Quisiera tener el don de la palabra,
para resumir todo lo que pienso
en una frase contundente e inobjetable,
nada más.
Pero, solo soy un médico,
entrenado para atender pacientes
y para enseñar a otros que comparten mi vocación,
nada más.
Sé lo que quiero.
Quiero que como consecuencia de mi trabajo,
los pacientes se recuperen o se alivien
en el menor tiempo y al menor costo,
nada más.
Quiero por ese trabajo
recibir una remuneración justa,
que traiga a mi familia seguridad económica,
nada más.
Sé también lo que no quiero.
No quiero ser un oportunista,
ni un mercader de la salud.
Para trabajar bien no necesito aplausos,
ni golpecitos en la espalda,
solo necesito los insumos necesarios y
estabilidad laboral, solo eso y
nada más.
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