sábado, 21 de mayo de 2016

Papi necesito una cosa

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Un técnico en electrónica, contactado una mañana de domingo, para reparar un daño ocurrido a última hora en el internet de nuestro hogar, me hizo caer en la cuenta de una situación que se presenta con gran frecuencia en la cotidianidad de los hogares. 
Para ambientar el problema hago una pregunta a los amigos lectores sin esperar su respuesta: ¿Qué tienen en común un libro de Platero y yo de editorial Norma, un compás, cartuchos para impresora, cartulinas de diferentes colores y tamaños, un técnico para arreglar equipos de electrónica, un registro civil de nacimiento, o un disfraz del hombre araña?
La respuesta acertada es que los hijos anuncian la necesidad de alguno de esos objetos para el día siguiente a primera hora. Como pueden imaginarse, el pedido siempre llega cuando el objeto o persona no pueden ser adquiridos o localizados. El problema se presenta como un dolor de muelas, siempre que no lo esperas. En una angustiosa y apremiante llamada, hecha justo cuando llegas a casa después de una ardua jornada de trabajo, te dicen la fatídica frase “Papi necesito una cosa” que, pronunciada en tono inofensivo, anuncia el faltante o el daño.
Entonces a correr para conseguir la tal o cual cosa que debe ser llevada mañana a primera hora. Localizar al técnico en electrónica dispuesto a reparar el daño del internet, notado a las 9:00 pm. Toda la familia entra en acción con tal de conseguir el objeto faltante o localizar a quien pueda arreglar el daño de última hora.
Hay relación directa entre el grado de dificultad observado para encontrar el objeto y la fecha y hora de su solicitud, de manera que un pedido extemporáneo de festivo a las 9:00 pm o de lunes a las 6:30 am resulta inalcanzable.
Gracias al advenimiento de los supermercados y droguerías que tienen abiertas sus puertas las 24 horas, los pedidos a destiempo relacionados con estos campos ya encontraron la solución. El mercadito de los pobres o de los trabajadores, unos chocolates para el día del maestro, las toallas higiénicas, las cuchillas de afeitar y los medicamentos para la presión dejaron de ser un problema de procrastinaje familiar. Problema que no es de ahora, al mencionar las cuchillas de afeitar, recordé una ingeniosa propaganda radial de hace muchos años que les dejó de colofón para esta nota: ¿Tiene cuchillas Gillette para mañana? Recuerde que en el baño no las puede comprar......













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