indigentes, ni limpiadores de vidrios, ni saltimbanquis, nada de eso. Lo que sí vi y por cantidades es gente amable, sencilla, dispuesta siempre a atender al que pregunta, sin miedos, sin recatos. Qué linda es la gente pastusa.
La laguna de La Cocha es un bello atractivo natural localizado a unos 20 kilómetros de Pasto y a 2680 metros sobre el nivel del mar. La belleza del paisaje y la tranquilidad que se respira en la zona hacen de este lugar un magnifico destino para el descanso y la relajación de la ajetreada vida diaria.
En medio de este paraíso natural y arquitectónico se produjo el reencuentro de los reumatólogos colombianos. La verdad no pudo ser mejor el lugar escogido para el curso XII de nuestra asociación. La alegría producida por el encuentro postpandémico no pudo estar mejor enmarcada. El magnifico programa científico y cultural quedará en los anales de la ACR como uno de los mas sentidos de nuestra historia.
Cierro esta humilde nota expresando mi agradecimiento a la junta directiva y especialmente a Carlos Arteaga y a Orlando Villota por las atenciones y el empeño puesto en este curso. San Juan de Pasto prometo que volveré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario