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domingo, 27 de septiembre de 2020

Complementos nutricionales

Hace unos días contaba de las bondades del Vick Vaporub preparado por el abuelo Campo Elias Illera. Del ungüento decían que quien no se mejoraba con su aplicación necesitaba un médico. Otro “blockbuster” de la farmacia del abuelo era el Nutriol, la versión para los años 40 del hoy muy promocionado y vendido Ensure o de la Kola Granulada JGB, que a propósito tiene mas de 90 años en el mercado. El abuelo dispensaba este complemento nutricional en bolsas de libra y media libra para preparar con leche. El éxito de estos complementos radica en el sabor agradable que les permite ser consumido como un refresco. Desafortunadamente, no todos los complementos nutricionales tienen las bondades de los preparados ya mencionados, al fin y al cabo, los suplementos nutricionales son unos remedios y por tanto saben a lo que son.
En cuestiones de sabor de remedios me considero un experto. Resulta que como ya les había contado, fui un niño asmático y un poco enclenque por tanto mi mamá literalmente me hacia tomar todo lo que le recomendaran para mejorar el asma y subir del peso mini pluma, categoría en la cual estuve ranqueado hasta bien entrada la adolescencia. Pasé por todo, desde el Vick Vaporub del abuelo hasta la sopa de pichón de paloma. De todos las pócimas, brebajes y remedios que probé ninguno más feo que la emulsión de Scott. Recuerdo su sabor y me dan náuseas. Ningún argumento era bueno para tomarse la dichosa emulsión, que me pondría grande y fuerte, que se curaría el asma, que me dan un helado o un pudin, nada facilitaba el paso de ese Rubicón. Mi papá y el tío Samuel se inventaron una competencia con las primas a ver quien hacía menos caras y se tomaba la cosa esa. Para colmo de nuestros males, mi hermana siempre se ganó el concurso, la condenada se burlaba de nosotros y hasta repetía para que nos dieran más. La emulsión de Scott debería conceder algún reconocimiento a mi hermana por mejorar las ventas de su famoso aceite de hígado de bacalao.
El aceite del referido bacalao no fue el único responsable de mis penurias infantiles, había algo peor que la todavía vigente emulsión de Scott. Se trata de las periódicas y temidas purgas a las cuales fuimos sometidos por nuestros preocupados padres. El aceite de ricino, el Limolax y otros tantos brebajes usados como vermífugos, tenían un sabor y unas consecuencias tan desagradables que me abstengo de mencionar para evitar una inobjetable censura por mal gusto y también por que ya se acabó el espacio.

1 comentario:

  1. Como de costumbre amewno e interewsante el recuerdo de nustra niñes


    Interesante el recuerdo de parte de nuestra niñes


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