jueves, 27 de diciembre de 2018

Comprar en un outlet


Los Estados Unidos ejercen sobre los latinoamericanos una fascinación particular. La imponencia de sus ciudades, la tecnología puesta al servicio del hombre, las facilidades para los discapacitados, sus innumerables parques de diversiones, los interesantes museos y en fin tantas cosas que se inventan los norteamericanos para sacarle la platica al turista hacen que valga la pena volver a visitar al gran hermano.  Una de las atracciones más solicitadas por los turistas de todas las procedencias es ir de compras a un "outlet".
 Casi con delirio y premura se organizan para ir al "outlet" mas grande, al que tenga todas las marcas, no importa cuán lejos se encuentre. Se alquilan camionetas, carros, todos los hoteles tienen diseñado su paquete, para llegar de alguna forma, ojalá antes de que abran los almacenes, cosa de preparar bien el "asalto".
 El hecho concreto es que una vez en el sitio, la única frase válida es "nos vemos aquí en tantas horas" dándose la partida a un rally de compras inimaginable. Se compra porque lo encargaron, porque le gustó, porque esta bonito, porque se puede necesitar, porque no tenía de esas, porque tengo pendientes unos regalos, porque viene la Navidad y no sé cuántos porqués mas.
Se preguntarán al momento de leer esta nota porque de manera intencionada omití la razón fundamental para asistir a un outlet. Ya que ni el más ponderado de los turistas dejará de anotar que los precios en estos almacenes son "bajísimos", que casi están regalando los productos. No hay tal, si bien es cierto que todos los almacenes en las paredes de atrás tienen artículos realmente económicos, estos ya son los saldos de los saldos, llevan meses tratando de ser vendidos, algunos lucen como usados, de manera que solo un absoluto desprevenido compraría un saldo de esos. Mientras tanto, a la entrada de los almacenes, se encuentran artículos de colecciones recientes pero que salieron de los nuevos catálogos de la marca y que pueden comprarse por unos dólares menos, pero no a los famosos precios de regalo que tanto anhelan los compradores. Hasta aquí en realidad no hay mayor dificultad, el problema es que al presupuesto de compras en el outlet debe adicionarse los costos de llegada al outlet y el embarque de lo comprado, equilibrándose los costos de la compra. Veamos lo que les digo, el transporte hasta el outlet puede costar unos 45 dólares por persona, la maleta extra, adquirida por pasarte de compras, cuesta en promedio 50 dólares y la penalidad por peso o por maletas en el aeropuerto unos 35 dólares. Total, 100 a 150 dólares se adicionan al presupuesto por cuenta de la logística, lo que ya no hace tan barato el viaje a los outlets. Sin embargo, la visita a los outlets tiene una insospechada ventaja que en nada se relaciona con los aspectos comerciales.
Así es, hacer compras en un outlet implica caminar y hacer dieta lo que se convierte en una estrategia terapéutica muy completa para el control de las dolencias producidas por él reumatismo. Está bien descrito que a las señoras mientras recorren el outlet de arriba para abajo les desaparecen todos los dolores, pueden caminar durante todo un día sin el mayor asomo de cansancio y cargar mil bolsas de todos los tamaños sin chistar una queja. Al excelente ejercicio aeróbico que implica caminar por horas se adiciona que se les quita el hambre, no van a comer para tener más tiempo de hacer compras, esto se traduce en una dieta que facilita bajar esos kilos adicionales que tanto impactan la autoestima y también a las articulaciones. Es por todo esto que los norteamericanos tienen una razón más para visitarlos, el descubrimiento de otra herramienta para el tratamiento del dolor articular y el sobrepeso, una visita para hacer compras en sus outlets.

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